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Editorial Científica Universitaria. UNCa. ISSN 1852-3013 (Publicaciones On Line. /www.editorial.unca.edu.ar/) |
EVOLUCION DE LA FRAGMENTACIÓN DEL PAISAJE EN EL VALLE CENTRAL DE
CATAMARCA - PERIODO 1973 - 2007
Ing. de Paisajes Claudia Marcela Romero
Biól. (Mgter) María Cristina Morláns
Facultad de Ciencias Agrarias
Universidad Nacional de Catamarca
Publicado
en el año 2009: AREA ECOLOGIA. Editorial Científica Universitaria. UNCa. ISSN
1852-3013 (Publicaciones On Line. /www.editorial.unca.edu.ar/).
I N DI C E
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Pág
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RESUMEN
1. INTRODUCCION
2. OBJETIVOS
3. MARCO TEORICO
3.1. El concepto vulgar
3.2. El concepto científico
4. APORTES
MAS SIGNIFICATIVOS DE LA ECOLOGIA DE PAISAJES A LA CIENCIA DEL PAISAJE
5. ENFOQUE
6. METODOLOGÍA
– AREA DE ESTUDIO
6.1
AREA
DE ESTUDIO
6.1.1
Ubicación
6.1.2
Caracterización Hidrográfica
6.1.3
Caracterización Climática
6.1.4
Caracterización Fitogeográfica
6.1.5
Flora
6.1.5.1.
Abundancia relativa por grupo de especies
y
principales componentes florísticos
6.1.5.2. Cobertura General por
estrato
6.1.6
Fauna
6.2.
MATERIALES Y METODOS DE ANALISIS
6.2.1. Definiciones previas
6.2.2. Índices utilizados.
6.2.3.
Evaluación del estado de conservación
7.
RESULTADOS
7.1 Clases
o Categorías
7.2 Generación de Mapas de Cobertura
7.3 Índices
de Paisaje
7.4
Evaluación del estado de conservación de la matriz original
8.
DISCUSIÓN
9.
CONCLUSIONES
10.
RECOMENDACIONES
11.
BIBLIOGRAFÍA
12.
ANEXOS
12.1 Lista de especies citadas
12.2 Resolución de
|
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RESUMEN
Tomando como área de trabajo al
Valle Central de Catamarca, sobre el que ya existe considerable información ambiental básica, aquí se aborda
el análisis de la organización del Paisaje en su conjunto con los nuevos
elementos de análisis aportados por la ecología de paisajes y empleando
herramientas técnicas y metodológicas
derivadas de sensores remotos y programas de aplicación, siendo éste el primer
trabajo en su tipo en la región del NOA.
El espacio temporal corresponde al período 1973 – 2007, durante el cual la
fragmentación del paisaje pasó de ocupar menos del 9 % del área total analizada
a más del 21 %, mientras que su estado de conservación, considerado
“relativamente estable” (con tendencia a “vulnerable”) en 1973, resulta
decididamente “vulnerable” (con tendencia a “en peligro”) para la última fecha
analizada, aunque se mantiene el mismo grado de heterogeneidad del paisaje.
Para el año 2007 se detecta un notable empequeñecimiento de algunos sectores de
la matriz que, de llegar a su completo estrangulamiento, implicarían una
fragmentación brusca de la misma con pérdida de conectividad entre manchas de
hábitat original, lo que a su vez determinaría que el estado de conservación
pase de “en peligro” a “crítico”. A modo de recomendación, se propone un diseño
de corredores que, sin afectar objetivos de producción, optimice las relaciones de conectividad.
1.
INTRODUCCION
Los cambios en
la estructura del paisaje se asocian, comúnmente, a factores físicos,
biológicos y antrópicos. La estructura del paisaje (o arreglo espacio temporal
de sus componentes) es alterada por procesos de fragmentación resultantes de
sucesos naturales independientes de actividades humanas pero, con mucha mayor
frecuencia, a causa de estas últimas.
Tales procesos
de fragmentación determinan que la cobertura original de la superficie
terrestre desaparezca o sea sustituida, total o parcialmente, por una cobertura
diferente cambiando así la estructura y, según la magnitud (forma y extensión)
del cambio, los aspectos funcionales del
paisaje.
De la
interacción Sociedad – Naturaleza comúnmente resulta “un mosaico de ecosistemas
naturales e introducidos por el hombre, en su mayor parte fragmentados en
parches de diferentes forma y extensión. (…) Dentro de esa nueva estructura
espacial, el número, tamaño y proximidad de los parches de cada tipo de
ecosistema pueden afectar al mantenimiento de las poblaciones locales de
organismos que los habitan y a su dispersión, y la proximidad de otros tipos de
hábitats y fronteras ofrecer condiciones nuevas que pueden actuar como barrera
o vía de dispersión de organismos nativos o exóticos, de contaminantes, de
disturbios, etc.” (Menghi y del Sueldo, 2007).
Según la
velocidad del cambio y la distribución espacial de aquellos elementos estructurales, los ecosistemas
contenidos en el paisaje podrán adaptarse y mantener su funcionalidad o bien
ésta resultará afectada ya sea en su equilibrio global o en el de alguno de sus
componentes.
De acuerdo al
Principio del Medio Holocenótico, se entiende que cuando un componente de un
ecosistema cambia, con el tiempo cambiarán todos los demás. Este último proceso
será tanto más significativo para el conjunto cuanto más significativo sea para
el funcionalismo de un determinado
ecosistema el componente singular del mismo que resulte afectado (clima,
geomorfología, relieve local, comunidades vegetales, suelos, poblaciones o
individuos).
Para el caso
del área de estudio (Valle Central de Catamarca) los cambios más súbitos en el
uso y tipo de cobertura de los suelos se han dado en los últimos veinte -
treinta años y resulta oportuno analizar, desde los conceptos de la ecología de
paisajes, la velocidad y magnitud de la fragmentación y sus posibles
consecuencias, utilizando para ello dos momentos: 1973 (fecha de obtención de
las primeras imágenes satelitales Landsat) y 2007, definiendo así un espacio
temporal realmente asequible y cuantificable.
La ecología de
paisajes es una rama de la ecología que toma también conceptos y técnicas propias
de la geografía – sobre todo para el análisis estructural - e incorpora además nuevos conceptos de
análisis, como el de “parche”, “matriz”, “corredor” y “redes ecológicas” así
como propiedades topológicas dadas por la forma, el tamaño, el número y el
arreglo espacial de los distintos parches resultantes de los diferentes usos o
cubiertas de la tierra.
La
caracterización de la estructura del paisaje y las tendencias evolutivas de sus
patrones espaciales es un tema de la mayor importancia para el ordenamiento
territorial y la gestión ambiental, especialmente por su vinculación con la
biodiversidad o diversidad alfa y también la diversidad de hábitats y de
ecosistemas (diversidad beta y gamma,
respectivamente).
Una
consideración relevante en la delimitación espacial y caracterización
estructural de los ecosistemas es la interpretación integral y sistémica de la
información básica generada en el proyecto y/o
ya existente sobre geología, geomorfología, clima, suelos, vegetación,
usos potenciales y actuales, entre otras. Para ello es necesario el
establecimiento de las interrelaciones estructurales y espaciales de los
componentes del ecosistema, la determinación de las variables de síntesis y la
comprensión de los indicadores de los procesos o funciones discriminantes de
los ecosistemas. Este proceso genera el primer modelo espacial de ecosistemas
del área estudiada (Berroterán, s/f).
Dado que la información ambiental básica para el
Valle Central ya ha sido obtenida por investigaciones previas de diversos
autores, aquí se abordará el análisis de la organización del Paisaje
correspondiente al valle en su conjunto, con los nuevos elementos de análisis
aportados por la ecología de paisajes, siendo éste el primer trabajo en su tipo
en la región del NOA, a excepción quizás
del Mapa Forestal Provincia de
Catamarca - Actualización Año 2002 (Manghi, E. y otros, 2005), en que se
aplica una metodología similar, aunque dirigida exclusivamente a procesos de
deforestación. Para el NEA, se encontró un solo artículo (del Centro de Ecología Aplicada del Litoral) que
aplica el mismo enfoque, aunque en un área geográfica mucho más pequeña.
El área de
trabajo se inscribe en el Distrito Fitogeográfico del Chaco Árido de Llanura,
el cual fue identificado y denominado por Morello y otros (1977) y, para la
provincia de Catamarca, caracterizado por Morláns (1995) y Morláns y Guichón
(1995), quienes avanzaron en el reconocimiento de “Grandes Paisajes” y
“Asociaciones de Paisajes”, siguiendo la metodología de Análisis Fisiográfico
propuesta por el CIAF, que delimita áreas homogéneas desde el punto de vista
geogenético, climático, relieve general y principales agentes modeladores, a
los que se les puede agregar un cierto tipo de suelo y/o de cobertura del
mismo. Es necesario destacar que en este caso el uso del término “paisaje” es
un imperativo del método y no se
corresponde con la concepción que más adelante definimos para este
trabajo. Para evitar confusiones, en lo sucesivo se asignará para ambas la
denominación general de Unidades Ecofisiográficas.
Tres de las
Unidades reconocidas por Morláns y Guichón (op.cit.),
denominadas Piedemonte Oriental, Llanura
Fluvio-aluvio-eólica y Llanura
Aluvio-eólica, están experimentando desde fines del siglo pasado intensos
procesos de cambio, como consecuencia del paso de una explotación agropecuaria
considerablemente descapitalizada a otra altamente tecnificada que arroja
importantes excedentes productivos y genera muchos puestos de trabajo.
Esto a su vez
determina una aceleración de la fragmentación del paisaje primitivo que, aunque
hipotéticamente no altera demasiado su
arquitectura, puede llegar a modificar o
hasta anular las principales funciones ecosistémicas, dependiendo esto del
número, forma, tamaño y naturaleza de los parches y su grado de conectividad
y/o el estado de conservación de la matriz original.
Considerando
que la protección del ambiente, conservación y uso racional de los recursos
naturales renovables debería formar parte esencial de la política de ordenación
del territorio por parte del estado, proponiendo estrategias y métodos que
permitan evaluar el territorio desde aspectos físicos naturales, bióticos,
sociales, culturales y económicos, con inclusión del carácter espacial y
evolutivo de cada variable (Berroterán, s/f), aquí se pretende aportar a la
construcción de las bases para una ordenación territorial que concilie
intereses ecológicos y objetivos de protección con intereses y objetivos de
producción y desarrollo económico, contribuyendo también a definir acciones
encaminadas a la conservación de la diversidad y heterogeneidad del paisaje y de
los procesos ecológicos y evolutivos que les sustentan.
2. OBJETIVOS
2.1. OBJETIVO GENERAL
·
Analizar
los cambios ocurridos en la estructura del paisaje correspondiente al Valle
Central de Catamarca durante el espacio temporal 1973 - 2007, a través de los distintos indicadores
desarrollados por la ecología del paisaje.
·
Evaluar la aplicabilidad del enfoque teórico y
metodológico de la ecología de paisajes a dicho análisis.
2.2. OBJETIVOS ESPECIFICOS
·
Determinar
grandes patrones de distribución espacial según usos de la tierra y cubierta
del suelo (Clases o categorías).
- Identificar
matriz y parches.
- Comparar la
configuración del paisaje en dos momentos temporales.
- Medir el
tamaño de los parches y porcentaje de área ocupada en el Valle Central.
- Evaluar el
estado de conservación del elemento matriz
- Visualizar
las relaciones de conectividad, proponiendo de ser necesario, un diseño
que optimice dichas relaciones.
3.
MARCO TEORICO
Etimológicamente, el
término paisaje procede
del latín “pagus” (territorio, campo, distrito, pueblo…). El
latín “pagensis” dio en francés “pays”, que derivó luego en “paysage” (relativo
al campo, al territorio usado); de ahí que se le llame “paisano” al
que proviene del mismo lugar ((mismo país o, dentro de un determinado país,
mismo pueblo o ciudad) que otro. En idioma italiano, “paese” significa pueblo
(Corominas, 1976).
Respecto a su definición
semántica, cabe aclarar que en el transcurso de nuestra carrera se nos ha
impartido diversos conceptos del término “Paisaje”, según la realidad
visualizada desde la posición teórica (o paradigma) de cada docente, por lo que
se estima conveniente efectuar un marco teórico que, recogiendo todas aquellas,
permita arribar a una conceptualización objetiva y operativa del mismo.
3.1.
El
concepto vulgar.
En base a definiciones tomadas de
diccionarios comunes (no especializados), se extraen las siguientes
definiciones:
-
Extensión
de terreno visto de un lugar determinado (Gran Enciclopedia Larousse 1971)
-
Extensión
de terreno que se ve desde un sitio (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española
1992)
-
Porción
de terreno considerada en su aspecto artístico (Diccionario Enciclopédico Spasa
1985).
Estas definiciones generaron controversias ya que para algunas
personas “el paisaje existe sí y sólo sí
hay un observador humano que lo perciba y explique”, o bien que “el paisaje es meramente una creación del hombre, ya que
para que exista un paisaje visible es necesario fundamentalmente que haya un
observador de éste“.
Otros identifican al término paisaje con un
elemento de carácter meramente estético o visual por lo que se requiere además,
que el paisaje “sea bello e invite a la contemplación”. Más tarde, con un
sentido similar fue incorporada por disciplinas tales como la planificación y
el diseño. (Naveh et al, 2001).
En
ambos casos se trata de visiones reduccionistas del paisaje y encierran alto
grado de subjetividad, ya que la interpretación sensorial de individuos con diferentes
capacidades físicas, psíquicas e intelectuales así como la noción de “belleza”
dependen de circunstancias culturales, socioeconómicas, oportunidades
educacionales, etc. por lo que resultan difíciles de estandarizar.
Un sesgo semejante al anteriormente
expuesto se manifestaba en una recomendación de
la
Conferencia General de la Organización de las
Naciones Unidas para la
Educación , la
Ciencia y la
Cultura , reunida en París en 1962 (ratificada posteriormente
por Argentina y cuyo texto completo se incluye en Anexo 2), recomendación
relativa a la urgencia de “estudiar y adoptar las medidas necesarias
para proteger la belleza y el carácter de los lugares y paisajes”,
sin hacer referencia al paisaje en sí mismo sino a su valor estético y/o “ al interés cultural y científico que ofrece la vida salvaje”,
aunque más adelante reconoce que “los
lugares y paisajes constituyen un factor importante de la vida económica y
social de muchos países, así como un elemento importante de las condiciones de
higiene de sus habitantes”.
El paradigma que
subyace en tales conceptualizaciones es
el de considerar al paisaje como mero soporte de actividades productivas,
recreativas y/o fuente de inspiración artística del ser humano.
3.1.
El
concepto científico.
Haciendo una síntesis
de la información recopilada por Morláns (2005) es posible seguir
cronológicamente la evolución del concepto científico del paisaje desde el
siglo XVIII al XXI, con énfasis en la ecología de paisajes.
El término Ciencia del
Paisaje apareció por primera vez en 1884 para desiertos absolutos o lugares de
influencia glacial, de los cuales interesaban exclusivamente los procesos
físicos.
Previo a ello, los viajes
realizados por Alexander von Humboldt (1799 y 1808) hacia territorios americanos (de los cuales
se estudiaron características tanto de aspectos físicos como biológicos, no
aisladamente sino en sus relaciones recíprocas) y por Charles Darwin (1831 –
1836) contribuyeron a producir un acercamiento o principio de integración entre
las geo y biociencias, propiciando que en
1869, Ernest Haeckel acuñara
el concepto de Ecología como estudio de las relaciones entre los seres
vivos y su ambiente. Sin embargo, Haeckel no llegó a definir conceptualmente un
objeto propio de estudio de esta nueva ciencia que en principio quedó limitada
a su significación etimológica (del griego Oykos y Logos, sería el “estudio de
la casa”).
En 1919 H.
Hassinger propuso que la geografía regional tomara al paisaje como objeto
propio de estudio ya que, según él “ninguna otra ciencia distingue las
múltiples relaciones que se establecen entre las manifestaciones de la
naturaleza viva y la no viva, y con las personas de diferentes estratos
sociales que actúan por motivos económicos”.
En
1935 Arthur Tansley acuña el término “ecosistema” para realzar el concepto de
que cada hábitat es un todo integrado, lo que de alguna manera significa el
principio de la sustitución de la visión reduccionista por la holística.
Tres
años después (1938) Carls Troll acuña el término “ecología del paisaje” en
razón de que “los dos conceptos, ecología y paisaje, están relacionados con el
entorno del hombre, con la particularmente variada superficie terrestre que éste
tiene que usar de manera adecuada para su economía agrícola y forestal con el
fin de aprovechar las materias primas, al igual que la explotación minera o la
fuerza hidráulica que producen energía para impulsar sus industrias; un entorno
natural que el hombre, con sus actividades, transforma siempre de un paisaje
natural a un paisaje económica y culturalmente aprovechado”.
A partír
de 1960 - 70 se refuerzan los enfoques de tipo holístico y desde la realización
de la Conferencia
de Estocolmo (Primer Cumbre de la
Tierra ) se reconoce la existencia de graves problemas
ecológicos y ambientales; el paisaje comienza a ser considerado y estudiado
como un todo a partir de aproximadamente 1980, en que científicos de distintas
disciplinas comienzan a interpretar
al paisaje como el resultado de la interacción entre naturaleza y sociedad,
tomando en cuenta el contexto histórico social en el modelado del paisaje.
Desde la geomorfología, comienza a
denominarse paisaje al aspecto general de una región, determinado por el
conjunto de geoformas
(relieve tallado o construido sobre un sustrato, resultado tanto de la erosión
como de la acumulación de sedimentos sobre los relieves emergidos de las áreas
continentales) las cuales comprenden todos los elementos vinculados con la
morfología de la superficie terrestre (clima, relieve, litología,
geomorfología, suelos y cubierta vegetal con su fauna asociada).
Simultáneamente, desde las ciencias directamente relacionadas con el hombre
(historia, arqueología, etnografía, sociología), se asume que el paisaje,
entendido como entorno natural, fue pre-existente al ser humano y cuando éste
aparece en el planeta encuentra en él una fuente de recursos, pero también un
lugar inclemente al que debe modificar, adecuándolo a sus necesidades. De esta
manera, el paisaje incluye también la
presencia de obras antrópicas cuando ellas existen.
Uniendo ambas concepciones, el relieve
(fisiografía) constituye la base sobre la que interactúan otros componentes del
paisaje. Las particulares manifestaciones del clima, la presencia del agua o
nieve, la cubierta vegetal y la actividad humana, diferencian un determinado
paisaje frente a otros de relieves similares, a la vez que contribuyen a su
transformación. Entonces el paisaje
sería el aspecto general de una región, resultante de la modelación efectuada
por distintos factores (abióticos, bióticos y antrópicos, si los hubiere) cuya
particular historia evolutiva y adaptativa
le confiere características distintivas. De esta manera, el análisis de
la dinámica del paisaje debe abarcar varios niveles disciplinares, que permitan
conocer tanto el paisaje natural como sus modificaciones surgidas en la
creación del paisaje socio-cultural.
Por otra parte es también en la segunda mitad
del siglo XX cuando se desarrolló la tecnología de las fotografías aéreas, de
la fotogrametría y de la fotointerpretación a las que luego se sumaron sensores
remotos y programas de aplicación que permiten cambiar la escala sin variar la
fuente, incorporando así al cuerpo teórico importantes y poderosas herramientas
técnicas y metodológicas.
Desde una perspectiva
política, en el año 2000 la Convención Europea del Paisaje incorpora a éste como recurso en
sí mismo, considerándole “un recurso favorable para la actividad económica…,
un elemento esencial del bienestar individual y social…, un componente
fundamental del patrimonio cultural y natural… contribuyendo al más completo
desarrollo de los seres humanos… y a la consolidación de la identidad… ” Y “Reconociendo
que el paisaje es en todas partes un elemento importante de la calidad de vida
de las poblaciones, tanto en los medios urbanos como rurales, en los
territorios degradados como en los de gran calidad, en los espacios singulares
como en los cotidianos” como así también
“que la calidad y la diversidad de los paisajes europeos constituyen un recurso
común para cuya protección, gestión y ordenación es conveniente cooperar”.
Entre las recomendaciones más importantes se
destacan las siguientes:
5. La protección no se ha de
limitar a los lugares y paisajes naturales, sino que se ha de extender también
a los lugares y paisajes cuya formación se debe total o parcialmente a la mano
del hombre. Así, convendría dictar disposiciones especiales para lograr la protección
de ciertos lugares y paisajes tales como lugares y paisajes urbanos, que son en
general los más amenazados, sobre todo por las obras de construcción y la
especulación de terrenos. Conviene establecer una protección especial en las
proximidades de los monumentos.
6. Las medidas que se adopten
para la protección de los lugares y paisajes han de tener carácter preventivo y
correctivo.
7. Las medidas preventivas para
la protección de los lugares y paisajes han de tender a protegerles contra los
peligros que les amenacen. Estas medidas han de consistir esencialmente en el
control de los trabajos y actividades que puedan causar daños a los lugares y
paisajes, y en particular de:
a. La construcción de toda clase de edificios,
públicos o privados. Los planes se concebirán de tal modo que se respeten
ciertas exigencias estéticas relativas al propio edificio, y deberán estar en
armonía con el conjunto que se quiere proteger, evitando caer en una fácil
imitación de ciertas formas tradicionales y pintorescas;
O sea que considera al paisaje como
un recurso en sí mismo y recoge la capacidad de los paisajes de brindar bienes
y servicios ambientales, oportunidades de producción, recreación, contemplación
e inspiración artística. Es decir, aúna la definición vulgar con la científica
y de ello resultaron posteriormente
diversos enfoques de estudio de los paisajes:
Según
Martínez Vega y otros (2003), el estudio del paisaje
se puede enfocar desde dos concepciones: el paisaje total y el paisaje visual.
En la primera, el interés se centra en el estudio del paisaje como indicador o
fuente de información sintética del territorio y como un sistema de relaciones
en el que los procesos se encadenan. Su aprehensión se realiza como un todo. En
la segunda aproximación, la atención se dirige hacia lo que el observador es
capaz de percibir en ese territorio, el paisaje como expresión espacial y
visual del medio.
Estos
dos enfoques implican aproximaciones operativas (y por tanto metodológicas) distintas:
a) el estudio del paisaje como paisaje visual es
eminentemente descriptivo; el paisaje puede
considerarse definido por el entorno visual del punto de observación y
caracterizado por los elementos que pueden ser percibidos visualmente por el
hombre (relieve, geoformas predominantes, tipo y estructura de las formaciones
vegetales, etc.) pero no explica
la evolución y transformación de los paisajes.
b) el estudio del paisaje total es eminentemente funcional. Procura
interpretar las múltiples relaciones de interdependencia y supone una integración (análisis y síntesis) de procesos y
factores concurrentes que permiten explicar el paisaje actual y hasta cierto
punto predecir el paisaje futuro.
Asimismo
cada enfoque supone impactos diferentes: a nivel de paisaje total el impacto (positivo
o negativo) implica cambios en el carácter o calidad del mismo; a nivel de
paisaje visual el impacto se relaciona con los cambios que podrán sufrir las
posibles vistas del paisaje y sus efectos sobre el observador.
Actualmente
se afirma que cualquier fragmento de la superficie terrestre (fondos oceánicos
incluidos, aunque no así la superficie acuática) intervenido o
no por los humanos, configura un paisaje; es decir,
un conjunto de referentes físicos y funcionales, susceptible de ser considerado
como un fenómeno real en sí mismo. El paisaje refleja la realidad ambiental de
cada lugar (geológica, climática, edáfica), a la vez que resume y expresa la
historia de procesos biológicos y antrópicos que se hayan podido desarrollar en
él.
El
conjunto de referentes naturales físicos y funcionales y su proceso evolutivo aparece
como condición necesaria y suficiente e incluye paisajes no terrestres, como el
paisaje lunar o el paisaje marciano así como paisajes en los que el componente
biótico es tan insignificante que no
satisface la definición de ecosistema.
Sin
embargo, los paisajes contemporáneos son mayoritariamente paisajes transformados en distintos grados
como consecuencia de la actividad milenaria de diferentes formas de
organización social humana; por tal motivo y en lo que respecta al planeta
Tierra, la consideración de los procesos antrópicos es insoslayable.
Por todo esto la definición que a
nuestro criterio más se ajusta al termino paisaje es la de Burel y Baudry (2002) para los que el paisaje es un
nivel de organización de los sistemas ecológicos superior al del ecosistema,
que se caracteriza esencialmente por su heterogeneidad y su dinámica,
controlada en gran parte por la actividad humana. Existe independientemente de
la percepción humana.
3. APORTES
MÁS SIGNIFICATIVOS DE LA ECOLOGIA DE
PAISAJES A LA CIENCIA DEL PAISAJE.
A partir de entender al paisaje como la unidad de máxima
organización jerárquica de la naturaleza surgen nuevos paradigmas, siendo
quizás el más significativo el
reconocimiento de la importancia de la heterogeneidad espacial en el
mantenimiento de la integridad funcional de un territorio.
La ecología
del paisaje permite analizar la composición, estructura y dinámica de los
mosaicos espaciales así como de sus causas y consecuencias ecológicas.
Los términos ‘composición’ y ‘estructura’ de los
paisajes se inscriben bajo el concepto de ‘heterogeneidad ambiental’ y se
expresan a través de patrones espaciales en los paisajes (Fahrig, 2005) que, a
su vez, determinan el surgimiento de nuevos elementos de análisis propios de
este nivel de organización (matriz, parches, bordes, corredores, redes). En
consecuencia, la definición, cuantificación y análisis de los patrones citados
establecen las bases de estos estudios.
Turner y Gardner (2005) plantean la necesidad de
aclarar conceptos y términos que son esenciales en los procesos de medición y
descripción de los patrones y procesos espaciales.
El primer concepto es el de
‘escala’, que se define convencionalmente como la medida del grado de
resolución espacial y temporal de un proceso; sin embargo, desde la perspectiva
de la ecología del paisaje “escala” se define como un grupo de parches que interactúan
de manera significativa para el proceso ecológico que se aborda, en donde el
tamaño del paisaje depende de la escala a la cual la variable de respuesta efectivamente
responde.
Asociados a la escala, Turner et
al. (1991) plantean tres conceptos ecológicos importantes: la composición,
la estructura y función de los paisajes.
La composición hace
referencia a la diversidad de tipos de hábitat y de parches presentes en un
paisaje y su abundancia relativa. En un agroecosistema la composición puede
expresarse en los diferentes tipos de coberturas naturales y antrópicas (tipos
de cultivos, pasturas, áreas urbanas, densidad de carreteras, invernaderos
cubiertos, etc.), en los tipos de suelos o en los paisajes del área de estudio.
La estructura está determinada
por la composición, la configuración y la proporción de los diferentes parches
en el paisaje.
La función hace referencia
a la forma en que cada elemento en el paisaje interactúa basado en los eventos
de los ciclos de vida.
Estos conceptos se reflejan en
patrones espaciales y describen el contenido y el orden interno de un paisaje,
en donde hay heterogeneidad espacial o una distribución no aleatoria de objetos
(hábitat, parches) cuyo estudio separa esta disciplina de otras áreas de la
ecología
Por lo relativamente novedoso de
tales conceptos, conviene explicitarlos con mayor detalle:
Estructura
y organización del mosaico paisajístico
El mosaico
paisajístico tomado como “un conjunto de manchas de diferente naturaleza” esta
compuesto por una matriz que es el elemento predominante y quien le da su
estructura y configuración; dentro de ésta se encuentran los parches de naturaleza diferente a la matriz, y los
corredores que son los elementos lineares. En cada uno de estos elementos se
puede diferenciar un borde que interacciona fuertemente con las manchas vecinas y un núcleo interno en el
cual la interacción es prácticamente nula.
En un Ensayo
realizado por Aguilera Garramuño (s/f), en el cual se hace una extensa
revisión del tema, se establece que un paisaje está compuesto de un
mosaico de parches también llamados ‘elementos’ o ‘unidades básicas’
pertenecientes a paisajes, hábitats, sitios, ecotonos, ecotopos, biotopos,
componentes del paisaje o facies, los
cuales ocurren a una gran variedad de escalas temporales y espaciales
dependiendo de la percepción de cada organismo.
Ecológicamente los parches representan áreas
discretas o períodos de tiempo con condiciones ambientales relativamente
homogéneas cuyos bordes se distinguen por discontinuidades ambientales en
magnitudes que son percibidas o son relevantes para el organismo o proceso bajo
observación.
Los parches están inmersos en una matriz que es el
elemento de trasfondo más extenso y de mayor conectividad o continuidad
espacial en un paisaje; así, las especies que predominan en la matriz son las
que predominan en el paisaje.
En el nivel formal, generalmente estas ‘matrices
paisajísticas’ presentan bordes cóncavos que abrazan los otros elementos del
paisaje (parches y corredores) y juegan un rol dominante en los flujos de
materia y energía.
La zona de transición entre dos elementos distintos
del paisaje (por ejemplo, un área cultivada y otra no cultivada) tiene
características de ambos y, a veces, se le considera un tipo de elemento del paisaje
por sí misma (un tipo de hábitat). Suelen ser zonas secas y calientes, con más
especies de malezas que los parches que separa y que actúan como barreras
(permeable o impermeable) en el flujo de materia y energía entre los parches,
con implicaciones directas o indirectas en la dinámica espacial de las
especies.
Con base en la cuantificación geométrica de la
combinación de estos elementos del paisaje (parches – matriz - corredores), se
generan estadísticas e índices que describen la composición y estructura de los
paisajes en donde están inmersas las unidades de estudio.
Todos estos
elemento son observables, cartografiables y cuantificables según atributos como
la forma, el tamaño, la composición, el arreglo o grado de conexión y su
distribución espacial.
Si bien el
paisaje funciona como un todo es necesario comprender el funcionamiento de cada
uno de sus componentes para poder entender como
se relacionan
entre sí. Es decir que hay que cuantificar la estructura del paisaje para luego
poder realizar el estudio de sus funciones.
Sintetizando,
los elementos del mosaico del paisaje son:
·
La matriz del paisaje es el elemento más
extenso, más conectado con los otros elementos y ejerce una influencia
dominante sobre la flora, la fauna y los procesos ecológicos.
En la mayoría
de los paisajes la matriz es fácilmente identificable por el observador pero en
algunos paisajes o en cierto momento de la trayectoria del paisaje no es
perceptible llegándose a identificar erróneamente cualquier elemento como matriz. El elemento matriz es ampliamente dependiente
del fenómeno bajo consideración. Por ejemplo en un estudió geomorfológico el
sustrato geológico podría servir para definir la matriz y los parches; mientras
que en un estudio de vertebrados, la estructura de la vegetación podría servir para definir la matriz y los
parches.
A efectos
ilustrativos se han elaborado los esquemas siguientes:
En este caso la matriz es fácilmente identificable, al contrario de lo que se presenta en el esquema siguiente:
La matriz es también escala dependiente. A una escala pequeña (1: 1.000.000)
o mediana (1:500.000) la vegetación autóctona podría ser la matriz con parches
perturbados dentro de ésta; en cambio a una escala grande (1:250.000) la tierra
cultivada podría ser la matriz con parches de vegetación autóctona insertos en
ella.
·
El parche es la unidad elemental de un
mosaico paisajístico. El conjunto de parches crea un mosaico, considerado un
atributo descriptivo del paisaje.
El arreglo y
distribución espacial de los parches, su calidad, la yuxtaposición y proporción
de los diferentes tipos de parches son elementos que influencian y modifican el
comportamiento de los individuos, las poblaciones y las comunidades animales.
El tamaño y la forma son atributos importantes que influencian los flujos
bióticos y abióticos. Los parches pueden presentar diferentes formas, tanto
regulares como irregulares. Cuanto mas irregular es la forma de un parche,
mayor es el área borde, lo cual tiene grandes implicaciones para la dispersión
de las plantas y el movimiento de los animales (Forman y Godron, 1981; Forman,
1997).
Para
MacGarigal (2006), los parches representan áreas relativamente discretas (áreas
definidas) o períodos (dominio temporal) de condiciones ambientales
relativamente homogéneas en los que las fronteras entre los parches se
distinguen por uno o varios de los criterios siguientes: 1) presentar
discontinuidades de carácter ambiental con respecto a su entorno. 2) magnitudes
percibidas o relevantes para los organismos, 3) procesos ecológicos bajo
consideración del investigador, por ejemplo transformaciones en los usos y
cubiertas de los suelos.
- Los
ambientes edge o zonas de borde. Definidos en la ecología clásica como ecotonos,
constituyen una zona de transición entre dos comunidades vegetales
adyacentes. Son áreas de tensión asociadas con propiedades emergentes de
alta productividad y diversidad.
También pueden representar hábitats fronterizos caracterizados por
discontinuidades abruptas en las propiedades o rasgos bióticos y abióticos
distintivos de dos hábitats adyacentes.
El microclima
del sector más externo (borde) de un parche es considerablemente diferente del microclima interior (núcleo) del mismo,
influyendo en la composición y abundancia de las especies y eventualmente en
las características edáficas.
Por tal motivo
suele tener mucho interés en la
Ecología de Paisajes el análisis de la relación
perímetro/superficie de los parches ya que ella incide en el “efecto borde”.
- Corredores.
Son elementos lineares
o en faja del paisaje con características diferentes a las del ambiente
circundante. Pueden ser naturales (p.e., ríos), resultantes de un proceso
de degradación (p.e. cárcavas) o culturales (p.e., carreteras). Por la
escala de este trabajo, los corredores no serán considerados en el
análisis pero sí en las recomendaciones.
- Conectividad.
La conectividad (o
conexión funcional) de un paisaje permite analizar los procesos mediante
los cuales los individuos de una determinada población (o subpoblación)
están interconectados, enlazados dentro de una unidad funcional
demográfica. Es un parámetro inversamente correlacionado con la hostilidad
de los hábitats en que se fragmenta el paisaje. El
concepto funcional de conectividad explícitamente considera la respuesta
de comportamiento de un organismo a distintos elementos del paisaje lo que
implica tanto el patrón de movimiento y el riesgo de mortalidad en los
distintos elementos del paisaje como su reacción a los bordes (Fahrig,
2000), lo que esta relacionado con la escala de percepción de la
heterogeneidad de las diversas especies. Especies con baja capacidad de
dispersión estarán más aisladas que especies altamente móviles ya que
incluso pequeñas pérdidas de conectividad del paisaje pueden impedirles
colonizar nuevos hábitats. Las especies con alta capacidad de dispersión
pueden percibir el paisaje como funcionalmente conectado aún cuando exista
un alto grado de fragmentación, siendo capaces de cruzar las zonas
hostiles y colonizar áreas propicias. Debido a que el movimiento de los
organismos en ambientes heterogéneos o fragmentados no se ha estudiado en Catamarca, este aspecto
sólo será considerado en términos generales y especulativos.
5. ENFOQUE
El estudio del
paisaje (Menghi, 2007) se puede enfocar:
a) en el mosaico que compone la variedad
de ecosistemas o hábitats, y
b) en un tipo de organismo y su relación con
el estado de fragmentación del tipo de hábitat del que depende (número, área,
forma y distancia de parches).
Desde
cualquier enfoque, tienen interés los efectos recíprocos entre la estructura,
los procesos ecológicos y socioeconómicos relacionados.
Las especies suelen presentar
patrones de distribución discontinuos producidos por la variación espacial de
las condiciones ambientales que determinan la calidad de sus hábitats y su
atomización adicional por causa de la acción humana. Una imagen muy familiar,
por ejemplo, es la destrucción y fragmentación de los bosques por la expansión
de cultivos y pastizales o la eliminación de los terrenos agrícolas en
beneficio de las áreas urbanas. En todos estos casos, las especies de los
hábitats en retroceso ven mermar el territorio disponible a la vez que se
enfrentan a una creciente atomización de sus poblaciones (Aguilera Garramuño, op.cit.)
Según Santos y
Tellería (2006), con la fragmentación y destrucción de un hábitat se produce un
cambio progresivo en la configuración del paisaje que puede definirse
adecuadamente mediante las tendencias de cuatro variables paisajísticas que
cambian simultáneamente y que tienen, en conjunto, una incidencia perniciosa
sobre la supervivencia de las especies afectadas:
- Una pérdida regional en la cantidad de hábitat, con la consiguiente reducción del tamaño de las poblaciones de los organismos afectados. Como consecuencia, disminuye la densidad regional de las especies (número de individuos por unidad de superficie en toda la región considerada).
- Una disminución del tamaño
medio y un aumento del
número de los fragmentos de
hábitat resultantes. Esta tendencia reduce progresivamente el
tamaño de las poblaciones mantenidas por cada uno de los fragmentos,
aumentando así el riesgo de que alcancen un umbral por debajo del
cual son inviables.
- Un aumento de la distancia
entre fragmentos, con la consiguiente dificultad para el intercambio
de individuos entre las poblaciones aisladas, así como para reponerse, por
recolonización, de una eventual extinción.
- Por último, se produce un aumento de la relación
perímetro/superficie y, por consiguiente, una mayor exposición del hábitat
fragmentado a múltiples interferencias procedentes de los hábitats
periféricos o “matriz de hábitat”. Se da así un creciente efecto de borde que origina un
deterioro de la calidad del hábitat en regresión, afectando a la
supervivencia de las poblaciones acantonadas en los fragmentos.
Estas tendencias serán discutidas en la sección correspondiente.
Debido a que,
como quedó indicado, no existen para la provincia de Catamarca y/o la Región Fitogeográfica
a la que pertenece el Valle Central, estudios relativos al comportamiento de
las especies y sus necesidades de hábitat, en el marco del presente trabajo el
enfoque estará puesto en el mosaico que compone la variedad de ecosistemas o
hábitats, constituyendo así el punto de inicio para quienes quieran abordar el
segundo enfoque.
6.
METODOS Y TECNICAS
El
trabajo se realizó mediante el análisis de fuentes de Información secundarias
(revisión bibliográfica, a efectos de caracterizar el área de estudio) y
primarias (análisis de imágenes satelitales e interpretación visual y
digitalizada, sin y con supervisión sobre el terreno), para evaluar el proceso
de fragmentación en el período considerado.
Los datos
brutos así obtenidos fueron caracterizados mediante diversos índices que se
detallan más adelante.
Complementariamente, se aplicó el
modelo desarrollado por Dinerstein y col. (1995) a fin de estimar el estado de
conservación y/o la integralidad ecológica.
6.1 AREA DE ESTUDIO
Para
la caracterización del área de estudio se revisó bibliografía preexistente, destacando
los siguientes trabajos:
González
Bonorino, F (1978) Descripción Geológica de la Hoja 14f
(S.F. del V. de Catamarca). Provincias
de Catamarca y Tucumán. Serv. Geol. Nac. Bol. 160. Bs. As.
Ojeda, J y Col, 1999: Unidades Morfológicas del Dpto. Capital de la
Provincia de Catamarca. En Rev. de Ciencia y Técnica UNCa., Vol. V N° 8, pág.49 - 59. (ISSN
0328-431X)
Oblitas, J. (1968). Estudio hidrológico del Valle de Catamarca.
Subsecretaría de Minería. In forme
Inédito.
da Silva, H. y col, 1983. Cartografía de Reconocimiento de Suelos de
la provincia de Catamarca. I: Valle de Catamarca. Actas de la 9a. Reunión
Argentina de las Ciencias del Suelo. Mar del Plata, Argentina.
Morláns, M.C. y Guichón, B.A., 1988. Las regiones
fitogeográficas de Catamarca y el estado y uso de los recursos vegetales. En “El
Deterioro del Ambiente en la Argentina ”. FECIC, PROSA
(:216-224). 1ª. Edición, agotada. 2ª. Edición, agotada
Morláns, M.C., Guichón, B.A, 1995: Reconocimiento ecológico de la
provincia de Catamarca I: Valle de Catamarca. Vegetación y fisiografía. En Rev.
de Ciencia y Técnica UNCa., Vol. I N° 1, pág.15 - 50. (ISSN
0328-431X)
En
razón de que estas dos últimas publicaciones presentan un compendio de los
aspectos más relevantes para este trabajo, se los tomó como referencia casi exclusiva.
6.1.1. UBICACIÓN
El Valle
de Catamarca o Valle Central es una extensa depresión tectónica delimitada al
oeste por la Sa.
de Ambato-Manchao y al este por la
Sa. de El Alto-Ancasti. Su límite norte está dado por las
últimas estribaciones de las Sas. de Fariñango y Gracianas, las cuales
descienden hasta hundirse en el relleno cuartario un poco al norte y este,
respectivamente, de la ciudad capital. También los valles intermontanos
descienden, volcando sus aguas en esta depresión (Mapa Nº 1)
Hacia
el sur, el Valle de Catamarca se continúa con los Llanos de La Rioja.
A los efectos de
este estudio, el sector de
análisis se delimitó en coincidencia con las cotas superiores de los piedemonte
oriental de la Sa.
de Ambato y piedemonte occidental de la
Sa. de Ancasti (al
Este y Oeste, respectivamente) mientras que en sentido meridional se tomó desde el norte de la ciudad Capital
hasta una línea que por el sur sigue el límite interprovincial hasta la
localidad de San Martin y termina uniéndose al piedemonte del cordón El Alto -
Ancasti (Mapas 3 y 4, en Resultados), conformando una superficie total de 322.735,18 has.
MAPA
Nº 1: Ubicación del Valle Central en la provincia de Catamarca.
6.1.2 CARACTERIZACIÓN FISIOGRÁFICA E HIDROGRÁFICA
En términos generales, el Valle presenta un triple juego de
pendientes: de oeste a este, en el Piedemonte Occidental; de este a oeste, en
el Piedemonte Oriental y una pendiente general norte – sur.
El
Río del Valle, que lo recorre en su parte septentrional, termina insumiéndose
en Punta del Río, a la latitud de Huillapima; sólo en épocas de crecientes sus
aguas pueden llegar un poco más al sur. Sus principales afluentes provienen de la
ladera occidental del Ambato (Ríos Huañomil, Las Juntas, El Rodeo, etc.).
Otros
ríos que drenan esta ladera son: el Arroyo del Tala (que nace en las cumbres
del Ambato y en la Chacarita
de Los Padres recibe al Arroyo Las Trancas, que drena la cumbre de Los
Angeles); de caudal permanente, abastece
de agua potable a parte de la ciudad de San Fernando.
Hacia
el sur, el arroyo Coneta (que solamente en creciente se une al río del Valle),
los Arroyos Simbolar y Pampichuela y el Río Chumbicha o San Jerónimo, son los
más importantes. Las aguas de estos ríos son captadas para riego y consumo
humano en los oasis de piedemonte.
El
drenaje de la ladera occidental del Ancasti es a través de cursos de agua de
corto recorrido y escasa relevancia. Uno de los más importantes es el Río
Grande, que desciende hacia el valle por la quebrada del Tipán.
Contra
el flanco de ambos cordones montañosos existe un piedemonte, mucho mejor
desarrollado al pie del Ambato, formado por depósitos de fanglomerados y arenas
gruesas, a continuación de los cuales sigue una extensa bajada que forma un
plano inclinado suave y continuo hasta el centro de la depresión, la cual se
encuentra más cercana a la Sa.
de Ancasti.
En
la mitad norte del valle pueden observarse médanos de poca altura, asociados al
cauce del río, de curso divagante. Los médanos que corresponden a meandros
actuales son vivos, mientras que los que corresponden a meandros abandonados
están ya fijados por la vegetación.
En
la mitad sur, el rasgo más destacado es la existencia de una extensa área de
barreales o "barriales", que precede a las Salinas Grandes. En dicha
área, los médanos han sido removidos en parte por los vientos y por acción de
las aguas en crecientes.
6.1.3
CARACTERIZACIÓN CLIMÁTICA
Según Morláns (1995) el Distrito del Chaco Arido de
Llanura se extiende por el Valle de Catamarca y por los piedemonte de las
Sierras que lo enmarcan, abriéndose hacia el sur y sureste hasta trasponer los
límites provinciales.
Como su nombre lo indica, éste es el sector más xérico
dentro de la
Provincia Fitogeográfica Chaqueña, con un promedio de
precipitación anual que oscila entre los 300 y 360 mm ; las lluvias se
concentran en el verano, cayendo el 50 % de las mismas de diciembre a febrero.
El resto se distribuye casi totalmente entre octubre, noviembre, marzo y abril,
de modo que existe un período muy seco de mayo a septiembre que corresponde
asimismo al período con probabilidad de ocurrencia de heladas.
La temperatura media anual para Catamarca (ciudad
capital) es de 20,2°C
promediando 27,7°C la
temperatura del mes más cálido (enero) y 10,8°C la del mes más frío (julio).
6.1.4 CARACTERIZACIÓN
FITOGEOGRÁFICA
El sector en estudio
corresponde a la
Provincia Chaqueña la que, en Catamarca ocupa las regiones
Centro y Este, desde la vertiente oriental del
Ambato hasta el límite interprovincial con Santiago del Estero, al
este, y con Córdoba y La Rioja
al sur.
De acuerdo a la
división efectuada por Cabrera (1976), estarían representados en Catamarca dos
distritos: el Chaqueño Occidental y el Chaqueño Serrano.
Morello y Adámoli
(1974) proponen la denominación de Chaco Árido para aquel sector de la Provincia Chaqueña
que se extiende por los bolsones interserranos, al cual consideran como un
amplio ecotono entre las Provincias del Chaco y Monte.
Según Cabrera (1976),
la vegetación clímax del Distrito Occidental corresponde a un bosque xerófilo
caducifolio dominado por Schinopsis
lorentzii (Quebracho Colorado Santiagueño) y Aspidosperma quebracho-blanco.
Morello, Sancholuz y
Blanco (1977), siguiendo criterios de Ragonese, consideran que la
característica distintiva del Chaco Árido (al que en el citado trabajo asignan
categoría de Región Ecológica) es la presencia de un solo quebracho: el
Quebracho Blanco, el cual forma bosques abiertos.
Este mismo criterio es asumido por Morláns y Guichón
(1995), que asignan a la vegetación del Valle Central la denominación de
Distrito del Chaco Árido de Llanura, reconociendo
en él siete Unidades Ecofisiográficas, definidas esencialmente por la
geomorfología.
Tomando como eje el Valle
de Catamarca, tales Unidades (Mapa No. 2) son:
- Piedemonte Occidental (adosado a la ladera oriental del Ambato);
- Piedemonte Oriental (adosado a la ladera occidental del Ancasti);
- Llanura Fluvio-aluvio-eólica (en el sector apical del valle);
- Llanura Aluvio-eólica (en el sector medio del valle);
- Playa con Barreales (en el sector distal);
- Area Perisalina (al sureste de la Provincia ) y Salinas Grandes (extremo sureste de
Catamarca), que no serán consideradas pues quedan fuera del área de estudio
definida para esta presentación.
Cada una de estas Unidades presenta diferencias más
o menos marcadas en el relieve y sustrato así como en la vegetación que
soportan. Una descripción sintética de las mismas se realiza a continuación.
Tabla No. 1. Sinopsis
de las principales características de las Unidades de Vegetación y Ambiente del
Valle Central
Fuente:
elaboración propia en base a datos tomados de Morláns y Guichón, 1995
6.1.5. FLORA.
6.1.5.1. Abundancia relativa por grupo de especies y principales
componentes florísticos.
a) Piedemonte Occidental
Figura N Fig. Nº 1. Abundancia Relativa por grupo de especies
en el Piedemonte Occidental.
![]() |
Añadir leyenda |
Fuente: elaboración propia en
base a datos tomados de Morláns y Guichón, 1995.
Especies predominantes en orden de mayor a menor contribución a la Abundancia Relativa
(AR). Las Cactáceas no se detallan:
b)
Piedemonte Oriental
Figura No 2. Abundancia Relativa por grupo de especies
en el Piedemonte Oriental
Fuente: elaboración propia en
base a datos tomados de Morláns y Guichón, 1995.
Especies predominantes en orden de mayor a menor contribución a la AR (las Cactáceas no se
detallan):
c) Llanura Fluvio Aluvio-eólica
Figura No 3.
Abundancia Relativa por grupo de especies en la Llanura Fluvio – aluvio –
eólica.
Fuente: elaboración propia en
base a datos tomados de Morláns y Guichón, 1995.
Especies predominantes en orden de mayor a menor contribución a la AR (las Cactáceas no se
detallan):
d) Llanura Aluvio-eólica
Figura No 4. Abundancia
Relativa por grupo de especies en la Llanura
Aluvio – eólica.
Fuente: elaboración propia en
base a datos tomados de Morláns y Guichón, 1995.
Especies predominantes en orden de mayor a menor contribución a la AR (las Cactáceas no se
detallan):
e) Vegetación de los Bajos (Playa) con Barriales:
Figura No 5. Abundancia Relativa por grupo de
especies en la Playa
con barreales, sector norte.
Fuente: elaboración propia en
base a datos tomados de Morláns y Guichón, 1995.
Especies predominantes en orden de mayor a menor contribución a la AR (las Cactáceas no se
detallan):
Figura No 6. Abundancia Relativa
por grupo de especies en la Playa con barreales, sector
sur.
Fuente: elaboración propia en
base a datos tomados de Morláns y Guichón, 1995.
Especies predominantes en orden de mayor a menor contribución a la AR (las Cactáceas no se
detallan):
6.1.5.2.
COBERTURA GENERAL POR ESTRATO
Es
necesario destacar que la vegetación descripta no se corresponde con la que
podría suponerse prístina o en estado clímax sino que es el resultado de un
proceso de ocupación del territorio y apropiación de sus recursos realizados
bajo el paradigma de que el paisaje (la tierra, sus recursos) era eterno
soporte de actividades extractivas.
De cualquier manera, el cambio no había sido
demasiado drástico
(A la fecha de realizado el trabajo, por Morláns y
Guichon)
y, aunque degradada, la vegetación natural (y
por tanto los hábitats) persistían.
6.1.6. FAUNA
Sobre la fauna
correspondiente al Área de Estudio se encontró un listado en Cabrera y Willink
(1980) y pese a que los citados autores reconocen la existencia de diferencias
entre la fauna de la “región oriental húmeda y la Occidental, más seca” (Pág. 73), las especies
que se citaron se refieren al conjunto de la Provincia Chaqueña.
En una
publicación de De la Orden y Quiroga (2005) hay referencias concretas pero no
exhaustivas y de cualquier manera ambos textos no ofrecen indicación alguna
respecto a la necesidad de hábitat y tamaño mínimo de área requerido por la
fauna regional.
Por lo antes
expuesto se considera inútil incluir un listado de fauna ya que carecería de
significado.
6.2.
MATERIALES Y METODOS DE ANALISIS
Los
materiales utilizados fueron imágenes satelitales LANDSAT, falso color estándar
(RGB-432), de 1973 (Landsat MSS) en formato papel y 2007 (Landsat
TM5), en formato “tiff”, en escala original 1:500.000.
Se
seleccionó la combinación de bandas RGB-432: Banda 4: (0,76 a 0,90 micrones - infrarrojo cercano -). Banda 3: (0,63 a 0,69 micrones - rojo
-) Banda 2: (0,52 a
0,60 micrones - verde -), ya que permite realizar la
mejor interpretación visual para el
análisis de coberturas y usos de la tierra.
Para realizar
el estudio sobre las imágenes fue necesario que ambas estuvieran en un mismo formato y en un mismo sistema de referencia. La
imagen de 1973 fue escaneada y convertida en formato tiff.
El
proceso de georeferenciación de ambas imágenes se realizó utilizando el mosaico 1:500.000
georreferenciado de la Prov.
de Catamarca elaborado por el ETISIG (aprobado por CONAE el 16/03/2007) con los
siguientes parámetros:
-
Tipo de proyección: Transversal Mercator
-
Datum WGS 84
-
Longitud del Meridiano Central. 66°00’00” W
-
Latitud de origen de proyección: 90°00’00” S
-
Falso Este: 3.500.000
-
Factor de Escala: 1
Para el diseño de los corredores y las áreas naturales protegidas se usó la carta de imagen satelitaria 2966-II San Fernando del Valle de Catamarca, editada por el IGM en Julio/1998, la cual fue elaborada sobre la base de imágenes LANDSAT TM captadas mayoritariamente durante el verano.
Figura Nº 7: Distribución porcentual de las clases de paisaje:
b) Año 2007
b) Medidas dela
Configuración Espacial : Estos índices ofrecen una primera aproximación
general a las características morfológicas de un determinado paisaje.
Factores condicionantes del ámbito
político, como la inexistencia del concepto de planificación y uso del espacio así como la ausencia de
planes de utilización de la tierra y escasa reglamentación (y/o ausencia de
cumplimiento) para la protección de los recursos, determinaron que
efectivamente la condición de vulnerabilidad se alcanzara.
Para el diseño de los corredores y las áreas naturales protegidas se usó la carta de imagen satelitaria 2966-II San Fernando del Valle de Catamarca, editada por el IGM en Julio/1998, la cual fue elaborada sobre la base de imágenes LANDSAT TM captadas mayoritariamente durante el verano.
6.2.1. Definiciones previas
Teniendo las imágenes
en formato papel, se llevó a cabo una interpretación visual preliminar de éstas,
con el fin de identificar, diferenciar y clasificar las principales coberturas
del área de estudio, a fin de obtener una visión de la organización general del
espacio (ver Resultados, Pág. 50).
El procedimiento de interpretación visual es
apropiado para la detección de cambios tales como la deforestación y
fragmentación, ya que el reemplazo de bosque por tierras agrícolas representa
cambios contratantes en los valores espectrales de las imágenes como así
también formas características que favorecen su identificación.
El área de estudio fue subdividida en 6 Clases,
en cada una de las cuales predomina un particular
uso del suelo.
En la siguiente etapa se procedió a relevar sobre las imágenes las Clases
descriptas, utilizando primeramente el software GVSIG, el que no fue totalmente
satisfactorio, por lo que el primer tratamiento de imágenes se corrigió con el
software Autocad Map.
Una vez identificados y clasificados los polígonos se
transcribieron a tablas diseñadas para el relevamiento de los datos. El tipo de cobertura específica de cada polígono no fue
discriminado ya que no es objetivo de este trabajo.
6.2.2.
Índices utilizados.
Existen software de distribución
gratuita por Internet, como el FRAGSTAT o el Pach Análisis, que proporcionan
automáticamente diversos índices de paisaje que permiten evaluar el tamaño, la
forma, la diversidad, la distribución espacial y los grados de aislamiento y de
conectividad de los parches.
La mayor parte de esos índices
son de utilidad cuando se pretende analizar el paisaje en función de una
especie en particular, ya que en tal caso la relación perímetro/superficie y
particularmente los índices de forma y dimensión fractal son de la mayor
importancia pues inciden en las posibilidades de supervivencia.
Dado que dicho enfoque aquí se ha
desechado explícitamente, en este trabajo sólo se calcula la métrica del área y
medidas relevantes (para nuestro enfoque y objetivos) de configuración
espacial.
6.2.2.1
Métricas de Área:
·
Área de cada tipo de cobertura
Es la medida del área
en hectáreas para cada tipo de cobertura en cada uno de los años considerados.
Se obtiene sumando el tamaño (área) de
los parches para cierto tipo de cobertura
·
Porcentaje de Paisaje
Es el porcentaje
ocupado por un tipo de cobertura en el total del paisaje y es la métrica más
elemental en el estudio de los patrones de paisaje. Los cambios del porcentaje
en el tiempo dan información acerca del incremento y el decrecimiento de las
áreas de cierto tipo de cobertura. Se calcula de esta forma:
Pi = [Área
total del tipo de cobertura i x 100] / Área total del paisaje
6.2.2.2
Medidas de la
Configuración Espacial :
·
Tamaño Promedio del Parche
Es el promedio aritmético del tamaño de
todos los parches en el paisaje o del total de parches de cierto tipo de
cobertura y se calcula sumando las áreas de todos los parches del tipo de
cobertura correspondiente, dividido por el número de parches del mismo tipo de
cobertura (McGarigal & Marks, 1995).
Tamaño promedio del parche (MPS)= Σ Ak /
M
Donde M= Es el número
de parches para el tipo de cobertura que está siendo calculada, y Ak es el área
de los parches del tipo de cobertura analizado.
·
Número Total de Parches
Simplemente es el número de parches que
están presentes en un mosaico. Este índice puede ser acumulativo para todo el
paisaje o para cada tipo de cobertura y es particularmente sensible a lo
fragmentado que se encuentre el paisaje. Otorga información directa sobre los
patrones del paisaje.
·
Relación perímetro
/superficie: sólo se consideró el cociente entre ambos, sin comparar con el
cuadrado o el círculo.
6.2.3. Evaluación del estado de
conservación de la matriz original
Finalmente se evaluó
el estado de conservación de las áreas ocupadas por el hábitat original adaptando
la metodología desarrollada por
Dinerstein y colaboradores (1995) según la importancia y categorías que se
indican a continuación:
El
Índice del Estado de Conservación se determina por un número entre 0 (para el
mejor) y 100 (para el peor conservado), habiéndose establecido la distribución
siguiente:
Importancia (%)
|
Parámetro o criterio
|
30
|
Pérdida total de hábitat
|
25
|
Bloques de hábitat
|
25
|
Fragmentación del hábitat
|
20
|
Degradación del hábitat
|
a) Pérdida de hábitat original: se le otorga la
máxima importancia pues existe una correlación general entre la pérdida de
hábitat y la pérdida de especies.
b) Bloques de hábitat: le sigue en importancia al
anterior, ya que todas las especies tienen requerimientos de área mínima para
su natural funcionamiento y especies mayores requieren espacios mayores. Grandes bloques de hábitat permiten la
persistencia de una gama mayor de especies y dinámica ecosistémica. También es
importante el número de bloques contiguos de hábitat y su distribución a lo
largo del paisaje.
c) Fragmentación del hábitat. Tan importante como en
anterior, ya que a medida que la fragmentación aumenta, la cantidad de área de
hábitat central crítico disminuye.
d) Degradación del hábitat: producida por actividades
humanas actuales (tala, quema, sobrepastoreo, etc.). Se le asigna una
importancia menor, ya que se supone que tales actividades serán controladas tras
la asignación de categoría de conservación. Dado que para el caso del Valle
Central no está prevista una política de conservación, se modificó la escala y
conceptos propuestos por los autores del método, incluyendo criterios de
desertificación como proceso de simplificación ecológica.
El estado de conservación instantáneo resulta de
sumar los valores numéricos asignados a aquellas cuatro variables
correspondientes al paisaje.
La
determinación de puntaje para cada criterio se estableció de la manera
siguiente:
1.
Pérdida
del hábitat original:
Puntos
|
Hábitat original perdido (%)
|
0 a 4
|
0 –9
|
5 a 9
|
10 – 29
|
10 a 14
|
30 - 59
|
15 a 24
|
60 - 79
|
25 a 30
|
+ 80
|
2
Bloques
de hábitat: las variables para este criterio dependen del tipo principal de formación vegetal (Por
ejemplo, selva, bosque, pastizal, matorral xerófilo) y también del tamaño del
bloque y del tamaño original de la eco región que todavía mantiene su hábitat
intacto (este último dato se expresa en %).
A modo de ejemplo, suponiendo una formación
xerofítica cuyo tamaño es de entre 1000 y 3000 Km², la asignación de puntos
según tamaño de bloques y hábitat original sería:
Puntos
|
Tamaño del bloque (Km²)
|
Tamaño eco región (%)
|
0 a 4
|
1 ≥ de 500 o 2
≥ 200
|
80 – 100 % intacto
|
5 a 9
|
≥ 200
|
40 – 79 % intacto
|
10 a 14
|
2 bloques ≥ 100
|
10 – 39 % intacto
|
≥ 100
|
1 – 9 % intacto
|
|
25
|
Ningún bloque ≥ 100
|
Menos del 1 % intacto
|
- Fragmentación
del hábitat:
Puntos
|
Grado de Fragmentación
|
0 a 4
|
Escasa fragmentación, alta conectividad
|
5 a 9
|
Fragmentos grandes, más del 50 % de ellos se
agrupan o conectan
|
10 a 14
|
Fragmentos grandes a medianos poco conectados.
Menos del 50 % presenta cierto grado de agrupamiento
|
15 a 24
|
Fragmentos medianos a pequeños, con escasa
conectividad y muy aislados unos de otros
|
25
|
Fragmentos pequeños, aislados en el paisaje, con
mucho efecto de borde (poco hábitat central)
|
4. Degradación del hábitat:
Puntos
|
Grado de degradación
|
0 a 4
|
Acciones antrópicas ausentes o de bajo impacto
negativo
|
5 a 14
|
Intervención antrópica mediana a fuerte, con
modificación parcial de la cubierta vegetal original,
|
15 a 20
|
Intervención antrópica fuerte, con modificación
profunda de la cubierta vegetal original.
|
Estado de conservación inferido:
Se
determina sumando los puntos establecidos para cada una de aquellas variables,
de acuerdo a la escala y conceptos siguientes:
Puntos
|
Estado de conservación
|
0 – 9
|
Relativamente intacto
|
10 – 29
|
Relativamente estable
|
30 – 59
|
Vulnerable
|
60 – 89
|
En peligro
|
90 – 100
|
Crítico
|
- Relativamente
intacto: las comunidades naturales no están afectadas o sólo en grado
mínimo, manteniéndose los procesos ecosistémicos naturales. La biota se
mueve y dispersa sin obstáculos a lo largo del hábitat, el cual es en gran
parte continuo.
- Relativamente
estable: las especies más sensibles y/o de mayor tamaño están afectadas en
ciertas áreas perturbadas que pueden ser extensas pero distribuidas en
parches respecto a las áreas de hábitat intacto. Los vínculos ecológicos
entre bloques de hábitats intactos se mantienen funcionales.
- Vulnerable:
el hábitat intacto remanente se encuentra en bloques de tamaño diverso.
Especies sensibles o explotadas están en peligro o han sido eliminadas. El
uso de la tierra en áreas que separan bloques de hábitats remanente
todavía es compatible con el mantenimiento de especies menos sensibles y/o
de pequeño tamaño.
- En peligro:
el hábitat natural remanente está restringido a fragmentos de tamaño
variable, con poca conectividad entre ellos. Para las especies de mayor
tamaño y/o que ocupan nichos tróficos superiores, los fragmentos no
cumplen con los requisitos mínimos de tamaño de área. Los procesos
ecológicos (sucesionales, de resiliencia, de persistencia, de estabilidad,
de homeostasis, etc.) están alterados.
- Crítico: el
hábitat intacto remanente se encuentra restringido a fragmentos pequeños y
aislados. Escasa biota original está presente y sus probabilidades de
persistencia en el mediano plazo es muy baja. Existen pocas oportunidades
de restauración debido a la pérdida de hábitat viable para las comunidades
naturales, habiendo riesgo de dispersión de especies exóticas.
7. RESULTADOS
7.1 Clases o
Categorías (organización del paisaje):
Las clases utilizadas fueron:
Clases
|
Ubicación
|
AREAS
URBANAS
|
Capital y Valle Viejo (como centros urbanos de más importancia)
agregándose Sumalao en el 2007
|
CHACRAS
|
Valle Viejo, Fray Mamerto Esquiú, San Isidro, Sumalao.
|
OASIS DE
RIEGO
|
Coneta, Miraflores, Huillapima,
Capayan, San Pablo, Concepción, San Pedro, Chumbicha
|
COLONIAS
|
Colonia Nueva Coneta y Colonia del
Valle.
|
CULTIVOS INTENSIVOS
|
Nuevos
emprendimientos agrícolas
|
HABITATS ORIGINALES
(MATRIZ)
|
Vegetación
autóctona, sometida a diversos procesos de alteración causados por
actividades agroganaderas y de extracción forestal tradicionales
|
AREAS IMPRODUCTIVAS
|
Corresponde
a
|
Para el caso de las áreas agrícolas se toma
superficie total, esté o no cultivada a la fecha de las imágenes.
7.2 Generación de Mapas de Cobertura
Los
mapas generados con los programas digitales indicados se presentan a continuación:
MAPA
No. 3: Cobertura del suelo según Clases. Año 1973
7.3 Índices de
Paisaje
Los índices de paisaje aportan datos numéricos sobre la composición y la
configuración de los paisajes, la proporción de cada cubierta del suelo o la
superficie y la forma de los elementos del paisaje.
Permiten realizar comparaciones
entre distintas configuraciones paisajísticas, la misma área en distintos
momentos temporales o la definición de escenarios futuros y se pueden aplicar
tanto a nivel de Paisaje como de Clase o de Fragmento dentro de una determinada
clase.
En
nuestro caso, resultan fundamentales para evaluar el estado de conservación de
la matriz original.
a) Métricas de área: Son datos
básicos para la determinación de muchos índices.
Figura Nº 7: Distribución porcentual de las clases de paisaje:
Sup. Área total 322735,18 has
a) Año
1973
b) Año 2007
b) Medidas de
7.1
Evaluación del estado de conservación de la matriz original
1.
Pérdida
del hábitat original:
1.
Bloques
de hábitat:
Año
|
Puntos
|
Tamaño del bloque (Km²)
|
Tamaño ecoregión (%)
|
1973
|
4
|
1 ≥ de 500 o
2 ≥ 200
|
Más de 80
|
2007
|
9
|
≥ 200
|
40 – 79
|
2007
|
14
|
2 bloques ≥ 100
|
10 - 39
|
2.
Fragmentación
del hábitat
Año
|
Puntos
|
Grado de Fragmentación
|
1973
|
4
|
Escasa fragmentación, alta conectividad
|
1973
|
9
|
Fragmentos grandes, más del 50 % de ellos se agrupan o
conectan
|
2007
|
9
|
Fragmentos grandes, más del 50 % de ellos se agrupan o
conectan
|
2007
|
10 a 14
|
Fragmentos grandes a medianos poco conectados. Menos del
50 % presenta cierto grado de agrupamiento
|
2007
|
15 a 24
|
Fragmentos medianos a pequeños, con escasa conectividad y
muy aislados unos de otros
|
4. Degradación del hábitat:
Año
|
Puntos
|
Grado de degradación
|
1973
|
14
|
Intervención
antrópica mediana a fuerte, con modificación parcial de la cubierta vegetal
original,
|
2007
|
20
|
Intervención
antrópica fuerte, con modificación profunda de la cubierta vegetal original.
|
En
los casos en que se han consignado dos o más valores es en razón de que se
considera que la situación actual es intermedia entre ellos, pero con tendencia
a pasar al valor superior.
ESTADO DE CONSERVACIÓN INFERIDO:
Año
|
Puntos
|
Estado de conservación
|
1973
|
26
|
Relativamente
estable, con tendencia a
|
1973
|
31
|
Vulnerable
|
2007
|
32 -57
|
Vulnerable, con
tendencia a:
|
2007
|
67
|
En peligro
|
Si
bien en 1973 había ya importantes procesos de degradación en marcha por efectos
del sobrepastoreo de ganado mayor y menor y por la deforestación sin
reposición, se considera que aún hubiera sido posible la recuperación de los
ecosistemas involucrados en el área de estudio, asegurando la provisión de
bienes y servicios ambientales y hábitats propicios para la flora y fauna
nativas.
8. DISCUSIÓN
El enfoque teórico y metodológico
de la ecología de paisajes aplicado al análisis de grandes a medianas
extensiones resulta muy adecuado para abordar
la complejidad espacial y entender la dinámica de los paisajes y/o poblaciones
contenidas en el mismo, desde una
perspectiva integral.
Sin embargo, quienes empleen dicho enfoque deben tener especial cuidado
con la interpretación de las fuentes bibliográficas que consulten.
Es necesario tener en cuenta que
tanto el cuerpo teórico como el metodológico, así como su empleo para la
resolución de cuestiones prácticas, tiene mucho mayor grado de avance y
construcción en países y/o regiones ricas, generalmente con fuerte desarrollo económico
y en lo que concierne a la transformación del paisaje, fuerte desarrollo agrícola.
En estos la matriz corresponde por lo general
al área cultivada, mientras que los parches representan retazos o
remanentes de la primitiva vegetación original, al revés de lo que ocurre en
países o regiones menos desarrolladas y con menor transformación del paisaje.
![]() |
Tomada de Romero Vargas, M (2005) |
Como ejemplo, nos remitimos a las tendencias
señaladas por Santos y Tellería (págs. 25 y 26 del Apartado 5. Enfoque), según
las cuales “una disminución
del tamaño medio y un aumento
del número de los fragmentos más “un aumento de la distancia entre fragmentos” con el consiguiente “aumento
de la relación perímetro/superficie” lo que implica
“una
mayor exposición del hábitat fragmentado a múltiples interferencias procedentes
de los hábitats periféricos” … “reduce progresivamente el tamaño de las
poblaciones mantenidas por cada uno de los fragmentos, dificulta el intercambio
de individuos entre las poblaciones aisladas y origina un deterioro de la calidad del hábitat en regresión, afectando
a la supervivencia de las poblaciones acantonadas en los fragmentos”.
Dichas tendencias (de uso común en la mayor parte de los textos consultados
sobre el tema) interpretadas literalmente, inducirían a pensar que, dentro de
una política de conservación, el objeto a conservar es el fragmento y no la
matriz, cuando en nuestro caso lo planteamos a la inversa. De no hacerlo así,
se estaría fomentando la persistencia y expansión de poblaciones de especies
propias del fragmento (en nuestro caso, cultivos) que no son nativas.
En lo que concierne al efecto borde, en la mayor parte de la
literatura consultada se afirma que la disminución del tamaño de los fragmentos
se asocia a un incremento inevitable de la relación perímetro/superficie
aumentando así las condiciones adversas (que
proceden de la matriz de hábitat), para muchas de las especies en aquellos
acantonadas.
También en este caso y habida
cuenta de que la primer parte de aquella afirmación es indudablemente
cierta y proviene de reglas geométricas
básicas, una interpretación sin adecuación de la segunda parte llevaría a
conclusiones erróneas.
Para nuestro estudio resulta claro
que convendría que los fragmentos fueran pequeños, de modo tal que no
significaran una barrera infranqueable para las especies de flora y fauna
nativas. Por el contrario, fragmentos demasiado grandes o con alta
compacidad (baja distancia) entre
fragmentos significaría un obstáculo para el mantenimiento de los principales
flujos y funciones de los ecosistemas involucrados. Caso contrario, se estaría
favoreciendo la expansión de especies invasoras (p.e. la “nueva” fauna y quizás
“nuevas” malezas asociadas a la olivicultura).
Suponiendo una situación real de
un determinado paisaje en la cual fragmentos y matriz repartieran por igual el
territorio (o bien con una pequeña ventaja de la matriz por sobre los
fragmentos o bien a la inversa), sería de la mayor importancia determinar allí
cual sería el “área mínima” de ecosistemas originales que asegurara la
persistencia de sus funciones. Ello permitiría diseñar la mejor combinación de
formas y distribución espacial de ambos elementos, de modo tal que tanto los objetivos
de conservación como los objetivos de producción pudieran expresarse. En el muy
improbable caso que ambos elementos repartieran el territorio no sólo por igual
(o aproximadamente igual) sino además de manera totalmente aleatoria, con
tamaños y distancias entre manchas de uno y otro elemento bastante similares, aún sería posible aplicar
métodos de ordenación territorial y técnicas de diseño para asegurar la
necesaria conectividad entre manchas, a condición de contar con información
mínima sobre las características biológicas de las poblaciones predominantes ( o a
conservar) en el área bajo tratamiento.
Otro aspecto que merecería una
amplia discusión es el de la validez, significado ecológico, aplicabilidad, redundancia y
sensibilidad de los diversos índices métricos utilizados por la ecología de
paisajes.
Los textos consultados para la
realización de esta Tesis de Grado abundan, en general, en el uso de los
mismos. Sin embargo, la racionalidad de su interpretación no siempre resulta
clara y/o no es suficientemente explicitada.
Aunque el análisis de índices de paisaje
o métricas de configuración espacial escapa a los límites de esta Tesis,
sugerimos a los interesados la lectura del siguiente artículo:
Mateucci, S. D. y Silva,
M. (2005): “Selección de métricas de configuración espacial para la
regionalización de un territorio antropizado”, GeoFocus (Artículos), nº 5, p.
180-202. ISSN: 1578-5157
En cuanto al
método propuesto por Dinerstein y colaboradores (op cit) es de gran sencillez y bajo costo ya que sólo requiere del
estudio de la estructura del paisaje, en términos de matriz, parches y
corredores (resultantes de procesos de fragmentación) y es considerado un potente estimador del estado de
conservación y/o la integralidad ecológica (Correa do Carmo y otros,
2002; Winter y otros, 2006; Lopez Barrera, 2004).
8. CONCLUSIONES
Como se aprecia en los mapas de usos y cubiertas de
suelos de ambos años, las Clases o Categorías establecidas no han variado, lo
que significa que, a la escala de análisis empleada, el territorio ha mantenido
el mismo grado de heterogeneidad del paisaje.
Sin embargo se
encuentran diferencias estructurales importantes:
En primer
lugar:
a) Un
significativo aumento del número y tamaño de parches correspondientes a Cultivos intensivos (Fotografías1 a 4), así
como de su grado de compacidad.
Crecimiento del área cultivada.
Fotog. Nº 1: Año 1979 (Morláns, MC)
Fotog. Nº 2: Año 2007 (Romero, CM)
Fotog. Nº 3: Año 1979 (Morláns, MC)
Fotog. Nº 4: Año 2007 (Romero, CM)
b) Seguido por el menos notable pero importante incremento de las áreas urbanas (Fotografías 5 a 8).
Crecimiento de la mancha urbana.
Fotog. Nº 5: Año 1979 (Morláns, MC)
Fotog. Nº 6: Año 2007 (Romero, CM)
Fotog. Nº 7: Año 1979 (Morláns, MC)
Fotog. Nº 8: Año 2007 (Romero, CM)
c) Las clases correspondientes a Oasis de riego
(sector sur de los piedemontes) y Colonias se mantienen sin cambios (aunque ha
de suponerse una pérdida de superficie de cultivos y un aumento de la
urbanización, no discernible a la escala de trabajo),
d) de modo que las únicas categoría que ven
disminuida su superficie total son las correspondientes a Chacras (donde es
posible que más de 1000 has hayan pasado a la Clase Cultivos ) y
especialmente a Hábitats Originales, que resulta aquí ser la matriz. Tanto en el caso de las Áreas Urbanas como de
las Cultivos Intensivos (y especialmente
en estos últimos) hay una tendencia a formas más regulares con la consecuente
disminución de la relación Perímetro/Superficie y, en Cultivos Intensivos, una
marcada tendencia a la agrupación de parches, reflejada en el aumento del tamaño
promedio de los mismos.
En segundo lugar y con consecuencias negativas potencialmente
mayores, se observa un notable empequeñecimiento de algunos sectores de la
matriz que, de llegar a su completo estrangulamiento, determinarían una
fragmentación brusca de la misma con pérdida de conectividad entre manchas de
hábitat original.
Un tercer cambio a destacar y que no resulta del
análisis de las imágenes sino de las tareas de campo, corresponde al aumento de
la superficie alambrada. Este elemento, de carácter cultural es importante no
por el área o tamaño que ocupa sino por ser una red artificial que, aunque
aparentemente permeable, podría constituir una barrera infranqueable para
cierto tipo de fauna.
El incremento de la superficie alambrada no pudo ser
cuantificado pero, en término aproximados, puede asimilarse al del perímetro de
la Categoría Cultivos Intensivos.
En esta Categoría se observa además la presencia de
cortinas rompe vientos, normalmente de casuarina, laurel, álamo, etc., que podría albergar una fauna propia,
presumiblemente de organismos de pequeño tamaño y de especies diferentes a la
fauna nativa (usuaria de la matriz) y, quizás, diferente también a la que
podría encontrarse en el interior de los fragmentos (zona núcleo).
En cuanto a la Categoría Hábitats
Originales, puede suponerse que en gran parte el uso de la tierra con prácticas
agroganaderas tradicionales ha disminuido, induciendo un proceso de
regeneración de la vegetación natural hacia estadíos de mayor estabilidad. Sin
embargo, la explotación forestal continúa, ya que Manghi y otros (op. cit) han determinado que la pérdida
de vegetación leñosa nativa en la provincia de Catamarca entre los años 1998 y
2002 fue de 65.130
hectáreas , correspondiendo 1,254 de ellas al
departamento Capayán (posiblemente a las Unidades de Llanura Fluvio aluvio
eólica y Aluvio eólica), 70 has al departamento Capital y 35 a Valle Viejo.
Considerando el Valle Central en su conjunto, se
observa que los fragmentos correspondientes a la Clase Cultivos intensivos se
encuentran actualmente (2007) concentrados en la Llanura Fluvio aluvio eólica y porción
septentrional del Piedemonte Oriental y, con menos compacidad (en relación a la
superficie de la Unidad ),
en la Llanura Aluvio
eólica, siendo escasos y dispersos en la Playa con Barreales. En el Piedemonte Occidental
no hay mayores variaciones, excepto por el aumento de la mancha urbana
correspondiente a la ciudad Capital.
Como se manifiesta claramente en la descripción de
las Unidades Ecofisiográficas realizada por Morláns y Guichón (op. cit.), la vegetación de la Playa con Barreales presenta
una composición florística indicadora de salinidad en el sustrato, que la
tornaría improductiva.
Se puede especular, en consecuencia, que la
implantación de nuevos cultivos alcanzó su límite sur y, de haber futura
expansión, ésta sería en el sentido de los paralelos pudiendo, eventualmente,
ocupar toda el área correspondiente a las Llanuras y ascendiendo por los
Piedemontes Oriental y Occidental hasta donde la pedregosidad y pendiente del
terreno lo permitiera y/o fuera rentable.
De suceder efectivamente así habría una importante interrupción de los
flujos ecosistémicos entre el norte y el sur del Valle Central, con
consecuencias indudablemente negativas para la flora y fauna nativas.
En el Mapa No. 5 se señalan seis zonas de riesgo de
estrangulamiento. Las tres de la parte superior interrumpirían el flujo de
especies hacia el sur mientras que las tres de la parte inferior operarían a la
inversa, provocando así una segmentación de las metapoblaciones en
subpoblaciones.
Entre
ambas quedaría una porción de territorio que, considerada como un todo único,
representaría una situación en la cual la matriz correspondería a las áreas
cultivadas mientras que el Hábitat original quedaría reducido a fragmentos
medianos a pequeños con escaso grado de conectividad entre ellos, lo que a su
vez determinaría que el estado de conservación pase de “en peligro” a “crítico”.
Mapa
No 5: Riesgos de estrangulamientos (en rojo en la imagen) IMAGEN LANDSAT TM año 1998 Escala 1:250.000
8. RECOMENDACIONES
En razón de lo anteriormente expuesto se presenta un
primer diseño de corredores biológicos (Mapa No 6) que, tentativamente y sin
afectar mayormente la superficie cultivada, asegurarían la conectividad
integral del Valle Central. Dicho diseño podría efectivizarse aplicando la Ley 26.331, de Presupuestos mínimos de protección
ambiental de los bosques nativos.
Para
el diseño de los corredores se tuvo en cuenta
que provean de una conexión entre
hábitat, que ellos mismos sean hábitat, que sirva de lugar de paso o de
asentamientos temporarios de algunas especies y que por su tamaño y extensión cumplan con funciones
ecológicas mínimas.
Teniendo
en cuenta lo antes dicho se procedió a hacer un diseño tentativo de corredor
ecológico o biológico siguiendo:
- Los piedemonte del cordón
Ambato Manchao y del Alto Ancasti ya
que estos todavía presentan áreas en las que la vegetación nativa puede ser
recuperada por lo que se deberían proteger del avance de cultivos y así no
cortar el flujo de las especies.
·
Márgenes de ríos y arroyos. Protegidos por Ley
Provincial N°
1.443, que “declara Zona de Reserva la comprendida en ambos lados de los
caminos públicos en una extensión de diez metros en campos cerrados y de 50 metros en campos
abiertos” y Decreto 1368/53 que declara “bosques protectores a los comprendidos
en la cuenca de todos los ríos, arroyos, lagos, lagunas y manantiales... hasta
una distancia de 200
metros a ambas márgenes de los mismos”. Al respecto
consideramos que las distancias establecidas son totalmente insuficientes, de
cara a los nuevos paradigmas.
- Conectores este-oeste: pensados para evitar el
estrangulamiento de las zonas de paso de las especies hacia las zonas de
los piedemontes o márgenes de ríos.
Estos
corredores de faja se interconectan conformando una red que, aunque sencilla,
pueda permitir el traslado de las especies por todo o casi todo el territorio
libre de intervenciones antrópicas severas.
Debe destacarse que el ancho de los corredores
propuestos es meramente indicativo y que su real dimensión debería determinarse
en función de los requerimientos de hábitat y Población Vital Mínima (PVM) de
al menos las especies faunísticas de mayor tamaño o especies clave en la
regulación de la biodiversidad ecosistémica.
Al
respecto y a modo de ejemplo, Richard y
otros (2006) han establecido que para un ambiente de Chaco Semiárido, un puma
adulto requiere de 15 a
25 Km², siendo su PVM mayor a 550 individuos. Para el caso del zorro, el
requerimiento de espacio es de 0,72 Km², con la misma PVM. Consecuentemente,
para mantener dichas poblaciones se requerirían
825.000 y 39.600 has, respectivamente.
Complementariamente y quizás bajo el
amparo de la Ley Provincial N° 2308 de Protección de la Fauna Silvestre
(que declara de interés público la protección, conservación, propagación,
repoblación y explotación de la fauna silvestre útil que temporaria o
permanentemente habita en el territorio provincial) se debería pensar en el establecimiento de Áreas Naturales
Protegidas (ANP, Ley Provincial No. 5070) en sectores representativos de la Llanura Fluvio aluvio eólica y
Aluvio eólica ya que ambas Unidades Ecofisográficas (y en especial la primera) están
perdiendo aceleradamente su biota característica, sin que ésta se halle
adecuadamente protegida en ningún sector del Chaco Arido, el
que tiene muy escasa representación en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas
(alrededor de un 4 %) y ninguna en el Sistema Provincial.
A
modo tentativo en el mapa Nº 6 se proponen algunas ANPs.
MAPA
No.6: Diseño de corredores biológicos y ANPs. IMAGEN LANDSAT TM año 1998 Escala 1:250.000
11.
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Condor Vol 108 Nº 4.
12.
ANEXOS
12.1 Lista de especies
citadas
Especies arbóreas
Acacia praecox
Aspidosperma quebracho blanco
Bulnesia retamo
Cercidium australe
Chorisia insignes
Geoffroea decorticans
Prosopis spp
Ruprechtia spp
Schinopsis haenkeana
Tabebuia nodosa
Zizyphus mistol
Especies
arbustivas inermes
Atriplex argentina
Bulnesia foliosa
Bulnesia bonariensis
Capparis atamisquea
Cassia aphylla
Cortesia cuneifolia
Grahamia bracteata
Jatropha spp.
Larrea cuneifolia
Larrea divaricata
Lycium sp.
Maytenus vitis idaea
Salvia sp.
Suaeda divaricata
Trichomaria usillo
Especies
arbustivas con espinas
Acacia aroma
Acacia furcatispina
Cassia acanthoclada
Castela coccinea
Celtis chichape
Condalia microphylla
Maytenus spinosa
Mimosa farinosa
Mimozyganthus carinatus
Plectrocarpa tetracantha
Prosopidastrum globosum
Prosopis pugionata
Prosopis reptans
Prosopis sericantha
Prosopis torquata
Prosopis sericantha
Ximena americana
Especies
herbáceas
Aristida
Bouteloua
Digitaria
Gomphrena
Gouinia
Justicia
Neobouteloua
Selaginella
Setaria
Trichloris
12.2 Conferencia de la OEA – 1962
Recomendación
relativa a la protección de la belleza y del carácter de los lugares y paisajes
Preámbulo
Considerando que, en todas las épocas, la acción del hombre ha causado a
veces daño a la belleza y al carácter de lugares y paisajes que constituyen el
ambiente natural de su existencia, empobreciendo de esta suerte el patrimonio
cultural y estético e incluso vital de regiones enteras en todas las partes del
mundo,
Considerando que con el cultivo de nuevas tierras, el desenvolvimiento a
veces anárquico de los centros urbanos, la ejecución de grandes obras y la
realización de vastos planes de organización e instalación industrial y
comercial, las civilizaciones modernas han acelerado este fenómeno que hasta el
pasado siglo había sido relativamente lento,
Considerando que este fenómeno tiene repercusiones no sólo en el valor
estético de los lugares y paisajes naturales o creados por el hombre sino
también en el interés cultural y científico que ofrece la vida salvaje,
Considerando que, por su belleza y carácter, la protección de paisajes y
lugares definidos en la presente recomendación es necesaria para la vida del
hombre, para el que son un poderoso regenerador físico, moral y espiritual y
contribuyen a la vida artística y cultural de los pueblos como lo muestran
muchos ejemplos universalmente conocidos,
Considerando además que los lugares y paisajes constituyen un factor
importante de la vida económica y social de muchos países, así como un elemento
importante de las condiciones de higiene de sus habitantes,
Reconociendo, sin embargo, que conviene tener en cuenta las
necesidades de la vida colectiva, su evolución y el rápido avance del progreso
técnico,
Considerando, en consecuencia, que es sumamente oportuno y urgente
estudiar y adoptar las medidas necesarias para proteger la belleza y el
carácter de los lugares y paisajes dondequiera y siempre que sea aún posible,
Habiéndosele presentado propuestas relativas a la protección de la
belleza y el carácter de lugares y paisajes, cuestión que constituye el punto
17.4.2 del Orden del Día de la reunión,
Después de haber decidido, en su 11a reunión, que
las propuestas relativas a este punto serían objeto de una reglamentación
internacional mediante una recomendación dirigida a los Estados Miembros,
Aprueba, hoy once de diciembre de 1962, la presente recomendación.
I. Definición
2. Las disposiciones de la presente recomendación tienen además por
objeto completar las medidas de protección de la naturaleza.
II. Principios generales
3. Los estudios que se han de efectuar y las medidas que se han de
aplicar para la protección de los lugares y paisajes se han de extender a todo
el territorio del Estado y no han de limitarse a ciertos lugares o ciertos
paisajes determinados.
4. Al determinar las medidas que se han de aplicar, conviene tener en
cuenta el mayor o menor interés de los lugares y paisajes de que se trate.
Estas medidas pueden variar, especialmente según el carácter y las dimensiones
de los lugares y paisajes, su situación y la índole de los peligros que puedan
amenazarles.
5. La protección no se ha de limitar a los lugares y paisajes naturales,
sino que se ha de extender también a los lugares y paisajes cuya formación se
debe total o parcialmente a la mano del hombre. Así, convendría dictar
disposiciones especiales para lograr la protección de ciertos lugares y
paisajes tales como lugares y paisajes urbanos, que son en general los más
amenazados, sobre todo por las obras de construcción y la especulación de
terrenos. Conviene establecer una protección especial en las proximidades de
los monumentos.
6. Las medidas que se adopten para la protección de los lugares y
paisajes han de tener carácter preventivo y correctivo.
7. Las medidas preventivas para la protección de los lugares y paisajes
han de tender a protegerles contra los peligros que les amenacen. Estas medidas
han de consistir esencialmente en el control de los trabajos y actividades que
puedan causar daños a los lugares y paisajes, y en particular de:
a. La construcción de toda clase de edificios, públicos o
privados. Los planes se concebirán de tal modo que se respeten ciertas
exigencias estéticas relativas al propio edificio, y deberán estar en armonía
con el conjunto que se quiere proteger, evitando caer en una fácil imitación de
ciertas formas tradicionales y pintorescas;
b. La construcción de carreteras;
c. Las líneas eléctricas de alta y baja tensión, las
instalaciones de producción y de transporte de energía, los aeródromos, las
estaciones de radio, televisión, etc.;
d. La construcción de autoservicios para la distribución de
carburantes;
e. Los carteles publicitarios y los anuncios luminosos;
f. La tala de arbolado, inclusive la destrucción de árboles
que contribuyen a la estética del paisaje y en particular los que bordean las
vías de comunicación o las avenidas;
g. La contaminación del aire y del agua;
h. La explotación de minas y canteras y la evacuación de sus
desechos;
i. El alumbramiento de aguas, los trabajos de regadío, las
presas, los canales, los acueductos y la regularización del curso de los ríos y
torrentes, etc.;
j. El "camping";
k. El depósito de materiales y de
materias usados así como de detritos y desechos domésticos, comerciales o
industriales.
8. En la protección de la belleza y del carácter de los lugares y
paisajes, conviene tener también en cuenta los peligros que resultan de ciertas
actividades de trabajo o de ciertas formas de vida de la sociedad
contemporánea, por el ruido que provocan.
9. Las actividades que entrañen un deterioro de los lugares o paisajes
situados en zonas especialmente clasificadas o protegidas de otro modo no se
han de tolerar más que cuando lo exija de modo imperioso el interés público o
social.
10. Las medidas correctivas han de tender a remediar el daño causado a
los lugares y paisajes y, dentro de lo posible, a restaurarlos.
11. Para facilitar la labor de los servicios públicos encargados en cada
país de la protección de los lugares y paisajes, deberían crearse institutos de
investigación científica destinados a colaborar con las autoridades competentes
para facilitar la armonización y la codificación de las disposiciones
legislativas y reglamentarias correspondientes. Estas disposiciones, y los
resultados de los trabajos efectuados por los institutos de investigación,
deberían reunirse en una publicación periódica única de carácter
administrativo, puesta al día.
III. Medidas de protección
12. La protección de los lugares y paisajes se ha de lograr recurriendo
a los métodos siguientes:
a. El control general de las autoridades competentes;
b. La imposición de servidumbres en los planes de urbanización
y en los planes de ordenación en todos los ámbitos: regionales, rurales y
urbanos;
c. La clasificación "por zonas" de los paisajes
extensos;
d. La clasificación de lugares de interés aislados;
e. La creación y conservación de reservas naturales y parques
nacionales;
f. La adquisición de lugares de interés, por las
colectividades publicas.
Inspección general
13. Debe ejercerse una inspección general en todo el territorio del país
sobre los trabajos y las actividades que puedan causar daño a lugares y
paisajes.
Planes de urbanización y ordenación de las regiones rurales
14. Los planes de urbanización o de ordenación de las regiones rurales
han de contener disposiciones relativas a las servidumbres que han de imponerse
para la protección de los lugares y paisajes – incluso los que no estén
clasificados especialmente – comprendidos en el territorio abarcado por
esos planes.
15. Se han de trazar planes de urbanización o de ordenación de las
regiones rurales, en función de su orden de urgencia, sobre todo para las
ciudades o regiones en vías de rápido crecimiento, cuando la protección del
carácter estético o pintoresco del lugar justifique el establecimiento de tales
planes.
Clasificación "por zonas" de los paisajes extensos
16. Estos paisajes deben ser objeto de una clasificación "por
zonas".
17. Cuando, en una zona clasificada, el carácter estético es de interés
primordial, la clasificación "por zonas" ha de entrañar el control de
la parcelación y la observancia de ciertas disposiciones generales de carácter
estético referentes al empleo de los materiales y a su color, a las normas de
altura, a las precauciones necesarias para disimular las excavaciones debidas a
la construcción de presas o a la explotación de canteras, a la reglamentación
de la tala de árboles, etc.
18. La clasificación "por zonas" debe ponerse en conocimiento
del público y deben dictarse y difundirse además las normas generales relativas
a la protección de los paisajes que sean objeto de tal clasificación.
19. En general, la clasificación "por zonas" no debería dar
derecho a indemnización.
Clasificación de lugares de interés aislados
20. Los lugares aislados y de pequeñas dimensiones, naturales y urbanos,
así como las partes de paisaje que ofrezcan un interés excepcional, han de ser
especialmente clasificados. Asimismo han de clasificarse los terrenos en que se
goce de una vista excepcional y los terrenos e inmuebles que circunden un
monumento notable. Cada lugar, terreno o edificio especialmente clasificado ha
de ser objeto de una decisión administrativa especial, notificada al
propietario.
21. Esta clasificación especial ha de llevar consigo, para el
propietario, la prohibición de destruir el lugar o de modificar su estado o
aspecto sin previa autorización de las autoridades encargadas de la protección.
22. La autorización que se conceda deberá ir acompañada de todas las
condiciones convenientes para la protección del lugar. No se necesitará, sin
embargo, ninguna autorización para los trabajos de explotación normal de las
fincas rústicas ni para los trabajos corrientes de conservación de las construcciones.
23. La expropiación por los poderes públicos, así como la ejecución de
toda clase de obras públicas en un lugar clasificado especialmente, han de
estar subordinadas al consentimiento previo de las autoridades encargadas de la
protección. Nadie ha de poder adquirir, por prescripción, en un lugar
clasificado especialmente, derechos que le permitan modificar el carácter o el
aspecto del lugar. El propietario no podrá establecer ninguna servidumbre
contractual sin el acuerdo de las autoridades encargadas de la protección.
24. La clasificación especial ha de llevar consigo la prohibición de
contaminar los terrenos, el aire y las aguas de cualquier manera que sea.
Además, la extracción de minerales ha de estar sujeta a una autorización
especial.
25. Se ha de prohibir toda publicidad en los lugares clasificados
especialmente y en sus inmediaciones o limitarla a determinados sitios fijados
por las autoridades encargadas de la protección.
26. El permiso de acampar en un lugar clasificado especialmente debe
excluirse en principio y concederse sólo en terrenos delimitados por las
autoridades encargadas de la protección y sometidos a su inspección.
27. La clasificación especial de un lugar debería permitir el
reconocimiento al propietario de un derecho a indemnización cuando la
clasificación le produzca un perjuicio directo y evidente.
Reservas naturales y parques naturales
28. Los Estados Miembros han de incorporar parques nacionales destinados
a la educación y distracción del público o reservas naturales parciales o
completas a aquellas zonas o lugares que ofrezcan condiciones para ello y cuya
protección convenga efectuar. Tales reservas naturales y parques nacionales han
de constituir un conjunto de zonas experimentales destinadas también a los
estudios sobre la formación y restauración del paisaje y la protección de la
naturaleza.
Adquisición de lugares de interés, por las colectividades
públicas
29. Los Estados Miembros han de procurar que las colectividades públicas
adquieran terrenos que formen parte de un paisaje, o de un lugar que convenga
proteger. Cuando sea necesario, esta adquisición ha de poder efectuarse por vía
de expropiación.
IV. Aplicación de las medidas de protección
30. Las normas y principios fundamentales que regulen en cada Estado
Miembro la protección de los lugares y paisajes han de tener fuerza de ley,
encomendando a las autoridades responsables las medidas de aplicación, dentro
de las atribuciones que les confiere la ley.
31. Los Estados Miembros deberían crear organismos especializados de
carácter ejecutivo o consultivo.
32. Los organismos de carácter ejecutivo han de ser servicios
especializados centrales y regionales encargados de aplicar las medidas de
protección. Para ello, estos servicios han de tener la posibilidad de estudiar
los problemas de la protección y de la clasificación especial, efectuar
encuestas in situ, preparar las decisiones que hayan de tomarse y
vigilar su ejecución. Han de estar encargados también de proponer las medidas
destinadas a reducir los peligros que pueda presentar la ejecución de ciertos
trabajos, o a reparar los daños causados por ellos.
33. Los organismos de carácter consultivo deberían ser comisiones, de
carácter nacional, regional o local, encargadas de estudiar las cuestiones
relativas a la protección y de comunicar su opinión sobre esas cuestiones a las
autoridades centrales o regionales o a las autoridades locales interesadas.
Debería pedirse el dictamen de esas comisiones en todos los casos y en el
momento oportuno, especialmente en la fase del anteproyecto cuando se trate de
obras de interés general y de gran importancia, como la construcción de
autopistas, la colocación de instalaciones hidrotécnicas, la creación de nuevas
instalaciones industriales, etc.
34. Los Estados Miembros deberían facilitar la creación y el
funcionamiento de organismos no gubernamentales, de carácter nacional o local,
cuya misión consistiría, entre otras cosas, en colaborar con los organismos
mencionados en los párrafos 31, 32 y 33, especialmente informando a la opinión
pública y advirtiendo a los servicios responsables de los peligros que amenacen
a paisajes y lugares.
35. La infracción de las normas de protección de los lugares y paisajes
ha de llevar consigo el resarcimiento de daños y perjuicios o la obligación de
reponer las cosas en su estado primitivo, en la medida de lo posible.
36. Conviene establecer sanciones administrativas o penales para los
casos de daños causados voluntariamente a los lugares y paisajes protegidos.
V. Educación del público
37. Debe emprenderse una acción educadora, dentro y fuera de las
escuelas, para despertar y estimular el respeto del público por los lugares y
paisajes, y dar a conocer las normas dictadas para lograr su protección.
38. Los maestros y profesores a quienes se encomiende esta función
educadora en la escuela, deberán adquirir para ello una preparación especial,
en forma de cursillos especializados de estudios en los centros de enseñanza
media y superior.
39. Los Estados Miembros deberían también facilitar la tarea de los
museos existentes con el fin de intensificar la acción educativa ya emprendida
en tal sentido por ellos y estudiar la posibilidad de crear museos especiales o
secciones especializadas en los museos existentes, para el estudio y la
presentación de los aspectos naturales y culturales característicos de
determinadas regiones.
40. Fuera de la escuela, la educación del público debería ser misión de
la prensa, de las asociaciones privadas de protección de los lugares y paisajes
o de protección de la naturaleza, de los organismos encargados del turismo y de
las organizaciones de la juventud y de educación popular.
41. Los Estados Miembros han de facilitar la educación del público y
estimular la acción de las asociaciones, organismos y organizaciones dedicados
a esta tarea, prestándoles una ayuda material y poniendo a su disposición y a
la de los educadores en general, los medios apropiados de publicidad tales como
películas, emisiones radiofónicas o de televisión, material para exposiciones
permanentes, temporales o ambulantes, folletos y libros capaces de lograr una
gran difusión y concebidos con un espíritu didáctico. Además, por medio de la
prensa, de las revistas y de las publicaciones periódicas regionales podría
lograrse una gran publicidad.
42. Deberían establecerse jornadas nacionales o internacionales,
concursos y otras manifestaciones análogas, para hacer resaltar el valor de los
lugares y paisajes naturales o creados por el hombre, a fin de llamar la
atención del público sobre la gran importancia que tiene para la colectividad
la protección de su belleza y su carácter.
Lo anterior es el texto auténtico de la Recomendación
aprobada en buena y debida forma por la Conferencia General
de la Organización
de las Naciones Unidas para la
Educación , la
Ciencia y la
Cultura , en su duodécima reunión, celebrada en París y
terminada el doce de diciembre de 1962.
EN FE DE LO CUAL estampan sus firmas, en este día decimoctavo de
diciembre de 1962,
El Presidente de la Conferencia General
El Director General
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