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Caso: centro-oeste de Catamarca, R.A. (*)
María Cristina Morláns
Bióloga
Mgter. en Conservación y Gestión del Medio Natural
Prof. Asoc. Ecología Agraria y Ecología del Paisaje
Facultad de Ciencias Agrarias
Universidad Nacional de Catamarca
Agradecimientos
A los Ing. Agr. Alejandro Quiroga y Eduardo de la Orden, docentes de la Cátedra de Ecología Agraria, Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Catamarca, por su constante apoyo y colaboración, especialmente en las tareas de campo.
A la Lic. Geoquímica Beatriz Alicia Guichón, personal técnico del CONICET, por su apoyo en el análisis fisiográfico de la región.
Al Ing. Agr. Ricardo Irastorza, Director Editorial de Agriscientia (revista científica de la Facultad de Ciencias Agropecuarias, Universidad Nacional de Córdoba) por sus correcciones de estilo y valiosas sugerencias.
Al Ingeniero Agrónomo MSc. Juan Anchorena, Profesional Principal del CONICET (Centro de Ecofisiología Vegetal (CEVEG). Buenos Aires, Argentina), quien dirigió el tema de Tesis que dio lugar al presente trabajo.
A Claudia Marcela Romero, hoy Ing. de Paisajes, por leer una y otra vez el manuscrito y señalarme los párrafos que no resultaban suficientemente claros y/o explicativos, y sobre todo, a Marcela y Celeste, por su AGUANTE.
S E C C I Ó N I
C O N S I D E R A C I O N E S G E N E R A L E S
CAPITULO 1: INTRODUCCIÓN. ÁREA DE ESTUDIO. RESEÑA HISTÓRICA
Introducción
Las regiones áridas y semiáridas del mundo presentan tensiones ambientales que se expresan en problemas de desertificación, pérdida de productividad de las tierras y, particularmente en el caso de los países poco desarrollados, aumento de la pobreza en las comunidades humanas.
La gravedad del problema fue reconocida por la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD, Río de Janeiro, 1992), que recomendó el establecimiento de un comité intergubernamental encargado de elaborar una convención de lucha contra la desertificación.
La Convención, destinada inicialmente a Africa, se extendió posteriormente a América Latina y el Caribe. Fue suscripta por la República Argentina en 1994 y ratificada en 1996 (Ley 24701).
La desertificación es concebida como un proceso que "consiste en la pérdida de la productividad y complejidad biológica o económica de las tierras ... y se debe principalmente a la variabilidad climática y las actividades no sostenibles del hombre" (PNUMA, 1995) y en el Preámbulo de dicha Convención se reconoce que (la desertificación) “tiene su origen en complejas interacciones de factores físicos, biológicos, políticos, sociales, culturales y económicos” (CCD, 1995), a los que debería agregarse aspectos históricos relacionados con la historia de ocupación de las tierras y apropiación de sus recursos.
Este trabajo tiende a evidenciar la existencia de un proceso retroalimentado de degradación ecológica y social que los nuevos escenarios pueden acelerar o detener y revertir.
Debido a la globalidad de la problemática ambiental, el estudio no es ni estrictamente ecológico ni estrictamente socio-económico sino que se inserta en el ámbito de la interfase sociedad/naturaleza, reduciendo su complejidad mediante el reconocimiento de sus componentes y vinculaciones más significativas.
La importancia de entender tales interrelaciones se considera imprescindible para el manejo sustentable de los sistemas ecológicos, ante las crecientes demandas de la sociedad (Lubchenco et al, 1991).
Área de estudio
La provincia de Catamarca se ubica en el noroeste de la República Argentina; ocupa una superficie de 100.096 Km², siendo más de la mitad de ella de carácter montañoso. De la superficie total, el 80 % presenta condiciones de aridez y un 15 %, de semiaridez.
Comprende cuatro provincias geológicas: Puna, Cordillera Frontal, Sistema Famatina y Sierras Pampeanas Noroccidentales (Figura 1), que condicionan en gran medida la distribución de los aportes pluviales y el diseño de las redes de drenaje. Indirectamente (a través de las geoformas y de la distribución de la humedad) influyen en el desarrollo y maduración de los suelos y en el tipo de flora y vegetación .
Figura 1: Provincias Geológicas.
Se reconocen en Catamarca seis Provincias Fitogeográficas (Figura 2): Yunga (Dominio Amazónico), Chaco, Prepula y Monte (del Dominio Chaqueño) y Puna y Altoandina (Dominio Andino Patagónico), lo que pone de manifiesto la alta diversidad paisajística de la provincia de Catamarca.
Figura 2: Provincias Fitogeográficas.
Geográficamente y también en relación con la presencia de los cordones montañosos, que condicionan la pluviosidad y por ende la capacidad productiva, Catamarca se divide en cuatro zonas o regiones (Miatello, 1960), a saber:
- Zona Este, al este de la cadena El Alto-Ancasti, con precipitaciones anuales comprendidas entre los 600 a 500 mm;
- Zona Central, entre la cadena mencionada y la de Ambato-Manchao, con 300 a 400 mm de precipitación anual;
- Zona Centro Oeste, entre el Ambato-Manchao y el Sistema Famatina, donde las precipitaciones son del orden de los 150 a 300 mm/año;
- Zona Oeste, al oeste del Sistema Famatina y Cordillera de San Buenaventura, con precipitaciones estimadas en menos de 100 mm por año.
En el centro oeste hay básicamente dos módulos de paisaje (Morello, 1958): los valles, en general longitudinales y angostos y los bolsones (anchos, aproximadamente equidimensionales), además del marco montañoso común a ambos.
Desde el punto de vista fitogeográfico, la vegetación de valles y bolsones corresponde a la Provincia del Monte y la que cubre las laderas de las montañas circundantes, a la Provincia de la Prepuna (Cabrera, 1976; Morláns, 1995).
Es en esa región de la provincia donde se encuentra el Bolsón de Pipanaco (Figuras 3 y 4), entre los paralelos 27°30' y 28°30' LS y los meridianos 66° y 67° LW, aproximadamente, tomando parte de la vecina provincia de La Rioja. En la provincia de Catamarca, el Bolsón ocupa una superficie de unos 10.000 Km².
Según la división política de la provincia (Figura 3) el área comprende aproximadamente el 95% del departamento Pomán, poco menos de la mitad de Andalgalá, un 22 al 24% del departamento Belén y un muy pequeño sector del departamento Tinogasta, cuya población no tiene mayor ingerencia en el Bolsón y por tanto no será incluido en este estudio.
Figura 3: División política. Area de estudio
Figura 4: Fotografía de la imagen satelital del Bolsón de Pipanaco. Escala original: 1:500.000.
Reseña histórica
El Bolsón de Pipanaco es un claro ejemplo de procesos de desertificación, que reconoce condicionantes climáticas potenciadas por inadecuadas intervenciones antrópicas.
El Bolsón presenta un clima árido pero no desértico y la vegetación natural desarrolló estrategias de supervivencia frente a precipitaciones escasas, mal distribuidas y temperaturas elevadas durante gran parte del año. Entre tales estrategias se destaca el carácter freatófito que presentan aquí los árboles, que permitió la existencia de bosques que constituyen el componente estabilizante por excelencia del sistema ecológico de los bolsones.
Hasta los años 1500 - 1600 los valles y bolsones del noroeste argentino (entre ellos, Pipanaco) alojaron a una de las civilizaciones (Kakana o Diaguita) más avanzadas del territorio que es hoy el país. Restos de ciudades, terrazas de cultivo y canales de riego testimonian que, tras siglos de coevolución con el medio biofísico, los Kakanes habían logrado superar los aspectos adversos y obtener el óptimo beneficio de los recursos naturales existentes (Karlin et al, 1997).
La región era rica en maderas duras y recursos forrajeros herbáceos y leñosos. Los aborígenes practicaban agricultura irrigada, ganadería, alfarería y en forma incipiente la metalurgia y minería.
A partir de 1550 ingresaron a la región diversas corrientes conquistadoras que luego de cruentas batallas, impusieron su cultura.
La nueva cultura desconocía las complejas interacciones biofísicas y de intervención antrópica evolutivamente establecidas y visualizó a los recursos naturales exclusivamente desde la perspectiva de su función económica y con criterio cortoplacista. Esta percepción fue transmitida a las sucesivas generaciones y aunque el Bolsón de Pipanaco siguió generando riquezas por algún tiempo, al cabo de menos de 300 años de sobreexplotación se produce el primer colapso del sistema ecológico-económico. La región comenzó a tener saldos migratorios negativos y la situación ambiental se perpetuó en una condición de alto deterioro ecológico (lento pero sostenido), baja productividad y agudas carencias sociales.
Entre mediados y fines del siglo XIX la región centro-oeste de la provincia tuvo un período de marcada prosperidad, atribuible principalmente al hecho de ser camino obligado del intercambio comercial con Chile, Bolivia y Perú. También se realizaba en la región una importante actividad minera que generaba exportaciones de cobre, el que se fundía localmente, utilizando como combustible las especies forestales locales.
Burmeister (1944) destaca la existencia en los años 1857-1860, de un animado tráfico hacia Chile, país al que se arreaban anualmente unas 50.000 bovinos. Estos eran engordados en los alfalfares de Copacabana (departamento Tinogasta) a fin de prepararlos para el traspaso de la Cordillera de los Andes.
A partir de 1870 el país se incorpora al mercado mundial y al esquema de la división internacional del trabajo (como exportador de materia prima e importador de productos manufacturados). El grueso de las exportaciones se canaliza por el puerto de Buenos Aires, estableciéndose una vinculación directa entre éste y los nuevos mercados europeos.
La nueva situación modificó drásticamente las relaciones intra-nacionales. Algunas provincias, como Tucumán y Mendoza, lograron integrarse (merced al monocultivo de caña de azúcar y a la industria vitivinícola, respectivamente), al nuevo modelo económico. Pero otras (y entre éstas, Catamarca) al cesar su conexión comercial con los países vecinos, fueron sólo espectadoras, partícipes de un orden económico que no les reservaba más que un lugar secundario en la escena nacional (Atlas Total de la República Argentina Nos. 60 a 65, 1983)
En el caso de la zona en estudio, ya para 1869 se señalan evidencias de emigración masculina; esta tendencia aparece acentuada en el censo de 1895 y, en el tercer censo nacional (1914) se hace manifiesta también la emigración femenina (Miatello, 1960).
La inmigración fue, en los mismos años, escasa; los pocos extranjeros (predominantemente españoles y sirio-libaneses) o argentinos no catamarqueños que se radicaron en la zona, eran más artesanos o comerciantes que campesinos, ya que estos últimos optaban por zonas más ligadas al modelo agroexportador imperante por entonces.
En el período considerado, la producción secundaria fue decreciendo y las industrias, artesanales, no lograron evolucionar y modernizarse; el comercio era esencialmente minorista o de acopiadores. La producción primaria estaba en general en manos de mujeres y niños y era más que nada de mantenimiento (Miatello, 1960).
El comercio exterior se extinguió; la actividad minera, tras consumir grandes extensiones de bosques, decreció hasta sólo quedar en explotación unas pocas minas de bajo rendimiento y sin incidencia económica (Salvatierra de Desjardins, 1978).
La concentración urbana, que se acelera a partir de 1914, alcanza proporciones extraordinarias en 1980 y ya desde 1947 la administración pública, con muy bajos niveles salariales, pasa a ser la principal fuente de ocupación tanto a nivel regional como provincial.
Históricamente, el gasto público provincial ha representado más del 90% del Producto Bruto Geográfico, situación que actualmente se intenta revertir (Plan estratégico consensuado, Doc. 2, 1996).
Como consecuencia de los cambios económicos y estructurales que a partir de fines del siglo XX se han producido en el país (y como reflejo de la globalización de la economía), el gobierno provincial impulsó diversas políticas de captación de inversiones. Estas se basaron en: promoción de la radicación industrial, explotación de recursos naturales no renovables (minería) y agricultura intensiva, alentada a través de regímenes de diferimientos impositivos.
La radicación industrial se ha concentrado en torno a la ciudad capital, mientras que la agricultura intensiva se limitó inicialmente al valle o zona central de Catamarca.
Esta última actividad implica el desmonte a tabla rasa de las tierras puestas en producción, en las que ya se observan señales manifiestas de erosión eólica.
Desde el año 1996, los beneficios del régimen de diferimiento impositivo se extienden hacia los departamentos que integran la región en estudio, en la que recientemente se están radicando empresas agropecuarias y turísticas .
También se han instalado en las adyacencias del Bolsón tres grandes empresas mineras, productoras de cobre y oro. Una de ellas (Bajo de la Alumbrera) se encuentra ya en plena explotación.
Dado que todas estas actividades se basan en la explotación o re-explotación de recursos naturales, existe el riesgo de que el proceso de crecimiento económico se traduzca en un mayor deterioro del patrimonio natural, puesto que la historia reseñada y las condiciones del ambiente físico determinan en el Bolsón una gran vulnerabilidad ecosistémica.
Por su envergadura, ellos generan expectativas de desarrollo social, pero también preocupación en cuanto a sus consecuencias, frente a una población que hasta ahora se mantuvo apática en relación a los problemas ambientales y no modificó las pautas culturales heredadas.
Aunque en el discurso oficial se reconoce la necesidad de conservar la integridad de los ecosistemas y recursos ambientales de la provincia (Plan Estratégico Consensuado, Doc. 1, 1995), la consideración de la problemática ambiental es, en Catamarca, relativamente reciente (a modo de ejemplo, la Secretaría del Ambiente fue creada en 1996 y en 2003 pasa a denominarse Secretaría del Agua y el Ambiente).
Los problemas ambientales globales (capa de ozono, cambio climático) ocupan más espacio en la educación formal y no formal que los problemas locales (degradación del suelo, desertificación, desequilibrios hidrográficos, pérdida del patrimonio natural). Si bien éstos son difusamente reconocidos por la población en general, no hay demasiada comprensión acerca de los factores causales del deterioro ambiental ni de sus consecuencias locales. Para el Bolsón, el tema no ha sido nunca globalmente abordado.
Los antecedentes de estudios sobre la región son poco sistemáticos, muy dispersos y analizan problemas particulares con un enfoque reduccionista, estrictamente disciplinario.
La ecología, por su concepción ecosistémica, facilita la definición de un sistema unitario conformado por el conjunto de elementos bióticos y abióticos. Pero también se la señala como reduccionista cuando intenta explicar comportamientos sociales desde los paradigmas de la estructura biótica (Sejenovich et al, 1988).
CAPÍTULO 2. OBJETIVOS Y ENFOQUE DEL TRABAJO. DESCRIPCIÓN DE LA METODOLOGÍA EMPLEADA
Objetivos y enfoque El objetivo general de este trabajo consiste en articular la información sectorial, generando un conocimiento integrado acerca de la situación ambiental y sus causas (diagnóstico) que permita predecir escenarios o señalar tendencias de cambio con una visión prospectiva (propuestas y recomendaciones).
En este contexto, el ambiente se concibe como una unidad compleja integrada por dos grandes grupos o conjuntos de elementos interactuantes: uno perteneciente al medio natural, dado por la flora y fauna de un lugar y por diversos factores físicos, tales como las características del clima y del relieve; el otro, producto de la creación y organización humanas (medio antrópico o social), que involucra una complicada trama de hábitos, tradiciones, relaciones e instituciones, condicionado por factores culturales, económicos y políticos que resultan, a su vez, de un determinado proceso histórico (Morláns, 1993).
En virtud de la complejidad y multicausalidad de la problemática ambiental, las acciones tendientes a mejorar la calidad del medio social tendrán poco éxito si no van acompañadas de acciones de rehabilitación y conservación del medio natural. Inversamente, estas últimas por sí solas no contribuirán a elevar el nivel de vida de la población humana.
La perspectiva electoralista, frente a una población poco activa en relación a los problemas ecológicos, puede tentar a la dirigencia política a tomar decisiones que resulten en hechos aparentemente beneficiosos en el corto plazo, a costa de hipotecar seriamente el futuro.
Es importante entonces que la población y sus autoridades dispongan de los elementos de juicio necesarios para encontrar el punto de equilibrio, que garantice un desarrollo armónico con sustentabilidad ecológica, social y política.
El trabajo contribuye a:
a) adaptar una metodología que permita evidenciar la interacción existente entre los procesos demográficos, económicos y sociales, con la historia de ocupación de la tierra y apropiación de los recursos;
b) orientar a las fuerzas activas comunales, autoridades políticas y cuerpos técnicos hacia la resolución anticipada y armónica de problemas ambientales (tanto del medio natural como del medio social) a generarse, procurando que las oportunidades que hoy se presentan se constituyan en motor de un desarrollo sustentable, evitando y reparando los errores del pasado.
c) proporcionar criterios para una mejor ordenación del territorio.
La concepción holística que se pretende dar al diagnóstico entraña algunas dificultades metodológicas, ya que hace necesario recurrir a instrumentos y técnicas propias de las ciencias naturales como de las ciencias sociales.
A fin de conciliar ambos aspectos, se adaptó el enfoque propuesto por Riveros et al (1979) para el estudio de ejidos colectivos de zonas áridas de México, utilizado también por Gastó et al (1980) para ecosistemas áridos en la provincia de Mendoza, Argentina. Dicho enfoque considera a los ecosistemas como el resultado de la integración de cinco subsistemas, a saber:
- biogeoestructura: corresponde al recurso natural. Constituye el subsistema que va variando según el grado de intervención humana.
Entre los atributos más importantes para describir su estado se consideran: geomorfología, hidrología, uso actual del suelo, productividad agropecuaria, dotación animal, fisonomía vegetal (estructura, especies dominantes) grado de artificialización, condición y tendencia, capacidad y estacionalidad de uso, perfil edáfico, etc.
- socioestructura: corresponde al conjunto de variables relacionadas con la organización humana y originadas de la interacción social. Tiene una relación muy estrecha con el resultado socio-económico de la función productiva. En este subsistema puede evaluarse: la organización socio cultural productiva de la familia; distribución del trabajo; educación; costumbres, salud, etc.
- tecnoestructura: resulta de la integración de la socioestructura con la biogeoestructura, interacción que genera estructuras y arquitecturas diferentes a las propias de cada uno de estos componentes. De esta manera se producen arreglos topológicos en el recurso natural que son de baja probabilidad de ocurrrencia de no mediar una intervención humana. La transformación de la estructura y la arquitectura de algunos componentes de la biogeoestructura, diseñadas según el intelecto humano, genera las infraestructuras.
Interesa relevar aquí: construcciones destinadas a la producción, equipamiento, comunicaciones, energía, transporte, vivienda, etc.
- entorno ecosistémico: corresponde a la organización de la materia, energía e información que determina las características del ambiente incidente en todo ecosistema.
- sistemas incidentes: corresponde al conjunto de variables exógenas que, integradas en diferentes niveles y sistemas, modifican el ecosistema objeto de estudio. Los sistemas incidentes son, a su vez, receptores de las variables endógenas que el ecosistema origen entrega. En este aspecto se evalúan las relaciones de intercambio comercial, tecnológico y cultural, las migraciones, etc.
Esta aproximación conceptual resulta adecuada al tipo de estudio que se propone, ya que analiza los ecosistemas tomando en cuenta el estado actual de la biogeoestructura, las características del entorno físico y la condición socio económica y cultural de las poblaciones interactuantes. También indaga sobre los modos de intervención, la tecnología disponible y los diversos tipos de estímulos y modelos de gestión proporcionados desde la administración política.
A los efectos de facilitar la presentación de los datos generados, los subsistemas se agrupan de la manera siguiente:
i) Marco físico-biológico (recursos naturales), que comprende a los subsistemas Biogeoestructura y Entorno.
Para este marco, el objetivo específico es la zonificación del área en unidades de paisaje relativamente homogéneas (en relación a la escala del trabajo), como base para la determinación de unidades de manejo o gestión de sus recursos.
ii) Marco Socioeconómico, que comprende a los restantes subsistemas.
En este caso, el objetivo específico es reunir, a partir de datos de fuentes secundarias, información relevante a los efectos de dilucidar la actual relación sociedad-naturaleza.
Descripción de la metodología empleada
i. Marco físico-biológico (recursos naturales).
La delimitación de unidades homogéneas se basó en el método de Análisis Fisiográfico (Forero, 1981; Villotta, 1992), que ya ha sido empleado en la provincia de Catamarca para estudios ecológicos y edáficos (da Silva et al, 1983; Morláns y Guichón, 1995; Morláns et al, 1996).
En relación a la escala de trabajo, el nivel de aproximación corresponde a una fase de reconocimiento según el concepto de Long (1974), que permite destacar la naturaleza y distribución de los elementos que componen los grandes sistemas ecológicos.
El método implica aproximaciones sucesivas al área en estudio, definiendo unidades según el siguiente orden jerárquico:
- Provincias fisiográficas: resultan de analizar los procesos globales, en este caso tectónicos, que han operado en la región.
- Provincias climáticas: corresponden a divisiones de la anterior que se efectúan teniendo en cuenta las características del clima regional actual.
- Grandes Paisajes: quedan definidos por la acción o acciones dominantes -eólica, fluvial, etc.- y el relieve general del área.
- Paisajes: se determinan en función de las formas erosionales y deposicionales producidas por la acción o acciones dominantes en cada Gran Paisaje.
Procedimiento:
a) Tareas de Gabinete.
Mediante pesquisa bibliográfica se obtuvieron criterios y fundamentos geológicos, geomorfológicos y petrográficos que permitieron la caracterización a nivel de Provincia Fisiográfica.
Para caracterizar la Provincia Climática se recopilaron estadísticas climatológicas de fuentes diversas. Debido a que las estaciones meteorológicas han estado sucesivamente a cargo de distintos organismos (Servicio Meteorológico Nacional, Agua y Energía Eléctrica, Ferrocarril, Correos y Telégrafos, Direcciones de Agricultura y de Hidráulica de la provincia), la mayor parte de los registros corresponden a series cortas y discontinuas. El organismo que presenta el mayor período de tiempo de registros continuos es el Servicio Meteorológico Nacional y la estación que mayor cantidad de variables meteorológicas recoge corresponde a Andalgalá.
Muchos datos que no fueron publicando se han ido perdiendo; por tal motivo, fue necesario recurrir también a consulta bibliográfica de autores que pudieron acceder a la información original antes que ésta se extraviara.
La zonificación en Grandes Paisajes y Paisajes se efectuó sobre impresiones de imágenes satelitales LANDSAT en falso color compuesto (Figura 4) a escala 1:500.000 (NASA ERTS E-2147-13381-5 01 del 18/jun/75 y E-2147-13383-5 01, de la misma fecha), las que fueron interpretadas visualmente y con apoyo en cartas topográficas, mapas catastrales y mapas viales a la misma escala.
Las variables de análisis correspondientes a los Grandes Paisajes fueron: material parental, relieve general, posición topográfica y exposición general. Los Paisajes se describen considerando pendiente y relieve, procesos geomórficos actuantes, características deposicionales generales y escorrentía (periodicidad, densidad y patrón de drenaje).
En función del objetivo específico perseguido, se obtuvieron también datos relativos a vegetación natural, suelo y uso tradicional.
El reconocimiento de la vegetación se apoyó en pares aerofotográficos a escala 1:50.000, correspondientes a dos áreas piloto (Campo de Saujíl y Campo de Belén-Londres) de 10.000 y 50.000 has, respectivamente (Figura 5). Tales áreas fueron seleccionadas por contener la mayor parte de los Paisajes determinados y presentar vías de acceso. Mediante examen estereoscópico se codificaron los distintos arreglos de tonos y texturas y las combinaciones detectadas se hicieron extensivas al resto del área del Bolsón, empleando para ello mosaicos semirrestituidos a la misma escala.
Los suelos se caracterizaron en base a bibliografía édita e inédita obrante en organismos oficiales.
El uso tradicional de la tierra se obtuvo a través de revisión bibliográfica, consultas a las Agronomías de Zona y observaciones personales.
Como información de carácter general, se incorporaron referencias a los recursos hídricos y la fauna nativa.
b) Tareas de campo:
1. Se efectuó un reconocimiento detallado de las áreas piloto, con el objeto de establecer la correspondencia entre las combinaciones de tonos y texturas con distintas comunidades vegetales.
La vegetación se caracterizó combinando diversos criterios según propiedades de la vegetación en sí misma y del hábitat (Mueller-Dombois y Ellemberg, 1974):
- criterio fisonómico-florístico, en función de especies características. Para ello se aplicó la técnica del Cuadrante en punto centrado, sin estimar densidad y registrando sólo los elementos más conspicuos en la determinación de la fitofisonomía (en la región en estudio, especies leñosas). Los datos recogidos permiten obtener valores de abundancia relativa (N° de individuos de una especie en relación al N° de individuos de todas las especies).
- criterio fisonómico-estructural, según la ocupación vertical y horizontal del espacio. Mediante transectas lineales se registró cobertura general por estrato y espaciamiento entre plantas o grupos de plantas leñosas;
- criterios del hábitat, a fin de detectar las variables más activas en la distribución de la vegetación.
También se anotaron signos de erosión (plantas en pedestal, pavimentos de desierto, cárcavas o zanjones) y presencia de plantas herbáceas.
2. Se recorrieron todas las vías de acceso (caminos, sendas, cauces de ríos) a fin de:
2.1. reconocer la vegetación de los Paisajes que no quedaron comprendidos en las áreas piloto, siguiendo los mismos criterios de caracterización que en aquéllas;
2.2. registrar datos del medio físico, referidos a:
- pendiente y relieve, según la clasificación establecida por el Soil Survey Manual, Handbook N° 18 (Soil Survey Staff, 1951).
- densidad de drenaje y grado de erosión hídrica, según la clasificación del ITC Texbook (Van Zuidam et al, 1979).
La ubicación de los censos y puntos de control respondió en todos los casos a dos precondiciones: que estuvieran claramente dentro de una Unidad de Paisaje y relativamente alejados de grandes factores de alteración (caseríos, puestos, corrales).
ii. Marco Socio-económico
Dentro de los recursos socioeconómicos se han considerado:
a. Población: características demográficas y sociales.
b. Producción :
1. Actividad Minera
2. Explotación Forestal
3. Sector Agropecuario
4. Otras actividades relacionadas con los recursos naturales (Artesanías, agroindustrias, turismo).
La caracterización se efectuó a través de:
- Identificación y consulta de fuentes bibliográficas y documentales;
- Selección y contrastación de datos;
- Análisis y reelaboración de la información recopilada;
- Interpretación en función del conjunto interactivo medio natural-medio social. Cabe aclarar que algunos de los datos seleccionados no son susceptibles de interpretación por sí mismos pero permiten la interpretación de otros, razón por la que se los incluye.
Las fuentes y organismos consultados han sido:
- Dirección Provincial de Estadísticas y Censos.- Censo Nacional de Población y Vivienda 1991 y, en el caso de datos definitivos, Censo Nacional del año 2001.
- Dirección de Minería - Censo Nacional Agropecuario 1988 y en algunos casos, del año 2001, aunque estos son aún provisionales.
- Dirección de Enseñanza Media y Superior (DIEMS).
- Dirección de Agricultura.
- Agronomías de Zona (Andalgalá, Londres y Pomán).
- Ministerio de Producción y Desarrollo.
- Ministerio de Bienestar Social.
Debido a que los datos estadísticos se recogieron a nivel de departamento y no de localidades, a los efectos de este análisis se asumirá que la expresión porcentual de aquéllos refleja con suficiente fidelidad lo que acontece en la región en estudio, ya que es en el Bolsón de Pipanaco donde se concentra la mayor actividad humana.
Como marco de referencia se indican también los datos correspondientes a la provincia en su totalidad o bien a la región, según resulte más conveniente para una mejor interpretación. Cuando no hay diferencias de importancia a nivel departamental, no se consignan estos datos.
Los aspectos referidos a educación requirieron comparar y ajustar datos obtenidos por cuatro fuentes distintas (Censo Nacional de Población y Vivienda, Dirección de Estadísticas y Censos, Dirección de Enseñanza Media y Superior y Censo Nacional Agropecuario). Cada una de ellas tiene su propia forma de recoger y presentar los valores, los que no siempre son coincidentes y en algunos casos constituyen porcentuales de una fracción no explicitada de la población total.
Los datos fueron recalculados tomando como valores absolutos fiables los que resultaron de considerar la composición etaria de la población y los recogidos por los censos nacionales. Se tomó como edad de inicio de la actividad escolar los 3 años y como edad probable o presunta de abandono definitivo los 14 años (de 3 a 14 años la educación es obligatoria), puesto que no se tienen datos que relacionen edad promedio por nivel de instrucción . Tampoco fue posible obtener cifras sobre el número de individuos de entre 14 y 18 años, siendo esta última la edad en que habitualmente se concluyen los estudios secundarios.
Figura 5: Croquis de ubicación de las Areas Piloto. Recorridos efectuados.
S E C C I Ó N I I
E L M A R C O F Í S I C O - B I O L Ó G I C O
CAPÍTULO 3: UNIDADES FISIOGRÁFICAS. PROVINCIA FISIOGRÁFICA Y PROVINCIA CLIMÁTICA
En el área en estudio se han diferenciado las unidades que se resumen en la Tabla 1.
Tabla 1: Unidades Fisiográficas del Bolsón de Pipanaco.
Provincia Fisiográfica
|
Provincia Climática
|
Gran Paisaje
|
Paisaje
|
Depresión
intermontana "Bolsón de Pipanaco"
|
Cálido - árida
de bolsón
|
1. Piedemonte Oriental (Superficie: 155.301 has)
|
1.1. Conos Aluviales
|
1.2. Bajada
| |||
2. Piedemonte Septentrional (Superf: 64.209 has)
|
2.1. Conos Aluviales
| ||
2.2. Bajada
| |||
3. Piedemonte Occidental (Superficie: 481.949 has)
|
3.1. Abanicos Aluviales
| ||
3.2. Campo de Médanos
| |||
3.3. Bajada
| |||
4. Playa (Superficie: 265.537 has)
|
4.1. Campo de Derrame
| ||
4.2. Salina
|
Las unidades de Gran Paisaje y Paisaje se presentan cartografiadas en Figura 8, sobre un mapa catastral a escala original 1:500.000.
Descripción
a) Provincia fisiográfica Depresión intermontana Bolsón de Pipanaco
El Bolsón de Pipanaco es una gran depresión circundada por cordones montañosos y abierta parcialmente hacia el SE.
Está cerrado al este por la Sierra de Ambato-Manchao; al norte por las estribaciones australes de la Sierra de Aconquija, de Belén y otros cerros menores (La Ovejería, Capillitas, Cumbre de Las Lajas); al oeste parcialmente por las Sierras de Zapata y Vinquis y al sur también parcialmente por las Sierras de Velazco y Mazán (Figura 6)
Desde el punto de vista geológico, esta región forma parte de la unidad morfoestructural de las Sierras Pampeanas Noroccidentales. Estas son montañas constituidas por rocas del basamento cristalino, de edad Precámbrica. Presentan bloques fallados limitados por fracturas de ángulo alto, de extensión regional y edad pliopleistocena (Caminos, 1979; Aceñolaza y Toselli, 1981).
En las sierras ubicadas al oeste y al norte de la depresión (Sas. de Zapata, Vinquis, Belén, Cerro Quemado, etc.), predominan las rocas ígneas: granito, granito porfiroide, pórfiro granítico y también rocas de mezcla como la migmatita; en áreas más restringidas aparecen rocas metamórficas de diversos tipos.
Al este del Bolsón, en el cordón montañoso del Ambato-Manchao, son más abundantes las rocas metamórficas: esquistos, micacitas, filitas y, más al sur, esquistos inyectados. También aquí aparecen, en zonas restringidas, cuerpos graníticos en algunos casos de considerable tamaño.
Esta amplia depresión intermontana estaría constituida por varios escalones tectónicos deprimidos del basamento cristalino (Sosic, 1973), regidos por fallas inversas de orientación N - S y cubiertos por sedimentos terciarios y cuartarios; sus bordes contactan por sucesivas fallas con los bloques montañosos elevados que la limitan.
Las rocas sedimentarias del terciario ocupan superficies muy restringidas. Al sur de la depresión, entre la Sierra de Velazco y el Río Salado han sido descriptas areniscas y limolitas de esta edad, agrupadas como Formación Salicas (Sosic, 1973). Al norte, hay presencia de areniscas tobáceas gris blanquecinas pertenecientes al Calchaquense; también de areniscas, conglomerados y brechas tobáceas de la misma edad (González Bonorino, 1950).
Los afloramientos del cuaternario, en cambio, cubren la mayor parte del área ocupada por la depresión. En el borde sur-oeste de la misma, al este de Cerro Negro, se encuentran conglomerados, gravas y arenas del cuaternario inferior, que forman pequeñas lomadas. Estos sedimentos han sido reunidos bajo el nombre de Formación de Las Cumbres (Sosic, 1973).
Al nor-este se observan unas lomadas bajas que corresponderían a fanglomerados aterrazados (González Bonorino, 1950). A lo largo de todo el faldeo occidental de la Sierra de Ambato se encuentran remanentes de antiguos conos aluviales, con diversos grados de disección hídrica.
Los sedimentos cuaternarios más recientes muestran una variación en su granulometría, desde los frentes montañosos hacia el fondo de la cuenca. En las zonas cercanas a las sierras predominan los tamaños mayores (aglomerados, gravas); en las zonas intermedias son más finos (gravilla, arena), alcanzando los menores diámetros (limos y arcillas) en las proximidades de la Salina. Aquí se observa además la presencia de evaporitas (cloruros, sulfatos de sodio y sales de magnesio y calcio).
En diversas áreas de la cuenca se encuentran sedimentos eólicos, a veces como formaciones puras (médanos, mantos de arena) y en otras ocasiones mezclados con sedimentos de otros orígenes.
En un nivel de exploración, es posible distinguir en el Bolsón una franja de Conos aluviales adosados a los frentes montañosos. Continuando hacia el centro de la depresión, los Conos aluviales coalescen entre sí formando un gran plano aluvial inclinado, que constituye la Bajada; entre los Conos aluviales y la Bajada hay un cambio en la pendiente, que se hace más suave.
A continuación de la Bajada y también con disminución en la pendiente, se halla el Campo de derrame, en el que se reconocen dos sectores: un área proximal, donde los ríos aún conservan un cauce definido, a veces divagante, y un área distal donde los ríos, por falta de pendiente, se abren en abanicos constituyendo áreas ocasionalmente inundables (barreales).
Aquel Campo bordea la Salina, ubicada en la parte más deprimida del Bolsón.
Figura 6: Marco montañoso del Bolsón de Pipanaco.
En el sector occidental del Bolsón se puede diferenciar un gran Campo de médanos orientados en sentido nor-oeste sud-este y de tipo longitudinal. Esta unidad es cortada por los cauces de los ríos Belén, Londres y otros menores. Hacia el sur, continúan las acumulaciones eólicas en pequeños grupos de barjanes y también mantos de arena.
Hacia el sud-oeste se distinguen una serie de lomadas, conocidas como Cumbres del Médano, e inmediatamente al oeste de ellas se halla un inselberg (Cerro Negro), separado del frente montañoso por Abanicos aluviales.
En el Bolsón de Pipanaco predominan los procesos de agradación sobre los de erosión, registrándose un constante depósito de sedimentos.
Los aspectos que distinguen a este bolsón de otros semejantes son: la asimetría de las pendientes, la orientación rectilínea de la playa salina y su longitud, así como el escaso espesor de sales en superficie, y la existencia del campo de médanos en el sector NW.
Según González Bonorino (1950), la posición asimétrica del eje del Bolsón de Pipanaco se debería al mayor aporte de sedimentos provenientes del NW. Cavillón (1982), en cambio, lo relaciona más con la tectónica del área. Según este último autor, la formación de una capa superficial de sales y el salar en sí constituyen un fenómeno muy moderno, respondiendo su posición y longitud a la de un antiguo cauce subsecuente, colector en su momento de los ríos provenientes del NW (Belén, Londres y otros) y cuyo desagüe entre las Sierras de Mazán y Ambato habría sido taponada por los aluviones procedentes de la Sierra de Ambato, provocando la salida actual del escurrimiento por la Quebrada de Mazán. La Playa salina se habría originado por el exceso de agua no evacuable y un ascenso general freático.
En cuanto al Campo de médanos, la fuente de provisión de arenas que los forman son los aluviones de los ríos, cuya evolución geomórfica es mayor en el NW y W del Bolsón (Figura 12, pág. 59).
b) Provincia Climática Cálido-árida de Bolsón
De acuerdo a la clasificación climática de la República Argentina, el centro-oeste catamarqueño se inscribe dentro del tipo climático "Templado árido de sierras y bolsones", con marcados contrastes entre ambos ambientes determinado por la orientación meridiana de las montañas (Atlas Total de la República Argentina N° 13, 1983).
El movimiento general de la atmósfera es hacia el oeste. La masa de aire atlántica es detenida en los faldeos orientales de las Sierras Pampeanas, donde se producen lluvias de relieve, de modo que las pendientes occidentales de cada cadena de sierras paralelas son más secas a medida que se progresa hacia el oeste (González Bonorino, 1951; Morello, 1958).
En los bolsones, la relativamente escasa cobertura vegetal y las altas temperaturas primavero-estivales hacen que se produzca una fuerte radiación de los suelos originando corrientes ascendentes de aire caliente que desplazan la nubosidad hacia las montañas, impidiendo la ocurrencia de lluvias. De este modo el Bolsón actúa como un pequeño centro ciclónico casi permanente (González Bonorino, 1951). Por este motivo, y también por la dirección y mayor altura de las sierras (que determina una mayor probabilidad de condensación), las localidades situadas al pie de ellas reciben más lluvia que el resto del área (Irurzum, 1978), en donde habría un gradiente negativo hacia el sur y oeste.
En la Tabla 2 se presentan los datos pluviométricos correspondientes a diversas estaciones meteorológicas. Si bien la mayor parte de las unidades de Paisaje delimitadas quedan cubiertas por alguna estación de registro, la información es escasa (en general, sólo pluviométrica y más raramente anemo y termométrica), ha sido tomada durante períodos breves y es también de poca confiabilidad. Puede observarse que para una misma localidad se ofrecen valores muy disímiles según cual sea el origen de los datos (lo que podría explicarse por la escasa capacitación que reciben los operadores de estaciones).
Tomando el criterio de coherencia entre los datos pluviométricos y la vegetación natural, la fuente más confiable es el Servicio Meteorológico Nacional, como así también los valores de de Fina (1959, 1992), corregidos en base a "Cultivos Indices".
El climatograma que se presenta en la Figura 7 ha sido elaborado con datos promedio de 20 años.
Figura 7: Climatograma correspondiente a Andalgalá. Fuente: Servicio Meteorológico Nacional.
En términos generales, el área correspondiente al Bolsón de Pipanaco responde a un tipo climático árido cálido (se desecha el término "desértico" pues no se registran años sin lluvias); las precipitaciones superan los 300 mm anuales sólo por excitación orográfica, ubicándose por debajo de los 200 mm en el interior del Bolsón. En todos los casos, con fuerte concentración estival.
Las lluvias son generalmente torrenciales y localizadas,con alta variabilidad y erraticidad dentro del año y de un año para el otro.
La concentración de las precipitaciones en los meses de verano es superior al 60% y alrededor del 20% para los meses de primavera.
La estación seca (número de meses consecutivos con menos de 5 mm de precipitaciones) es de 7 a 9 meses.
La época húmeda comienza en octubre y se prolonga hasta marzo y, en general, no hay sequías prolongadas que la interrumpan.
El máximo mensual está después del solsticio de verano. En años excepcionales, en enero puede caer hasta el 60% del total del año. El número de días con lluvia es de alrededor de 20 a 25.
Otras consideraciones respecto a las fuentes de humedad en el Bolsón se reproducen de Vervoorst (1954): "La humedad utilizada por el bosque no proviene exclusivamente de las precipitaciones que allí caen, sino principalmente de las lluvias que se producen en los cerros circundantes, cuyas aguas son llevadas por los ríos y torrentes temporarios hasta el territorio del bosque, en parte como agua superficial y el resto como corrientes subterráneas".
Aunque no se han realizado estudios de balance hidrológico, Morello (1955) da, en base a observaciones realizadas en áreas periféricas del bolsón, ubicadas a niveles altitudinales inferiores a los de las poblaciones mayores, los valores siguientes:
Deslizamiento Superficial = 7 a 10% del agua precipitada.
Evaporación = 30 a 32%.
Infiltración a la napa = 0 a 4%.
Transpiración de las Monocárpicas = 10 a 18%.
Respecto a valores correspondientes a humedad relativa ambiente, los datos de la estación de Andalgalá lo sitúan entre un 50 y 60% (promedio anual). Estos valores parecen demasiado altos si se considera que es frecuente la ocurrencia de vientos secos y calientes.
Los datos de temperaturas son muy escasos; los valores térmicos presentan variación diaria y estacional muy marcada, con temperaturas diurnas altas incluso en invierno y temperaturas nocturnas que acusan fuerte descenso. Esto se corresponde con la alta heliofanía (129,6 días claros y 46,1 cubiertos) y baja nubosidad del Bolsón (Servicio Meteorológico Nacional). Para toda la región, la depresión barométrica es una constante anual.
En cuanto a vientos, se señala la presencia de vientos tipo Zonda, generados por masas de aire que bajan de la cordillera calentándose termodinámicamente, los que aumentan su temperatura al descender y resultan secos y calientes, arrastrando grandes cantidades de polvo (Morello, 1958). Las tormentas de polvo disminuyen considerablemente la radiación solar.
Los vientos más frecuentes son los del cuadrante NE, principalmente en primavera y verano, con velocidades medias de 12 km/hora de octubre a mayo (Servicio Meteorológico Nacional). Le siguen en frecuencia los del noroeste y norte, con velocidades medias de 4 a 5 km/hora a lo largo de todo el año, incrementando la frecuencia del viento norte en los meses de otoño e invierno (junio a septiembre).
También son frecuentes los vientos del cuadrante suroeste, con velocidades medias de 4 a 5 km/hora.
Los vientos del este, si bien no son frecuentes, alcanzan velocidades medias de hasta 19 km/hora, principalmente en primavera y verano.
Para Andalgalá se ha señalado una tendencia al aumento de la velocidad de los vientos, con disminución del período de calma, el que se produce en los primeros seis meses del año (Irurzum, 1978). Lo mismo se observa en la localidad de Tinogasta, y los pobladores de Belén acusan un incremento en la frecuencia de días con fuertes vientos, cargados de polvo en suspensión, que provienen del sur y sureste en cualquier época del año.
Tabla 2: Datos pluviométricos de la cuenca del Bolsón de Pipanaco.
Unidad Lugar msm Dpto N° Años Pp (mm) Fuente
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1.1 Mutquín 1600 Pomán 6 391,0 (1)
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1.1 Mutquín 1210 Pomán 4 617,3 (2)
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1.1 Rincón 1550 Pomán 1 341,4 (1)
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1.1 Joyango 1200 Pomán 4 503,2 (1)
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1.1 Michango 1500 Pomán 4 534,0 (1)
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1.1 Pomán 1210 Pomán 10 147,0 (4)
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1.1 Pomán 1210 Pomán 3 370,9 (1)
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1.2 Huañomil 800 Pomán 1 274,0 (1)
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1.2 Saujíl 800 Pomán 1 101,0 (1)
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1.2 Saujíl 800 Pomán 47 166,6 (3)
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2.1 Andalgalá 1070 Andalgalá 64 308,0 (3)
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2.1 Agua Amarilla 2900 Andalgalá 1 867,3 (1)
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2.1 Villavil 1200 Andalgalá 7 469,1 (1)
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2.1 Huaco 1072 Andalgalá 10 409,7 (2)
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2.1 Amanao 1200 Andalgalá 3 693,0 (2)
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2.2 Agua Salada 950 Andalgalá 1 332,6 (1)
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3.1 Londres 1200 Belén 14 316,0 (4)
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3.1 Londres 1232 Belén 5 621,9 (1)
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3.1 Londres 1240 Belén 9 587,5 (2)
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3.1 Belén 1240 Belén 10 411,0 (4)
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3.1 Belén 1255 Belén 16 322,1 (3)
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3.2 Salicas 963 San Blas 18 85,0 (4)
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3.2 Aimogasta 830 Arauco 29 66,0 (4)
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4.1 Mollecito 740 Andalgalá 3 196,8 (1)
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4.1 Tucumanao 740 Pomán 1 202,0 (1)
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Fuentes: (1) Dirección de Hidráulica - Pcia. de Catamarca.
(2) Dirección de Agricultura - Pcia. de Catamarca
(3) Servicio Meteorológico Nacional
(4) de Fina, 1992
Nota: Salicas y Aimogasta pertenecen a la Provincia de La Rioja.
CAPÍTULO 4: UNIDADES DE GRAN PAISAJE Y PAISAJE
En base a todas las características señaladas en los puntos anteriores, se han diferenciado, a nivel de Gran Paisaje, las siguientes unidades:
1 - Piedemonte oriental
2 - Piedemonte septentrional
3 - Piedemonte occidental
4 - Playa salina
Las áreas de piedemonte se han mantenido separadas entre sí en parte por diferencias en el material de aporte original y en parte por características disímiles de pendientes y relieve, además de su exposición. Sin embargo, estas diferencias no son lo bastante acusadas como para reflejarse en la vegetación, tipo de suelo y uso que se da a Paisajes análogos. Tales aspectos se describirán aparte, agrupando Paisajes en función de las semejanzas en aquellos aspectos.
Figura 8: Unidades de Gran Paisaje y Paisaje del Bolsón de Pipanaco.
1 - Gran Paisaje Piedemonte oriental
Superficie: 155.299 has.
Como todos los piedemonte, ocupa la parte media del relieve haciendo de nexo entre el cuerpo de las sierras y el fondo de la depresión. Este sector pedemontano es el de mayor pendiente y desarrollo secuencial más típico dentro de la cuenca.
Los materiales que forman los depósitos que lo componen provienen de la destrucción de las rocas principalmente metamórficas (esquistos, gneisses) que forman la Sa. de Ambato.
Diferencias de pendiente, relieve, material parental y edad en los sedimentos que lo componen permiten subdividirlo en dos Paisajes:
1.1. - Conos aluviales: comprende una superficie de 87.803 has y conformaría una asociación de Paisajes, ya que está compuesta por restos de conos aluviales antiguos, pequeñas terrazas fluviales no separables entre sí a la escala de trabajo, y conos aluviales actuales.
Altitudinalmente se encuentran entre los 800 y 1900 msm y presentan exposición al oeste. Su pendiente media es moderada (6 a 16%). El relieve, ondulado, está dado por las formas convexas de los conos, que se suceden en dirección N - S. Presentan un grado mediano de disección, con una red de drenaje distributaria y densidad fina a media. El sustrato está conformado por aglomerados, bloques y grava gruesa, en matriz de grava, gravilla y arena.
Los remanentes de los conos aluviales antiguos, muy disectados por la erosión hídrica y de relieve accidentado, aparecen generalmente apoyados contra el cordón montañosos, aunque a veces se encuentran aislados de éste.
Las terrazas fluviales se desarrollan en la salida de las quebradas más amplias del frente montañoso. Presentan un relieve plano y pendiente moderada.
Los conos aluviales actuales ocupan la mayor parte de este Paisaje, ubicándose en el sector superior del mismo.
El agente principal en el modelado del paisaje es la acción hídrica, en sucesivas etapas de erosión (excavado de zanjones, cárcavas) y acumulación (depósito de aluviones) propios de la dinámica de un piedemonte.
1.2. - Bajada: unidad formada por la coalescencia de los Conos aluviales antes descriptos, ocupa una superficie de 67.498 has. Presenta también exposición hacia el oeste y forma la parte media del relieve que desciende desde el frente montañoso hasta el fondo de la cuenca, ubicándose entre los 750 y 850 msm.
La pendiente media es suave (1 a 2%), pudiéndose definir el relieve como un plano aluvial inclinado de forma recta.
La densidad del drenaje es media a gruesa y la red tiene un diseño paralelo, a veces algo anastomosado; estos cursos permanecen secos la mayor parte del tiempo.
También aquí el principal agente modelador del paisaje es la acción hídrica, predominando la deposición de sedimentos. El substrato esta formado por gravas y gravillas, hasta arenas finas.
2 - Gran Paisaje Piedemonte septentrional
(Superficie: 64.209 has).
Se diferencia del Piedemonte oriental por la naturaleza del material rocoso que origina los depósitos que lo componen (mayoritariamente, rocas ígneas) y por la exposición, que aquí es hacia el sur. Asimismo, en algunas partes de esta unidad existen microclimas más húmedos debido a la influencia ejercida por la cercanía de la Sierra del Aconquija cuyas cumbres, que sobrepasan los 5.500 msm, mantienen nieves permanentes representando un aporte importante de agua fluvial.
También aquí se han separado dos Paisajes:
2.1. - Conos aluviales: incluyen conos aluviales antiguos y actuales no separables a esta escala; por tanto, ésta es también una asociación de Paisajes. La superficie que abarcan es de 20.694 has.
La posición topográfica, densidad y diseño de la red de drenaje y la dinámica erosiva son similares a lo indicado para la unidad 1.1. Los límites altitudinales se ubican entre los 1000 y 1500 msm. La pendiente media es algo menor, pudiendo calificarla de suave a moderada (5 a 6 %). Los conos presentan, asimismo, una convexidad menos pronunciada, por lo que el relieve es más aplanado.
Los sedimentos que forman estos conos provienen de la destrucción de rocas ígneas de tipo granitoide y también, aunque a menor escala, de rocas efusivas (tobas, andesitas, basaltos).
2.2. - Bajada. Ocupa una superficie de 43.515 has. Como en el caso de los Conos aluviales, este Paisaje presenta muchas semejanzas con la unidad 1.2. en cuanto a posición topográfica, densidad y diseño de la red de drenaje y dinámica erosiva.
La pendiente es algo menor que para el caso de la Bajada Oriental (1.2.), sobrepasando apenas el 1% en promedio.
3 - Gran Paisaje Piedemonte occidental
(Superficie: 2.655,37 Km²).
El límite entre esta unidad y el Piedemonte septentrional corresponde a las estribaciones del Cerro Quemado, por donde transita la Cuesta de Belén. A partir de este punto comienzan a observarse pequeños campos de médanos, no separables a la escala de trabajo.
El material rocoso de los depósitos de este Gran Paisaje es similar al del Piedemonte septentrional; aquí se agregan algunos elementos fisiográficos de importancia, como la presencia de médanos e inselbergs. Estos últimos no han sido separados debido a su pequeño tamaño.
Este piedemonte es el que presenta menor pendiente, siendo su exposición hacia el este.
Debido a las diferencias apuntadas, se han separado los siguientes Paisajes:
3.1. - Abanicos aluviales
3.2. - Campo de médanos
3.3. - Bajada
3.1. - Abanicos aluviales. Cubren una superficie de 178.603 has y constituyen una asociación de Paisajes, pues presentan distintas generaciones de sedimentos pedemontanos.
La mayor parte de los abanicos se ubican entre los 1000 y 1400 msm, a excepción del plano aluvial formado por los ríos La Pampa, Ampujaco y otros menores; en estos casos, el límite superior trepa casi hasta los 2.000 msm.
En líneas generales, estas geoformas aluviales son mucho más extendidas y aplanadas que la de los otros piedemonte, por lo que se las ha encuadrado como abanicos aluviales. Las rocas que han dado origen a los sedimentos que los componen son de tipo granítico.
La pendiente media es suave (1 a 4%) y el relieve es levemente ondulado. La red de drenaje se halla muy condicionada por la presencia de un campo de médanos ubicado hacia el este, que obstaculiza el libre drenaje. Debido a ello los cursos de agua, que más al oeste exhibían un patrón de distribución divergente, son obligados a integrarse en pocos cursos de mayor competencia y así logran atravesar los médanos. El patrón de drenaje va cambiando de este modo, de divergente a un diseño en embudo; al ingresar al campo de médanos, los pocos cursos que lo atraviesan muestran un diseño paralelo.
El resto de las características de la unidad son similares a las de otras unidades de posición equivalente.
3.2. - Campo de médanos. Cubre una superficie de 79.197 has y se ubica al NW del Bolsón de Pipanaco, entre los Abanicos aluviales y la Bajada del sector occidental, entre los 900 y 1.100 msm. La pendiente media de la unidad es cercana al 1%. El relieve está definido por la presencia de grandes médanos de orientación NW - SE, resultando un paisaje ondulado con sucesivas crestas y depresiones alineadas. Como ya quedó indicado, se observan pocos cursos de agua, ordenados en forma paralela a los médanos. Es posible que gran parte del material que forma estas acumulaciones arenosas provenga de los cauces de estos mismos ríos, que actuarían como "corredores de viento", facilitando la acción deflacionaria del mismo.
En cuanto a su mineralogía, los principales componentes de estas arenas son cuarzo, algo de feldespato y hojuelas de mica.
Algunos de los médanos se encuentran fijados por vegetación herbácea y/o arbustiva, mientras que otros son totalmente móviles.
3.3. - Bajada. Con una superficie de 224.149 has, esta Bajada es la más inaccesible (por ausencia de caminos, aunque en invierno es posible transitar por el lecho de los ríos) y la más extensa de las tres que rodean el Salar de Pipanaco. Se ubica entre los 800 y 1.000 msm y está surcada por los escasos cursos que han podido atravesar el campo de médanos. Estos cursos se presentan en un diseño paralelo pero con orientación algo distinta de la que tienen en los medanales, ya que mientras allí se mantienen alineados según la dirección de las cadenas arenosas (NW - SE), al abandonarlas se dirigen al Salar siguiendo la pendiente general del Bolsón, por lo que su orientación cambia al ESE.
El agua de las crecientes rara vez llega a este Paisaje; los cursos ubicados al norte del mismo son más abundantes y reciben más aportes que los del sur, muy escasos. En este sector hay también acumulaciones de arena pero en forma de mantos o pequeños grupos de médanos de tipo barján.
La pendiente media es inferior al 1% y el relieve es casi plano.
4 - Gran Paisaje Playa
Superficie: 265.537 has.
Ubicada en la parte más baja del Bolsón de Pipanaco, la Playa recibe aportes hídricos (principalmente en forma subterránea) y sedimentarios finos del resto de las unidades de la depresión.
Diferencias en el sustrato y relieve permiten reconocer dentro de ella dos Paisajes:
4.1. - Campo de derrame: ocupa una superficie de 237.107 has y se dispone rodeando a la Salina (4.2.), siendo de mayor extensión en el lado occidental de la misma. Altitudinalmente se ubica entre los 725 y 825 msm. La pendiente media de la unidad es inferior al 1% y el relieve es plano o casi plano, alterado únicamente por la presencia de médanos en algunas áreas. Estos médanos se encuentran principalmente en dos posiciones: en el borde externo del campo de derrame y en el límite con la salina; en el extremo NE conforman un pequeño campo de médanos del tipo barján.
En las proximidades de la salina propiamente dicha se encuentra una franja con barreales, donde los sedimentos son más finos (limos a arcillas). Los barreales son más frecuentes en la margen occidental que en la oriental, lo que podría explicarse en parte por la menor pendiente que se observa en el lado oeste y también porque su origen se relaciona con la disminución de aquella o con presencia de médanos más o menos móviles que obstruyen los canales de desagüe, produciéndose el estancamiento de las aguas.
Los barreales suelen tener en superficie una capa de arcilla que al secarse se resquebraja en formas poligonales, tendiendo a abarquillarse.
En el sector más externo de este campo de derrame aún pueden individualizarse algunos cursos de agua, muy espaciados, de diseño paralelo. A medida que se aproximan a la salina, ellos se insumen y desaparecen totalmente de la superficie.
Aquí predominan netamente los procesos hídricos de agradación sobre los de degradación.
De acuerdo a lo antedicho, el sustrato varía de arenoso fino en las acumulaciones eólicas a limo arcilloso en los barreales y arenoso fino a medio, con limo y arcilla en diferentes proporciones para el resto de los sedimentos aluviales.
4.2. - Salina: esta unidad cubre unas 28.430 has y ocupa la parte más deprimida del Bolsón, apenas por encima de los 700 msm. Tiene un ancho de 2 a 5 Km y una longitud aproximada de 83 Km.
Consiste en una llanura salina, de superficie pareja a ligeramente ondulada y con canaletas poco profundas de dirección norte - sur. La pendiente interna centrípeta es casi imperceptible, como así también el declive longitudinal hacia el sur, donde desagua.
CAPÍTULO 5: VEGETACIÓN, SUELOS Y USO TRADICIONAL EN UNIDADES DE GRAN PAISAJE Y PAISAJE
1. Conos y Abanicos aluviales: (Figura 9; Fotogr. 1 a 8)
Vegetación: en relación con la distribución de la humedad, se distinguen en estos Paisajes dos tipos de comunidades: vegetación ribereña o en galería y vegetación de intercauces.
Figura 9: Abanicos aluviales. Fotografía aérea a escala 1:50.000. El punteado grueso corresponde a los bosquecillos en galería; el punteado fino, al arbustal de intercauces.
Junto a los cauces de ríos y arroyos y ocupando una estrecha faja se instala un bosquecillo o monte relativamente denso con predominio de especies caducifolias espinosas cuyas copas llegan a tocarse. Las especies características son Acacia aroma (tusca), A. furcatispina (garabato macho), Mimozyganthus carinatus (lata), Prosopis torquata (tintitaco), Cercidium australe (brea), Bulnesia retamo (retamo), Ximenia americana (pata) y Cassia aphylla (pichana), principalmente. Cuando los cauces son estrechos y profundos es frecuente la presencia de poblaciones de Zuccagnia punctata (jarilla pispa) la que, en esta residencia, alcanza hasta 4 m de altura.
En las áreas intercauces la vegetación consiste en un arbustal abierto (30 a 50 % de cobertura de follaje) con predominio de micrófilas perennifolias. La especie dominante es Larrea cuneifolia (jarilla norte-sur) la que se presenta en grupos de 2 a 3 individuos, estando los grupos distanciados entre 2 y 5 m); entre ellos y en menor proporción se encuentran L. divaricata (jarilla) y Prosopidastrum globosum. Un grupo importante en la composición de la vegetación está dado por Cactáceas de pequeño porte (Opuntia sulphurea, O. glomerata, O. papiracantha), siendo escasas las Cactáceas columnares (cardones). En esta localización, el estrato arbóreo es muy escaso (cobertura del 1 al 7 %).
Con frecuencia aparecen manchones densos de Trichomaria usillo (puscana), indicadora de salinidad en el sustrato, y en sitios muy expuestos a la radiación solar son abundantes las higuerillas (Jatropha spp.).
En las dos formaciones el estrato herbáceo es siempre pobre, con predominio de gramíneas anuales (Bouteloua aristidoides, B. barbata) y presencia ocasional de Aristida mendocina y A. adscencionis, Setaria spp. y Trichloris sp., perennes. Los valores de cobertura varían entre un 5 a 15% en invierno y se enriquece con efemerófitas durante el verano.
En los Conos aluviales del Piedemonte septentrional los arbustos suelen presentar pedestales vastos y con frecuencia se observaron acanaladuras y zanjones con diversos grados de desarrollo, atribuibles al pisoteo del ganado vacuno (que acostumbra a transitar siempre por las mismas sendas) seguido de erosión hídrica, por constituir vías de encauzamiento del agua.
En los Abanicos aluviales, a las especies mencionadas anteriormente se agregan algunas otras más exigentes en humedad, como Mimosa farinosa (schinqui), Baccharis salicifolia y Tessaria dodonaefolia (chilcas). Además, en este Paisaje y por el diseño de la red de drenaje, que como se indicó conforma una suerte de embudo, la vegetación ribereña se impone fisonómicamente al jarillal típico de los intercauces, impresionando el paisaje como menos xerófilo que el de los Piedemonte oriental y septentrional.
También aquí hay presencia de zanjones y hasta cárcavas, que en ocasiones se anastomosan o entrelazan configurando una suerte de huayquería o badlands.
Suelos: los suelos de estos Paisajes presentan problemas de pedregosidad y permeabilidad excesiva, baja fertilidad y baja a muy baja estabilidad estructural. pH desde levemente ácido a ligeramente alcalino (6,6 a 7,8), carbonatos en profundidad y a veces en superficie. El contenido en materia orgánica y nitrógeno total es de moderado a bueno (2 a 3% y 0,15 a 0,3%, respectivamente) y el potasio varía entre muy bajo a alto, quizás como respuesta al agregado de este elemento en las áreas cultivadas (Ogas et al, 1992).
Uso tradicional: cultivos en oasis de riego donde las pendientes no son demasiado pronunciadas y es posible capturar, antes que se insuma, el agua provista por los cursos que abandonan el frente montañoso. También es el lugar de asiento de algunas poblaciones: Pomán, Rincón, Mutquín (en los Conos orientales), Andalgalá, Chaquiago (Conos septentrionales), Belén y Londres (Abanicos aluviales), para citar sólo las más importantes.
En los Conos septentrionales, quizás por su menor pendiente y mayor infraestructura (especialmente, energía eléctrica) se ubican las empresas agropecuarias más tecnificadas. También hay un uso ganadero que se considera intenso, con probable exceso de ganado bovino.
En los Conos orientales se observa un uso ganadero complementario de índole utilitaria (animales de tiro, transporte, alimentación) más que económica, excepto en el caso de cría de cerdos.
En los Abanicos aluviales los cultivos son escasos, al igual que la infraestructura, y se observan muchas fincas abandonadas. Aquí es mayor el uso ganadero, sin manejo ni control. Para esta última unidad ha sido determinada una capacidad de carga de 35 - 45 ha/U.G. y una producción primaria de no más de 200 Kg de MS/ha, dada esencialmente por gramíneas anuales de verano. Esta se considera una condición muy pobre y es la más generalizada para todo el Bolsón (Karlin y Morláns, 1981).
Las características y modalidades de los distintos usos se analizarán en el punto ii.
Fotogr. 1 : En primer plano, Conos aluviales del Piedemonte oriental. La franja blanca del fondo corresponde a la Salina.
Fotogr. 2: Conos aluviales del Piedemonte oriental.
Fotogr. 3: Conos Aluviales del Piedemonte septentrional.
Fotogr. 4: Conos aluviales del Piedemonte septentrional. Zanjones y plantas en pedestal.
Fotogr. 5: Abanicos aluviales del Piedemonte occidental
Fotogr. 6: Zanjones y cárcavas en Abanicos aluviales
Fotogr. 7: Abanicos aluviales. Condición muy pobre del estrato herbáceo. Exposición de raíces
Fotogr. 8: Abanicos aluviales: cubierta de efemerófitas

2. Bajadas: (Figura 10, Fotogr. 9 a 12).
Vegetación: la vegetación presente en estos Paisajes es similar a la relevada a niveles altitudinales superiores (Conos aluviales) aunque con otro diseño de distribución, en correspondencia con la variación en el diseño y densidad de drenaje.
Dado que aquí hay menor densidad de cauces y éstos en su mayoría llevan agua sólo temporariamente, las áreas ocupadas por arbustales de jarillas son mucho más amplias que en el caso de los Conos e, inversamente, la vegetación de la comunidad ribereña o en galería se presenta en forma de delgados cordones subparalelos considerablemente distanciados unos de otros.
La comunidad climáxica característica de la Bajada es un arbustal abierto a muy abierto de Larrea cuneifolia, la que en esta residencia no supera los 150 cm de altura.
Los arbustos, aislados o en grupos de 2 a 5 ó 6 individuos, están distanciados entre sí dejando áreas desnudas o escasamente cubiertas en la época seca y que pueden ser tapizadas por efemerófitas en la época lluviosa. Los valores de suelo expuesto pueden llegar al 70% y es generalizada la existencia de pavimentos de desierto.
Especies arbustivas acompañantes de Larrea cuneifolia son L. divaricata, Cercidium australe, Cassia aphylla, todas ellas con muy baja densidad. Ocasionalmente aparecen manchones de Trichomaria usillo (puscana), así como individuos aislados de Bulnesia retama, con porte arbustivo en esta localización.
El estrato herbáceo consiste principalmente en una cubierta de gramíneas anuales, con neto predominio de Bouteloua aristidoides y manchones de latifoliadas herbáceas, también efímeras.
Protegidas por la base de los arbustos, es posible encontrar algunas gramíneas perennes de los géneros Setaria, Pappophorum y Trichloris.
Siguiendo las líneas de escurrimiento de agua (cauces temporarios) se instala una vegetación de mayor porte, cobertura y densidad que la descripta anteriormente. Esta es la comunidad ribereña o en galería, considerada azonal o de clímax edáfico por Morello (1958). Corresponde también al paisaje de Bajada, pero aquí Larrea cuneifolia pierde su condición de dominante, aumentando el número de individuos de L. divaricata (de mayor altura y diámetro de copa que en la localización intercauces). Son abundantes, además, arbustos grandes o arbolitos entre los que se destacan Acacia aroma, Ximenia americana, Cercidium australe, Bulnesia retama, Cassia aphylla y algunos algarrobos (Prosopis chilensis y P. flexuosa).
La vegetación herbácea de esta comunidad ribereña es similar a la que se presenta en el jarillal.
Suelos: no son tan pedregosos como en los Conos aluviales, pero igualmente se consideran de textura gruesa (franco-arenoso a arenoso). Presentan escurrimiento y permeabilidad rápidas y drenaje algo excesivo, con síntomas ligeros de erosión. Su estructura es masiva y presentan colores claros. El pH es francamente alcalino (superior a 8). El contenido en materia orgánica es muy bajo (inferior siempre al 1 %), al igual que la capacidad de intercambio catiónico. Su aptitud de riego podría ser clasificados en Clase IIt, (moderada) con limitaciones por textura (Fernández, 1984; Weyns, 1980).
Uso tradicional: las tres Bajadas constituyen espacios económica y demográficamente casi vacíos ya que la mayor parte de la actividad que en ellas se realiza se concentra en el límite entre éstas y los Conos aluviales correspondientes. En tal localización se ubican algunas poblaciones cuyos habitantes practican la agricultura en parcelas generalmente pequeñas.
En la Bajada septentrional se proyectó una colonia agrícola de unas 1500 hectáreas (Huaco) basada en el empleo de agua subterránea, que aún no se ha concretado.
El resto de la superficie corresponde a campos abiertos, muchas veces de superficie indeterminada, en los que se realiza ganadería extensiva sin manejo ni control. El ganado bovino se deja libre y normalmente se lo junta sólo una vez al año para aplicar las vacunas obligatorias y marcar las crías. La existencia ganadera real no se conoce con certeza; por la baja oferta forrajera actual (follaje y frutos de las especies presentes en la comunidad ribereña), se la supone escasa.
Figura 10: Bajada (derecha) y Campo de derrame (izquierda) del sector oriental. Fotografía aérea a escala 1:50.000.
En un estudio anterior (Karlin y Morláns, 1981) se detectó en la Bajada occidental un productor ganadero que mantenía controlada la carga y efectuaba rotaciones (áreas de invernada en este Paisaje y de veranada en los Abanicos aluviales) y manejo de aguadas. Mediciones de producción primaria efectuadas en el sector de Bajada así trabajado dieron un promedio de 716 Kg MS/ha, la que es considerada una condición buena para la región, aunque poco frecuente.
También se midió la producción de forrajimasa en una situación de clausura (de tres años) en la que se había efectuado una somera aireación del suelo (rastra liviana), obteniéndose un máximo de 2088 Kg MS/ha. dados por Aristida mendocina, A. adscensionis, Setaria cordobensis, Setaria spp. y, con bajo valor de abundancia, Digitaria californica, Eragrostis sp., Chloris sp. y Bouteloua aristidoides. Esta se considera una condición excelente y máximo potencial del estrato herbáceo.
Los datos presentados permiten deducir un uso ganadero muy intenso en el pasado, en disminución por agotamiento del recurso. También indicarían que aún hay posibilidades de recuperación de las pasturas perennes si se excluye o maneja adecuadamente al ganado.
Fotogr. 9: Bajada. Vegetación de intercauces, con manifiesto pavimento de erosión.
Fotogr. 10: Bajada. Comunidad ribereña o en galería
Fotogr. 11: Bajada. Condición pobre del estrato herbáceo
Fotogr. 12: Bajada del Piedemonte occidental: condición buena del estrato herbáceo
3. Campo de médanos.(Figura 11, Fotogr. 13 a 16).
Vegetación: especies pioneras en la fijación de los médanos son Panicum urvilleanum (cebollín) y/o Sporobolus rigens (junquillo). Estos tienen la particularidad de mantener los rizomas a una profundidad constante de entre 20 y 30 cm, donde encuentran mayor humedad edáfica (Hueck, 1950). Debido a esa estrategia, los vástagos no son afectados por la progresiva acumulación de arena y emergen a distancias también regulares. Una vez frenado o moderado el movimiento de las arenas, se suman arbustos como Neosparton aphyllum (Solupe), N. ephedroides y Prosopis argentina (Taco de Zorro).
Las áreas más alejadas de los cursos de agua (y por ello, inaccesibles para el ganado) presentan médanos fijados por vegetación. En éstos, el paisaje aparece dominado por Aristida adscensionis y A. mendocina que conforman un estrato herbáceo cuya cobertura de follaje es del orden del 50 a 60%. El resto del sustrato es cubierto, en la época de lluvias, por especies efímeras. Las leñosas predominantes son Bulnesia retamo, Cercidium australe, a veces Prosopis torquata y Mimozyganthus carinatus. Los arbustos o arbolitos se hallan muy distanciados unos de otros.
Los médanos activos se encuentran generalmente cercanos a los ríos, donde la acción eólica sería más intensa por el efecto de "corredor" ya mencionado, potenciado por un pastoreo más intensivo del ganado que siempre tiende a mantenerse en las cercanías del agua.
Suelos: sin información.
Uso tradicional: ganadería extensiva sin manejo ni control, que provoca reactivación de médanos.
Figura 11: Parte del Campo de médanos. Fotografía aérea a escala 1:50.000.
Fotogr. 13: Campo de médanos. Colonización incipiente.
Fotogr. 14: Médanos fijados por vegetación
Fotogr. 15 y 16: Médanos móviles a causa de un proceso de regresión.
4. Campo de derrame (Figura 10, Fotogr. 17 a 22).
Vegetación: en este Paisaje se pueden reconocer distintas comunidades vegetales, las que se disponen en forma de anillos concéntricos a la salina.
El más externo de ellos corresponde a una comunidad muy abierta dominada fisonómicamente por Bulnesia retamo, aquí con porte arbóreo (2 a 3 m de alto). El retamal se presenta en forma discontinua entre el jarillal y el bosque de algarrobos, en áreas de sustrato arenoso muy suelto. Los individuos o pequeñas agrupaciones de individuos se distancian entre sí un espacio mayor al diámetro de sus copas.
El retamo es de follaje estacional tempranamente caduco y sus ramas, que permanecen verdes hasta los 6 - 8 años, asumen la función fotosintética (Morello, 1958); posee un sistema radicular muy desarrollado que contribuye a la fijación de la arena. De allí que los individuos o agrupaciones de retamo aparezcan generalmente sobre un pedestal o domo arenoso tanto o más ancho que la cobertura de copa de los mismos.
Especies arbustivas acompañantes son Larrea cuneifolia y, en menor cantidad, L. divaricata y Trichomaria usillo.
El estrato herbáceo consiste en un tapiz ralo de Bouteloua aristidoides, como en el jarillal. A la sombra de los retamos son muy abundantes Chloris castilloniana, Sporobolus pyramidatus y Setaria sp. mientras que en los sitios más soleados suelen presentarse manchones de Gomphrena martiana (solo), que proporcionan mayor protección al suelo. Sin embargo, estos manchones son poco frecuentes, posiblemente porque es consumido por el ganado.
Luego de ese anillo y en las áreas donde se produce el derrame de los cursos de agua, se instala un bosque de algarrobos del género Prosopis (P. flexuosa y, en las residencias más húmedas P. chilensis). La transpiración anual de los algarrobos adultos en esta localización ha sido estimada en un equivalente a 380 - 400 mm (Morello, 1958), lo que permite sostener que la supervivencia del algarrobal en este lugar depende de la existencia de napas freáticas al alcance de las raíces.
Los árboles no superan los 6 - 8 m de altura y se presentan agrupados en masas o bosquetes poco compactos en los que la cobertura general del estrato raramente supera el 25%. Estos bosquetes están separados entre sí por distancias variables y se supone que son el remanente de lo que fuera un manto continuo, hoy muy fragmentado.
Las clases diamétricas predominantes (DAP) son de entre 20 a 60 cm, siendo muy escasos los individuos que superan los 100 cm. Estos valores indican que se trata de bosques de rehache (bosques que han sido talados en el pasado y, habiendo cesado o disminuido la actividad extractiva, están recuperando su masa forestal).
En el estrato arbustivo predominan Larrea divaricata y Atamisquea emarginata (atamisqui). Otros arbustos que aparecen ocasionalmente en el algarrobal son Grabowskia duplicata y Maytenus viscifolia y, en algunos casos, retamos aislados o en grupos de pocos individuos.
En el estrato herbáceo no se observan, en general, diferencias respecto a lo ya señalado para el retamal. Las gramíneas se localizan preferentemente debajo de los árboles y son escasas las latifoliadas herbáceas.
En las áreas más bajas del Campo de derrame y donde el bosque ha sido intensamente talado, el atamisqui suele estar ausente, posiblemente por no soportar la mayor insolación y/o salinización del suelo consecuente a la eliminación del estrato arbóreo (Vervoorst, 1954). En tal condición, la especie más abundante y frecuente es Suaeda divaricata (jume). Este es un arbusto o arbolito inerme de hojas suculentas, cilíndricas, característico de suelos salinos o salitrosos.
Dentro de esta variante se presentan desde un bosque relativamente denso, con individuos de todas las edades y poca abundancia de jume, hasta situaciones en que el estrato arbustivo predomina netamente sobre el estrato arbóreo (jumeal de "canopia" continua o casi continua, con muchos individuos de gran porte).
En algunos lugares se presentan poblaciones puras de Geoffroea decorticans (chañar), de porte generalmente arbóreo. El chañar es indicador de agua a poca profundidad, aunque no de calidad de la misma.
En los barreales, la vegetación más característica está dada por Plectrocarpa tetracantha, a veces P. rougesii (rodajillos) y Suaeda divaricata.
Fotogr. 17: Campo de derrame. Vista aérea del bosque de algarrobos.
Fotogr. 18: Bosque de algarrobos en condición regular
Fotogr. 19: Jumeal denso con algarrobos aislados.
Fotogr. 20: Barreales
Fotogr. 21: Bosque de algarrobos en las proximidades de un Puesto cabritero
Fotogr. 22: Plántulas de algarrobo germinando en guano de cabra
Suelo: en el borde externo o área proximal del Campo de derrame los suelos presentan escurrimiento medio a rápido, permeabilidad moderada a moderamente rápida, drenaje bueno a algo excesivo. De colores claros, estructura masiva (ocasionalmente laminar), friables, con muy bajos contenidos de materia orgánica; pH alcalino, baja capacidad de intercambio catiónico y texturas medianas a gruesas. Su clasificación para aptitud de riego oscila entre III (marginal) y IV (no apta), con limitaciones por salinidad, sodicidad y textura (Fernández, 1984).
Los suelos del área distal presentan escurrimiento medio, permeabilidad moderada a rápida, buen drenaje, estructura laminar en superficie y masiva en profundidad y materia orgánica baja (aunque algo mayor que en el caso anterior). El resto de las características (pH, color, capacidad de intercambio catiónico, etc.), son similares a las del área proximal.
En cuanto a aptitud para riego, se los clasifica como Clase IV, con limitaciones por salinidad principalmente. En las proximidades del borde de la salina, los suelos presentan también problemas de sodicidad (Fernández, 1984).
Uso tradicional: explotación del algarrobal y ganadería extensiva. Es común la explotación caprina, con algún manejo (encierre nocturno) y poco control sanitario. También se practica la caza de animales silvestres como fuente complementaria de alimento e ingresos (venta de pieles).
El bosque natural de algarrobos cobra singular importancia si se tiene en cuenta que el algarrobo es, prácticamente, el único árbol de la región (tanto es así, que cuando se le pregunta a un nativo de la zona acerca del nombre que le dan al mismo, contesta "árbol"). No obstante su importancia económica y ecológica, la actividad extractiva no va acompañada de acciones de replantación.
Un inventario forestal realizado en el sector oriental de este Paisaje (Timmermann, 1984) dio como resultado una densidad promedio de 15 individuos por hectárea. En lo que se refiere al aprovechamiento forestal, se establece que sobre 11.600 hectáreas sólo 3.000 pueden ser objeto de alguna explotación, recomendándose una extracción de no más de tres individuos por ha, adecuadamente seleccionados.
Ello es coincidente con los resultados del Inventario Forestal realizado en forma conjunta por el Instituto Forestal Nacional y la Dirección de Agricultura - Departamento Bosques, de la provincia de Catamarca. En este inventario se dan, como valores máximos, densidades de hasta 33 árboles por hectárea y se indica que el volumen explotado representa más del triple de la posibilidad anual de extracción.
En ambos estudios se presentan pirámides poblacionales muy distorsionadas y sólo hay abundancia de individuos jóvenes en las proximidades de las áreas de concentración de ganado. Estos consumen las vainas pero excretan las semillas, las que resultan escarificadas en su paso por el interior del animal y tienen elevado porcentaje de germinación. Pero también es elevada la mortandad de plántulas, por pisoteo y por falta de agua, ya que en los primeros años de vida el algarrobo requiere de agua aportada desde la superficie (Hueck, 1951).
5. Salina (Fotogr. 23 y 24).
En el ecotono entre ambos Paisajes desaparece gradualmente el algarrobal como bosque más o menos continuo, a la vez que el jume se va haciendo más denso hasta constituir masas prácticamente puras e impenetrables.
Más cerca de las márgenes de la salina, inclusive el jume comienza a disminuir en abundancia y tamaño, dando lugar a una comunidad abierta o muy abierta en la que Suaeda divaricata es acompañada primero y desplazada después por Atriplex argentina, A. cordobensis y A. lampa (cachiyuyos o zampas).
En la base de las plantas que constituyen esta comunidad es común la acumulación de arena, formando pequeños médanos o dunas embrionarias.
En los bordes de la salina propiamente dicha, los dominantes son Prosopis strombulifera (mastuerzo), Heterostachys ritteriana (jumecillo) y Allenrolfea vaginata (jume huaico); esta última suele adquirir gran porte, presentándose aislada o en pequeños grupos.
Suelo: limoso arenoso, arcillo limoso. Las sales más frecuentes son cloruros y sulfatos de sodio y sales de magnesio y calcio, que suelen formar una costra sobre la superficie. Esta es sucesivamente disuelta y redepositada por el ascenso de aguas capilares.
Debido a la presencia de las sales indicadas, el nombre local de "salar" es incorrecto ya que en los salares las evaporitas dominantes son boratos.
El subsuelo de la playa salina está constituido por capas superpuestas de limos y arenas finas, intercaladas con capas discontinuas de sales, encontrándose también concreciones calcáreas.
Uso tradicional: en áreas muy reducidas, conocidas como "alzaderos" por los lugareños, se observa un resquebrajamiento del suelo arenoso-limoso de la playa salina, levantándose la costra de sales. En ellas se recoge cloruro de sodio, para uso doméstico principalmente. Tales "alzaderos" son más frecuentes en la parte occidental de la playa salina, donde las aguas parecen estar más mineralizadas que en la margen oriental.
El ganado caprino deambula en esta área, ya que consume hojas y frutos de la vegetación arbustiva mencionada.
6. Sinopsis: Los rasgos más destacados de los Paisajes (exceptuando la salina) y unidades de uso y gestión de los recursos se resumen en la Tabla 3.
Tabla 3. Sinopsis de las principales características de los Paisajes y unidades de uso del Bolsón de Pipanaco.
Características
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Conos orient.
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Conos septen.
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Aban. occid.
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Bajadas
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Campo de médanos
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Campo de derrame
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Altitud (msm)
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800 a 1900
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1000 a 1500
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1000 a 2000
|
750 a 1000
|
900 a 1100
|
725 a 850
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Pend. Media %
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6 a 16
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5 a 6
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1 a 4
|
1 a 2
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1
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menos de 1
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Densidad de drenaje
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Fina a media
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Media a gruesa
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Gruesa
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Gruesa
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Suelos
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Gruesos. Permeabilidad y drenaje excesivos. Baja estabilidad estructural.
pH 6,6 a 7,8
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Franco arenosos a arenosos. Escurrimiento y permeabilidad rápidas. pH alcalino
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Sin información
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Escurrimiento y permeabilidad moderadas; drenaje bueno a regular. pH alcalino
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Vegetación natural
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Bosques o montes en galería y jarillal en intercauces. Estrato herbáceo empobrecido.
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Jarillal predominante. Bosques o montes en galería muy distanciados. Estrato herbáceo empobrecido.
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Cobertura continua de pastos y arbolitos aislados en médanos fijos. Escasa cobertura en médanos activos.
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Retamal en el borde externo; bosque de algarrobos con atamisqui o con jume, según grado de explotación y proximidad a la salina.
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Urbanizacio-nes
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Poblaciones en general mayores de 1000 habitantes.
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Poblaciones menores de 1000 habitantes, en el límite externo.
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Sin asentamientos
humanos
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Asentamiento humanos pequeños y dispersos, en el bosque de algarrobos.
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Uso agrícola
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Generalizado.
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Limitado al borde externo.
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Inexistente
|
Inexistente, salvo escasas huertas familiares.
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Uso ganadero
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Generalizado, con diferentes cargas (mayor en Conos sep-tentrionales ?). El ganado aprovecha recursos aportados por vegetación de las laderas circundantes.
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Se supone en disminución por escasez de recursos y con tendencia a concentrarse en bosques en galería.
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Concentrado en las proximidades de las fuentes naturales de agua.
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Generalizado. El ganado, especialmente el caprino, hace amplio uso de los recursos naturales.
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Uso forestal
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Recolección doméstica de leña
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Recolección doméstica de leña.
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Inexistente.
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Uso doméstico y comercial.
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CAPÍTULO 6: RECURSOS HÍDRICOS
- Aguas Superficiales (Figura 12).
El Bolsón de Pipanaco tiene una red de drenaje con diseño centrípeto en sus partes norte, oeste y este; al sur, el río Salado se constituye ocasionalmente en el desagüe superficial del excedente de aguas de la cuenca, razón por la que ésta sería semiendorreica.
Los ríos y arroyos que drenan las sierras circundantes al Bolsón son todos de régimen pluvial, a excepción del Río Andalgalá, formado por la confluencia de varios cursos que nacen en los Nevados del Aconquija, lo que determina que este río sea de régimen permanente.
En su curso superior, ríos y arroyos suelen llevar agua durante todo el año y los caudales son captados totalmente por las poblaciones que se ubican al pie de las serranías, utilizándose tanto para consumo humano y animal como para riego de los cultivos.
Las crecientes normales por lo común son absorbidas en la zona de las Bajadas y parte del Campo de derrame; sólo las extraordinarias alcanzan la Playa Salina.
En el sector oriental del Bolsón, los cursos que bajan hacia el Salar son de fuerte pendiente, corto recorrido y paralelos entre sí. Entre ellos pueden mencionarse los ríos Joyango, Colpes, San Miguel, Saujíl, Colona, Pomán y otros menores (CFI, 1976).
Al norte y al oeste del bolsón los cursos que bajan de las serranías tienen menor pendiente y mayor recorrido que en la parte este.
Al norte hay un grupo de ríos (La Carpintería, Talamayo, Viscote) que son colectados por el río del Pozo, el que llega hasta el extremo nor-oeste del Salar. Otros cursos de importancia son: el río Amanao y, sobre todo, el río Andalgalá que llega al Salar acusando grandes crecientes.
Al oeste, los ríos más importantes son: Belén, Quimivil, Londres y Odres; éstos llegan al salar en grandes crecidas, luego de atravesar un extenso campo de médanos.
Respecto a caudales, no existen estaciones hidrométricas que permitan la medición de los escurrimientos superficiales, razón por la que tampoco existe un balance hidrológico. En cuanto a sedimentología fluvial, hay algunos datos correspondientes al período 48/80 y únicamente para el río Belén; éstos dan como promedio un arrastre anual de 307.700 toneladas, lo que induce a pensar en la imposibilidad de construir embalses o represas (Factor, 1982).
Figura 12: Red hidrográfica del Bolsón de Pipanaco.
Tomado de CFI. Estudio de los recursos naturales de Argentina, 1a. parte. Mapa N° IV-31.
- Aguas Subterráneas
Esta gran cuenca hidrogeológica tiene sus principales aportes hidrográficos en los ríos Belén, Salado y otros menores, tanto permanentes como temporarios.
La recarga de los acuíferos se realiza esencialmente en la zona de Conos aluviales y la Bajada. Las aguas escurren subterráneamente hacia el Salar, en donde se produce la descarga, no a través de manantiales sino por capilaridad.
Tomando como centro al salar, hay mayor recarga en el lado oriental (lo que permite suponer mayores expectativas de buenos recursos hidrogeológicos) que en el occidental (Factor, 1982).
En el sector nor-oeste y oeste del Bolsón, las escasas perforaciones existentes indican aguas subterráneas inaptas o bajos caudales (Plan de evaluación de aguas subterráneas -PEAS-, 1976).
Por el contrario, en el lado oriental, donde hay mayor número de perforaciones, se encuentran mejores caudales y, en general, aguas de buena a regular calidad.
En algunos puntos y a modo de pequeños bolsones, se registran aguas excesivamente salinas (más de 2000 mg/l de residuo seco).
Según estudios realizados por Cavillón (1982) y de acuerdo a los datos disponibles a partir de las perforaciones, hay plena comunicación hidráulica entre todas las capas acuíferas. La presencia de arcillas (que podría confinar las capas aislándolas entre sí) es excepcional, tratándose más bien de lentes de material fino irregularmente distribuidos en el relleno del Bolsón y que por tanto no tienen continuidad lateral para actuar como confinantes de los acuíferos.
En las zonas cercanas al Salar, donde existen pozos cavados a pala llamados "baldes", hay un horizonte limoso calcáreo semi-impermeable que actúa localmente como confinante, a raíz de ello, el agua asciende 1 ó 2 m dentro del pozo, no pudiendo considerarse por tanto a este nivel como capa freática por no existir sobre él una zona neta de aireación. Sin embargo estas condiciones puntuales que se dan con mayor frecuencia en las zonas marginales del salar por sus particulares condiciones de sedimentación (donde se concentran los materiales más finos), no pueden ser extrapoladas al comportamiento de la freática en el resto de la cuenca (PEAS, 1976).
En general, para pozos de balde y perforaciones hasta la primera capa, el peligro de salinidad va de moderado a muy alto y el peligro de sodio va de bajo a alto.
Hay diferencias de propiedades químicas entre las aguas freáticas y las capas profundas (Dirección de Hidráulica, 1983 y 1993). Mientras que las freáticas se clasifican en categorías III y IV de acuerdo al RAS (regulares o pobres), los pozos profundos que explotan acuíferos combinados están en las clases II y III (buenas y regulares).
Perforaciones efectuadas en distintos sitios de la Bajada Oriental y el Campo de derrame (al este de la Playa salina) resultaron de leve a medianamente sódicas y medianamente salinas; aptas para uso humano y riego en suelos de textura gruesa o aún en suelos de textura fina, con lavado (PEAS, 1976).
En lo que respecta a caudales, se han obtenido valores que van desde 800 lts/h por metro hasta 63.000 lts/h por metro (Factor, 1982).
En el área correspondiente a la Bajada Septentrional y parte norte del Campo de derrame, se indica que las condiciones hidrogeológicas no pasan de regularmente buenas. Los espesores con posibilidades de explotación se ubicarían de los 100 a los 180 m (Dirección de Hidráulica, 1983).
Para la Bajada Oriental y sector este del Campo de derrame, una prospección geoeléctrica señala la presencia de una capa de importante espesor (50 a 70 m), posible portadora de agua por su baja resistividad (Dirección de Hidráulica, 1993).
CAPÍTULO 7: FAUNA SILVESTRE
La fauna silvestre de la región nunca ha sido objeto de estudios detallados y sólo se cuenta con relevamientos parciales e incompletos; a modo de ejemplo, se citan 34 especies de hormigas y 42 especies de aves en el Bolsón (Karlin, 1984), mientras que para Arizona se citan 209 especies de hormigas (Orians y Solbrig, 1977; Simpson, 1977) y para la Provincia del Monte en general, se conocen más de 140 especies de aves (Karlin, 1997). Las especies que se citan han sido tomadas de Cabrera y Willink (1973), Karlin (1984, 1997) y de la Ley provincial de Protección de la fauna nativa.
Consultas efectuadas in situ indican que la caza es una actividad practicada por los habitantes de la zona, quienes persiguen a aquellos animales que constituyen un recurso, sea para alimentarse o para comercializar (aunque la mayor parte de estas están protegidos por ley, en forma permanente o según temporada), o a los que constituyen un peligro para el ganado doméstico y aves de corral, que son de caza libre al igual que los posibles portadores de enfermedades, como lauchas y ratas (Phyllotis spp., Peromyscus spp).
Entre las aves mayores se destacan Rhea americana (ñandú) y Pterocnemia pennata (ñandú petizo), ambas perseguidas por su plumaje y protegidas por Ley Provincial N° 2308/69. Aves comestibles son Eudromia elegans (martineta), Nothoprocta cinerascens (perdíz del campo), N. pentlandii (perdíz silbona) y Nothura darwinii (perdíz chica), cuya caza está permitida desde el 1° de mayo al 31 de julio, con límite de piezas.
Los reptiles son abundantes en cantidad, estando protegidas especies de los géneros Letosaurus, Liolaemus (lagartijas), Tropidurus (chelcos) Tupinambis (lagartos, perseguidos por su cuero y su cola, comestible), Chelonoidis chilensis (tortuga de tierra) y Boa constrictor (boa de las vizcacheras). Los ofidios presentes en el Bolsón pertenecen a los géneros Crotalus (víbora de casacabel), Micrurus (coral) y Bothrops (yarará).
Se conocen en el Bolsón dos géneros de marsupiales: Didelphys azarae (comadreja overa), que suele atacar a las aves de corral y Marmosa pusilla (marmosa).
Entre los mamíferos, son perseguidos por considerarlos un peligro para el ganado los murciélagos y vampiros (géneros Desmodus, Myotis, Lasirius, Histiotus). También el puma o león americano (Felis concolor) suele atacar al ganado y es de caza libre. Otros mamíferos de caza libre son las vizcachas (Lagostomus maximus), con límite de piezas.
Los mamíferos protegidos son Dolichotis patagomun centricola (mara o liebre patagónica), Dusicyon griseus gracilis (zorro), Lyncodon patagonicus (huroncito), Conepatus chinga (zorrino), Lagidium viscacea (chinchillón) y Chinchilla spp. (chinchilla). De los armadillos, el pichi-ciego (Chlamyphorus truncatus) es endémico y está protegido y el quirquincho (Chaetopractus vellerosus) tiene protección parcial.
Aunque escasos hoy en la región, fueron importantes en la economía de las poblaciones primitivas los camélidos o auquénidos americanos, tales como el guanaco (Lama guanacoe) y la llama (Lama glama).
S E C C I Ó N I I I
E L M A R C O S O C I O – E C O N Ó M I C O
CAPÍTULO 8: ASPECTOS SOCIALES
1) Cantidad, distribución y densidad de población
A partir de los datos obtenidos en 1991, último Censo Nacional de Población y Vivienda completo y con datos definitivos (Tabla 4), se estima que la población total residente en el Bolsón de Pipanaco era de aproximadamente 33.200 individuos. De ellos, más del 60% se concentra en las ciudades principales (Belén, Londres, Chaquiago, Andalgalá, Villa de Pomán). De acuerdo a datos provisionales del Censo 2001, aquella cifra ascendería a aproximadamente 40.000 habitantes.
En cuanto a la distribución de la población, las ciudades antes mencionadas y algunas menores (como Mutquín, Colana, Joyango, Rincón) se ubican en los Conos o Abanicos aluviales antes descriptos.
En el límite entre los Conos aluviales del Piedemonte oriental y la correspondiente Bajada, existen pequeños núcleos urbanos (El Pajonal, Colpes, Siján, San Miguel, Saujíl); en tal localización aún es posible capturar agua superficial y existen condiciones topográficas y edáficas aptas para la agricultura. Todas ellas pertenecen al departamento Pomán y ninguna supera los 1000 habitantes. Localmente, se las denomina poblaciones "concentradas" y en lo sucesivo se las considerará como urbanas.
Todos los pueblos mencionados están conectados entre sí por caminos asfaltados y/o consolidados, en regular estado de conservación.
La población considerada "dispersa" o rural corresponde a los habitantes permanentes en explotaciones agropecuarias y a los que integran Parajes o Puestos; estos últimos se ubican en el Campo de Derrame, próximos a la Salina y son más abundantes al norte, este y sur del salar.
Los Puestos son asentamientos humanos puntuales (de unas pocas familias) que se establecen donde existe la posibilidad de capturar agua en represas cuando se producen las lluvias estivales o acceder al agua subterránea mediante pozos cavados a pala (pozos de balde). La conexión de los Puestos con las poblaciones es a través de caminos rudimentarios, de difícil transitabilidad y que a menudo exigen vehículos especiales. Por su extrema marginalidad, este grupo humano no resulta adecuadamente caracterizado por las estadísticas generales y será considerado en forma separada (apartado 7).
Analizando la evolución demográfica desde el primer Censo Nacional, realizado en 1869, hasta el de 1991 (Tabla 4), resulta notable el escaso dinamismo de las poblaciones consideradas. La región en su conjunto, que constituye el 22% de la provincia en términos de superficie, pasó de contener el 23% de la población provincial en 1869 al 16% en 1991, manteniendo la tendencia descendente (15,58%) en 2001. En esta última década, el incremento poblacional de los departamentos Belén y Andalgalá quedó unos siete puntos por debajo del ocurrido en la capital provincial.
Tabla 4: Población según Censos Nacionales. Período 1869 - 2001.
Año
|
Andalgalá
|
Belén
|
Pomán
|
Provincia
|
Capital Pcia
|
1869
|
7.035
|
7.845
|
3.695
|
79.962
|
5.718
|
1895
|
6.273
|
8.836
|
3.552
|
90.161
|
9.727
|
1914
|
6.604
|
8.946
|
3.934
|
100.769
|
14.973
|
1947
|
10.578
|
14.159
|
5.821
|
142.213
|
32.536
|
1960
|
10.172
|
15.387
|
6.387
|
168.231
|
49.066
|
1970
|
9.770
|
16.021
|
6.080
|
172.323
|
58.186
|
1980
|
11.189
|
17.708
|
6.264
|
207.717
|
78.799
|
1991
|
14.052
|
20.939
|
7.484
|
264.234
|
110.189
|
2001
|
17.102
|
25.475
|
9.543
|
334.568
|
141.260
|
Fuente: elaborado a partir de datos relevados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) y la Dirección de Estadística y Censos (DEC) de la provincia de Catamarca.
Como se aprecia en la Figura 13, la población de los departamentos Andalgalá, Belén y Pomán escasamente ha llegado a duplicarse en 122 años, lapso de tiempo en que la población provincial se multiplicó por 3,5 y la de la ciudad capital por 19,3, valor éste muy próximo al experimentado a nivel nacional.
Considerando las variaciones intercensales (Figura 14), se destaca el crecimiento ocurrido en el período 1914/47, el que posiblemente obedezca a que alrededor de 1910 se extendió hasta Andalgalá una línea ferrovial. Esto significó puestos de trabajo y quizás también generó esperanzas de nuevo desarrollo en la región. Pero el auge petrolero en las provincias del sur del país, acaecido a mediados del siglo, resultó finalmente más atractivo para los jóvenes y el Bolsón volvió a tener saldos migratorios negativos.
De acuerdo con los valores de superficie por departamento (Tabla 5) la densidad poblacional es de 3,12 hab./km² en Andalgalá, 1,62 en Belén y 1,54 en Pomán. La media provincial es de 2,62 hab./km².
Tabla 5: Superficie departamental y provincial, en km².
Provincia
|
Andalgalá
|
Belén
|
Pomán
| |
Superficie
|
100.967
|
4.497
|
12.945
|
4.859
|
Fuente: Instituto Geográfico Militar.
La comparación entre superficie y población total, tomando como base 100 los respectivos totales, se muestra en la Figura 15.
Figura 15: Valores comparativos entre superficie y población. Porcentual respecto al total provincial. Fuente: Tablas 4 y 5.
Considerando población rural a la que efectivamente reside en explotaciones agropecuarias (Puestos incluidos), se observa que solamente el departamento Pomán mantiene una población campesina importante en relación a su población total (Tabla 6).
Tabla 6: Población urbana y rural en la región y por departamento. Número de habitantes y porcentaje sobre la población total del departamento).
Población
|
Región
|
Andalgalá
|
Belén
|
Pomán
|
Rural
|
8.723
|
2.612 (18,60%)
|
3.374 (16,10%)
|
2.737 (36,60%)
|
Urbana
|
33.752
|
11.140 (81,41%)
|
17.565 (83,89%)
|
4.747 (63,43%)
|
Fuente: elaborado a partir de datos del Censo Nacional Agropecuario 1988.
A nivel provincial, el porcentaje de población rural era del 69% en 1914, 62% en 1947, 30% en 1980 y 12% en 1991.
Si se relaciona a la población urbana (o concentrada) regional con la superficie ocupada por los Conos y Abanicos aluviales, se llega a una densidad específica de aproximadamente 12 hab./km² . La población dispersa, en relación a la superficie ocupada por las Bajadas y Campo de derrame, tendría una densidad específica de 1,5 hab./km².
2) Natalidad y mortalidad
Para el período 1990-93 (Tabla 7), el valor promedio de la tasa de natalidad en la región es similar a la de la provincia y ambas son superiores a la correspondiente al país, situada en torno al 22 por mil. La tasa de mortalidad general es más baja en Catamarca, no así la tasa de mortalidad infantil (del 24 por mil a nivel nacional).
Tabla 7: Tasas de natalidad y mortalidad. Valor promediado del período 1990/93, por mil habitantes.
Provincia
|
Región
|
Andalgalá
|
Belén
|
Pomán
| |
Tasa de Natalidad (TN)
|
27,6
|
27,5
|
25,4
|
31,6
|
25,6
|
Tasa de Mortalidad (TM)
|
6,2
|
6,2
|
6,1
|
6,8
|
5,6
|
Tasa de Mortalidad Infantil (TMI)
|
29,9
|
?
|
32,0
|
44,7
|
?
|
Fuente: Dirección de Estadística y Censos. Provincia de Catamarca. (Resumido).
Estos elevados valores de mortalidad infantil en los departamentos Andalgalá y Belén
tendrían relación con la cantidad de población con necesidades básicas insatisfechas (NBI, Tabla 13) escaso control durante el embarazo y alto porcentaje (20%) de madres menores de 18 años (Plan estratégico consensuado, 1995).
Sin embargo, los datos del Censo 2001 indican una reducción tanto de la tasa de mortalidad general como de mortalidad infantil (7,2 por mil en Andalgalá, 25,9 en Belén y 12,0 en Pomán) datos que no se explican ya que en dicho censo no se registró información sobre NBI ni actividad laboral.
3) Composición etaria
En los tres departamentos que integran el Bolsón de Pipanaco se observa una alta participación de la población joven, ya que el 37,11% del total regional tiene hasta 14 años.
Respecto a los individuos menores de 14 años, resulta asimismo elevada la edad, superando levemente a la media provincial (34,63%).proporción de habitantes de hasta 3 años respecto al grupo de entre 3 y 14 años, en concordancia con las altas tasas de natalidad y ratificando la tendencia al aumento poblacional que se insinúa en los censos poblacionales globales.
Las proporciones entre los grupos de edad considerados se muestran en la Figura 16.
Figura 16: Relación porcentual entre los diferentes grupos etarios, en la provincia y la región. Fuente: Tabla 8.
Los valores absolutos a nivel provincial y regional se presentan en la Tabla 8. A nivel departamental, no hay mayores diferencias entre los porcentajes correspondientes a los grupos de edad considerados.
Tabla 8: Población por rangos de edad en la provincia y la región.
Provincia
|
Región
| |
TOTAL
|
264.234
|
42.475
|
Más de 14 años
|
172.710
|
26.647
|
de 3 a 14 años
|
72.195
|
12.505
|
de 0 a 3 años
|
19.329
|
3.323
|
Fuente: elaborado combinando datos del Censo nacional de Población y Vivienda 1991 y datos de escolaridad de la DIEMS.
Considerando únicamente a la población que reside en forma permanente en explotaciones agropecuarias (Tabla 9), los porcentuales regionales son levemente menores a los de la provincia en la franja de población activa (14 a 59 años). Esto induce a pensar que aún hay emigración de este grupo (abandono del campo), en contraste con una tendencia a quedarse (o volver) de los individuos mayores de 60 años.
Tabla 9: Personas que residen en las EAPs, por grupos de edad y sexo en la provincia y la región. (Porcentaje en relación al total respectivo).
Provincia
|
Región
| |
Hasta 14 años - Varones
|
5.507 ( 16,87 %)
|
1.455 ( 16,68 %)
|
Mujeres
|
5.279 ( 16,17 %)
|
1.420 ( 16,28 %)
|
14 a 59 años - Varones
|
9.937 ( 30,44 %)
|
2.493 ( 28,58 %)
|
Mujeres
|
7.734 ( 23,69 %)
|
2.001 ( 22,94 %)
|
Más de 60 años - Varones
|
2.123 ( 6,50 %)
|
681 ( 7,81 %)
|
Mujeres
|
2.056 ( 6,30 %)
|
673 ( 7,71 %)
|
TOTAL
|
32.636 (100,00 %)
|
8.723 (100,00 %)
|
Fuente: elaborado a partir de datos del Censo Nacional Agropecuario 1988.
La menor cantidad de mujeres dentro de cada rango de edad y más notablemente entre los 14 y 59 años puede relacionarse con una práctica muy habitual en la provincia de Catamarca, cual es que la gente de ciudad busca en el campo empleadas domésticas, a las que aloja, sostiene y educa.
En la Tabla 10 se compara la proporción de individuos menores y mayores de 14 años en el ámbito rural y urbano, en relación con la población respectiva. Esto permite destacar la menor participación de los individuos de hasta 14 años en la composición de la población rural total, ligado seguramente a la necesidad de cumplir con la educación obligatoria (3 a 14 años) y al hecho de que la mayor parte de los establecimientos educativos se hallan en áreas urbanas.
Tabla 10: Porcentaje de población urbana y rural por rango de edad y departamento, en relación a la respectiva población urbana y rural.
Años
|
Población
|
Andalgalá
|
Belén
|
Pomán
|
Hasta 14 años
|
Urbana
|
36,59
|
38,64
|
41,60
|
Rural
|
30,74
|
37,02
|
30,52
| |
Más de 14 años
|
Urbana
|
63,36
|
61,36
|
58,40
|
Rural
|
69,44
|
62,98
|
69,75
|
Fuente: elaborado combinando datos de las Tablas 8 y 9.
4) Ocupación
La población económicamente activa (P.E.A.) es, en la región, el 59,50% de la población mayor de 14 años, frente a una P.E.A. del 55,82% en el orden provincial. La proporción entre aquélla y la población económicamente no activa, así como la distribución porcentual por sexo a nivel regional se presenta en la Figura 17.
Entre los departamentos no hay grandes diferencias, salvo una mayor proporción laboral de la fracción femenina en el departamento Belén.
Figura 17: Porcentaje de la P.E.A. y P.E.N.A. respecto de la población mayor de 14 años y participación de mujeres y varones en cada grupo. Fuente: Censo Nacional de Población y Vivienda 1991. INDEC - DEC.
Los valores antes expuestos son discutibles, por las siguientes razones:
a) de los datos censales se deduce una escasa participación de la mujer en el mercado laboral, lo que debe atribuirse al hecho de que el trabajo realizado por las mujeres no se remunera o no se lo valora, aunque es la fracción femenina la que diariamente realiza las tareas más intensivas en tiempo y/o en esfuerzo (Rueda, 1992).
Datos desagregados de las distintas formas de ocupación, obtenidos en el Censo Nacional del año 1980, revelan que dentro de la población económicamente activa, predominan ampliamente los empleados u obreros. Las personas dedicadas al cuidado del hogar alcanzan magnitudes similares a aquéllos (Tabla 11) y se las incluye en la fracción de población considerada económicamente no activa. Sin embargo, el cuidado del hogar involucra en muchos casos la atención de huertas y de animales domésticos tales como aves de corral, conejos o cabritos, que suelen constituir la parte más significativa del sustento
Tabla 11: Categoría Ocupacional.
Porcentuales en relación con la P.E.A
Provincia Andalgalá Belén Pomán
| ||||||
Empleado / obrero
|
69,15
|
62,40
|
52,45
|
57,46
| ||
Cuenta propia
|
21,26
|
24,80
|
35,13
|
28,39
| ||
Familiar sin remuneración
|
5,87
|
8,74
|
9,79
|
11,25
| ||
Patrón / Socio
|
2,38
|
2,99
|
1,77
|
1,54
| ||
Nuevos trabajadores
|
1,33
|
1,06
|
0,84
|
1,35
| ||
Porcentuales en relación con la P.E.N.A.
| ||||||
Cuidado del hogar
|
50,43
|
52,52
|
55,15
|
53,43
| ||
Estudiante
|
19,60
|
18,36
|
15,17
|
12,86
| ||
Jubilado / Pensionado
|
15,14
|
14,35
|
9,09
|
11,03
| ||
Otra situación
|
14,82
|
14,76
|
20,58
|
22,67
| ||
Relación PENA / PEA
|
1,18
|
1,22
|
1,06
|
1,40
| ||
Fuente: datos originales del Censo Nacional 1980, en: Luque et al (1990)
b) en el sector agropecuario trabajan, en forma permanente, 19.004 personas en toda la provincia, lo que representa el 19,71% de la P.E.A. total (Tabla 12) mientras que en la región los trabajadores rurales representan el 37,9% de la P.E.A. regional.
Si se comparan los datos de la Tabla 9 (Personas que residen en forma permanente en las EAPs) con los de la Tabla 13, resulta que la población rural mayor de 14 años que no trabaja representa el 4,89% de ese grupo.
Tabla 12: Trabajadores permanentes en EAPs, por rangos de edad y sexo.
Rango de edad Sexo
|
Total Pcia
|
Andalgalá
|
Belén
|
Pomán
| |
Hasta 14 años
|
Varones
|
772
|
150
|
145
|
18
|
Mujeres
|
285
|
82
|
54
|
7
| |
14 a 59 años
|
Varones
|
12.292
|
1.265
|
1.127
|
1.113
|
Mujeres
|
2.526
|
256
|
408
|
156
| |
Más de 60 años
|
Varones
|
2.441
|
336
|
306
|
299
|
Mujeres
|
688
|
132
|
79
|
85
| |
TOTAL
|
19.004
|
2.221
|
2.119
|
1.678
|
Fuente: Censo Nacional Agropecuario 1988.
Considerando la distribución por edades de los trabajadores rurales permanentes, se observa que en Andalgalá y Belén los trabajadores permanentes menores de 14 años rondan el 10% del total de trabajadores rurales permanentes (duplicando casi la media provincial) y, por su edad, tampoco se incluyen dentro de la población económicamente activa.
Figura 18: Relación entre los menores de 14 años que viven y trabajan en forma permanente en las explotaciones agropecuarias. Fuente: Tablas 9 y 13.
Si se asume que los menores de 14 años que trabajan en forma permanente en el campo son lo que residen permanentemente en él (Figura 18), se obtienen valores más elevados aún, del orden del 29% en Andalgalá y 16% en Belén.
c) Según los datos oficiales, la tasa de desocupación es del 3,07% en el orden regional (inferior a la de la provincia, en donde la desocupación alcanza al 5,02 %) . Esto no resulta congruente con la proporción de población con necesidades básicas insatisfechas (NBI), más elevada en la región que en la provincia, llegando en el departamento Pomán al 38,0% (Tabla 13). La explicación podría radicar en que, a los efectos censales, se considera como "ocupado" al individuo que trabaja un mínimo de una hora semanal, en forma remunerada, o 15 hs/sem sin remuneración (miembro de una sociedad familiar, por ejemplo).
Tabla 13: Cantidad de población con necesidades básicas insatisfechas (NBI) por departamento:
Departamento
|
No. absoluto
|
Porcentual
| |
1991
|
2001
| ||
Andalgalá
|
4.323
|
30,9
|
26,5
|
Belén
|
7.048
|
34,2
|
28,8
|
Pomán
|
2.821
|
38,0
|
25,1
|
Provincia
|
73.193
|
27,7
|
Fuente: Mapas de la Pobreza en Argentina. Documento de Trabajo N° 4 - CEPA (en: Dirección de Estadísticas y Censos). Censo Nacional de Población y Vivienda 2001
Resulta difícil explicar la disminución observada en los datos del Censo 2001 ya que no recoge o no se ha procesado información sobre índice de desocupación y, por otra parte, el último período intercensal se correspondió con una fuerte crisis económica y social donde las carencias más bien deberían haberse agudizado.
5) Educación
En la Tabla 14 se resume la información concerniente a la población mayor de 3 años en relación con su asistencia a establecimientos educativos, observándose una elevada proporción de analfabetismo, menor en la provincia que en la región. No se discrimina por departamento pues los valores respectivos son muy semejantes entre sí.
Tabla 14: Población mayor de 3 años por asistencia escolar.
Provincia
No. %
|
Región No %
| |||
Total
|
244.905
|
100
|
39.152
|
100
|
Asisten
|
84.104
|
34,34
|
12.867
|
32,86
|
Asistieron
|
140.565
|
57,40
|
21.918
|
55,98
|
Analfabetos
|
14.506
|
5,92
|
3.552
|
9,07
|
Se ignora
|
5.730
|
2,34
|
81
|
2,08
|
Fuente: elaborado en base a datos del Censo Nacional de Población y Vivienda, 1991.
Respecto a la población que se halla asistiendo a establecimientos educativos, se han calculado los valores porcentuales que se muestran en la Tabla 15.
Tabla 15: Número de individuos y porcentaje de población que asiste a los distintos niveles educativos, en relación con la respectiva población mayor de tres años.
Lugar Nivel
|
Provincia No. %
|
Región
No %
|
Pre-escolar
|
6.790 2,8
|
1.031 2,6
|
Primario
|
49.020 21,8
|
8.574 21,9
|
Secundario
|
21.552 8,8
|
2.897 7,4
|
Terciario
|
2.694 1,1
|
352 0,9
|
Universitario
|
4.048 1,8
|
13 ?
|
Total
|
84.104
|
12.867
|
Fuente: elaborado combinando datos obtenidos por la DIEMS (Planeamiento Educativo) y la DEC (Dpto. de Estadísticas Sociodemográficas), ambas del año 1993.
Para el caso de los estudiantes universitarios la fuente consultada (Ministerio de Cultura y Educación) no indica el lugar de procedencia de los alumnos.
Relacionando los valores antes expuestos con la proporción de individuos de entre 3 y 14 años (Tabla 8), se puede suponer que todos ellos están concurriendo a algún establecimiento educativo.
En lo que se refiere a la población que ha dejado de asistir a las escuelas (Tabla 16), se calcularon los porcentajes correspondientes a los distintos niveles de instrucción alcanzados, siempre en relación a la población mayor de 3 años, a fin de homologarlos con los anteriormente expuestos.
Tabla 16: Porcentaje de población que no asiste pero asistió, por nivel logrado, en relación a la respectiva población mayor de 3 años.
Lugar Nivel
|
Provincia No. %
|
Región
No %
|
Primario incompleto
|
35.959 14,7
|
7.708 19,7
|
Primario completo
|
52.051 21,2
|
8.535 21,8
|
Secundario incompleto
|
20.469 8,3
|
2.513 6,4
|
Secundario completo
|
19.490 7,9
|
1.851 4,7
|
Terciario incompleto
|
1.710 0,7
|
233 0,6
|
Terciario completo
|
4.967 2,1
|
655 1,7
|
Universitario incompleto
|
1.969 0,8
|
135 0,3
|
Universitario completo
|
3.953 1,6
|
288 0,7
|
Total
|
140.565 57,4
|
21.918 55,9
|
Fuente: elaborado a partir de datos tomados por la DIEMS, Area de Planeamiento Educativo, Dirección de Estadísticas y Censos y Censo Nacional de Población y Vivienda.
Refiriendo las cifras antes expuestas, convenientemente agrupadas, a la fracción de población mayor de 14 años, resultan los guarismos que se presentan en la Tabla 17.
Tabla 17: Número y proporción de individuos que ya no estudian por nivel alcanzado, en relación a la fracción poblacional mayor de 14 años.
Provincia No. %
|
Región
No %
| |
Analfabetos o Primario incompleto
|
50.012 28,95
|
11.260 42,25
|
Primario completo, secundario incompleto
|
72.520 41,99
|
11.048 41,46
|
Secundario completo, terciario incompleto
|
21.200 12,27
|
2.084 7,82
|
Terciario completo, universitario incompleto
|
6.936 4,01
|
790 2,96
|
Universitario completo
|
3.953 2,29
|
288 1,08
|
Fuente: elaborado combinando datos de las Tablas 8, 15 y 17.
Para el caso de los productores agropecuarios (Tabla 18), los niveles de instrucción alcanzados se ubican por debajo de la media provincial para el mismo sector.
Tabla 18: Porcentaje de productores agropecuarios según máximo nivel de instrucción completa aprobado, en relación al total de productores.
Provincia No. %
|
Región
No %
| |
Sin instrucción
|
3.541 37,1
|
1.413 48,16
|
Primario completo
|
4.923 51,6
|
1.298 44,24
|
Secundario completo
|
762 8,0
|
206 7,02
|
Terciario completo
|
307 3,2
|
68 2,32
|
Total productores
|
9.533
|
2.934
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Fuente: Censo Nacional Agropecuario 1988.
Al comparar los niveles de instrucción completos logrados por la población regional mayor de 14 años con la fracción de productores agropecuarios (Figura 19), se observa que en éstos es algo mayor el porcentual de individuos que han completado el nivel primario y menor el de los que terminaron los restantes niveles, lo que induce a pensar en dificultades del sector para acceder a estudios superiores y también que, en la medida que las personas se capacitan, encuentran menos atractiva la actividad agropecuaria.
A nivel departamental, la proporción de productores sin instrucción llega al 57,1% en Belén, 46,7% en Andalgalá y 41% en Belén (Frati et al, 1988). Esta información resultará de interés cuando se analicen las formas de dirección de las explotaciones agropecuarias.
6) Infraestructura y servicios
Respecto a infraestructura y servicios principales, casi todas las poblaciones del área cuentan con energía eléctrica, proporcionada por centrales térmicas Diesel no interconectadas o por pequeñas centrales hidráulicas, siendo la oferta deficiente y onerosa. El 80% de las viviendas tiene acceso a redes públicas de agua potabilizada. No hay redes de gas natural en la región y sólo las cabeceras departamentales cuentan con líneas telefónicas. Algunas de las otras poblaciones disponen de tan sólo una cabina pública.
Para la región existen 96 establecimientos educativos de nivel primario, 15 de nivel secundario (de éstos, dos son de orientación agrotécnica y uno de ciencias básicas) y cinco terciarios (orientación pedagógica y humanística). Los centros de nivel secundario y terciario están solamente en las poblaciones más importantes.
Para la atención de la salud, en la región existen dos establecimientos sanitarios con mediano nivel de complejidad y cuatro de baja complejidad; todos ellos se ubican en las cabeceras departamentales. En las poblaciones menores hay centros asistenciales con servicio de enfermería (permiten internaciones) y Postas Sanitarias sólo para consulta externa (Ministerio de Bienestar Social, 1991). Entre las enfermedades endémicas se mencionan el mal de Chagas y la brucelosis.
En los últimos años se ha producido un importante avance en las telecomunicaciones y tanto las cabeceras departamentales como las poblaciones mayores cuentan con emisoras radiales (FM) y con circuitos cerrados de televisión.
En cuanto a instituciones de apoyo, en los tres departamentos existe una Agronomía de Zona (agencia dependiente de la Dirección de Extensión Rural de la provincia); en Andalgalá y Belén hay también Delegaciones de la Universidad Nacional de Catamarca y Agencias de Extensión del INTA (en todos los casos, con muy poco personal y deficiente infraestructura). Todas ellas colaboran en la realización de diversas acciones de interés comunitario, entre los que se destacan el Programa de Reconversión varietal de vid y nogal (dirigido a productores agropecuarios) y el fomento de la horticultura a través del Programa Cambio Rural, que brinda asesoramiento y asistencia a todos los grupos interesados (escuelas, centros vecinales, etc.)
Recientemente se ha organizado en la región la Liga de Fuerzas Vivas del Oeste, con participación de los sectores sociales de mayor capacidad de liderazgo y que involucra también a ciudadanos de la vecina provincia de La Rioja (departamento Arauco). La motivación más convocante es la continuidad sin interrupción de los trabajos de mejoramiento y ampliación de las vías de comunicación (carreteras) y la extensión hacia la zona de las obras de infraestructura energética que capitales privados están realizando, en relación con los nuevos emprendimientos mineros.
Se destaca aquí que, con motivo de la elaboración de este diagnóstico y facilitado por un Convenio de Cooperación firmado entre las delegaciones universitarias, la Facultad de Ciencias Agrarias y la Intendencia de Belén, se han efectuado en la región diversas jornadas para discutir la problemática ambiental del Bolsón de Pipanaco. Posteriormente, Belén fue sede del Primer Taller Regional de Lucha contra la Desertificación, organizado por la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente Humano de la Nación. Esta Secretaría tiene la misión de elaborar el Programa Nacional con el que la República Argentina ratificará los compromisos asumidos en la Cumbre para la Tierra (Río de Janeiro, 1992), en relación a la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación.
7) Población rural de subsistencia: Puestos (Fotogr.25 a 27).
Según datos obrantes en la Parroquia de Saujíl, existen en el interior del Bolsón 41 Puestos (6 en el departamento Andalgalá, 1 en el departamento Belén, 27 en el departamento Pomán y 7 en el sector sur, correspondiente al departamento Arauco, de la provincia de La Rioja). La Parroquia registra 246 habitantes estables; de ellos, 119 (48%) son menores de 18 años y 107 (43,5%) son mujeres. Estos datos deben tomarse sólo como indicativos, ya que las Agronomías de Zona reconocen la presencia de 497 personas en los Puestos del departamento Pomán y entre 120 a 150 en el departamento Andalgalá, considerando únicamente el sector correspondiente al Bolsón de Pipanaco.
De cualquier manera, representan una proporción mínima de la población rural regional (2,8% si se aceptan los datos parroquiales ó 7,5% según las Agronomías de zona) aunque de gran valor desde un punto de vista geopolítico, pues hacen ocupación efectiva de un vasto territorio que, sin ellos, estaría vacío.
Los Puestos son, con frecuencia, el remanente de antiguos obrajes (explotaciones forestales, relacionadas con la actividad minera o con carpinterías) de las que se ha retirado el capital y la tecnología por agotamiento del recurso o por falta de rentabilidad de la explotación. En estos casos, es habitual que el obrajero (dueño del capital y arrendatario, pocas veces propietario, de la superficie que explota) se traslade con la mayor parte de los hombres jóvenes a una nueva localización, quedando en el lugar las mujeres, los niños y los hombres mayores.
Por lo general, los habitantes de los Puestos establecen convenios de aparcería (formales o de hecho) con presuntos dueños de la tierra, cuidando animales de otros a cambio de tener para sí parte de lo producido. En algunos casos, son dueños de la totalidad del ganado, aunque no siempre de la tierra.
La subsistencia de estos núcleos humanos se basa en la venta clandestina de leña y carbón, la cría de ganado doméstico (a parte, como se indicó antes) y en raras ocasiones, pequeñas huertas.
El ganado doméstico predominante es el caprino y, en mucha menor proporción, ovinos, vacunos y burros o mulas (estos últimos constituyen el principal medio de transporte para los puesteros).
El 60 a 70% de los cabritos producidos es consumido por la población de los mismos Puestos. La leche de cabra también es aprovechada, para consumo directo o elaboración de quesillo; los cueros se venden o se utilizan en forma doméstica y años atrás, también se vendía el guano, hoy desplazado por abonos químicos (Rossi, 1984).
En los puestos se hace un aprovechamiento integral del algarrobo (Prosopis flexuosa, P. chilensis), ya que además de constituir el principal combustible, se lo utiliza como material de construcción en viviendas, corrales, carruajes, muebles y utensilios domésticos. Con los frutos se elabora harina para consumo humano, sustituyendo así la harina de trigo y maíz, y bebidas refrescantes, con o sin alcohol.
El excedente de chauchas se almacena en forma precaria, generalmente cubriéndolas con ramas de Jarilla (Larrea spp.), con el objeto de suplementar la alimentación del ganado en el invierno.
Fotogr. 25: Vivienda típica de los puestos.
Fotogr. 26: Vivienda típica de los puestos
Fotogr. 27: Uso actual del algarrobal.