jueves, 12 de diciembre de 2013

Fragmentación del valle central de Catamarca




Editorial Científica Universitaria. UNCa. ISSN 1852-3013 (Publicaciones On Line. /www.editorial.unca.edu.ar/)





EVOLUCION DE LA FRAGMENTACIÓN DEL PAISAJE EN EL VALLE CENTRAL DE CATAMARCA - PERIODO 1973 - 2007

 Ing. de Paisajes Claudia Marcela Romero
Biól. (Mgter) María Cristina Morláns





Facultad de Ciencias Agrarias
Universidad Nacional de Catamarca









Publicado en el año 2009: AREA ECOLOGIA. Editorial Científica Universitaria. UNCa. ISSN 1852-3013 (Publicaciones On Line. /www.editorial.unca.edu.ar/).



I N DI C E

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RESUMEN

1.  INTRODUCCION

2.  OBJETIVOS

3.  MARCO TEORICO
     3.1. El concepto vulgar
     3.2. El concepto científico

4.       APORTES MAS SIGNIFICATIVOS DE LA ECOLOGIA DE PAISAJES A LA CIENCIA DEL PAISAJE

5.       ENFOQUE 

6.       METODOLOGÍA – AREA DE ESTUDIO
6.1             AREA DE ESTUDIO
6.1.1      Ubicación 
6.1.2      Caracterización Hidrográfica  
6.1.3      Caracterización Climática 
6.1.4      Caracterización  Fitogeográfica 
6.1.5       Flora
6.1.5.1. Abundancia relativa por grupo de especies
y principales componentes florísticos
6.1.5.2. Cobertura General por estrato  
6.1.6      Fauna

      6.2. MATERIALES Y METODOS DE ANALISIS 
6.2.1. Definiciones previas 
6.2.2. Índices utilizados.
6.2.3. Evaluación del estado de conservación
         

   7. RESULTADOS
7.1   Clases o Categorías
7.2   Generación de Mapas de Cobertura
7.3  Índices de Paisaje
 7.4  Evaluación del estado de conservación de la matriz original

8. DISCUSIÓN

9. CONCLUSIONES 

10. RECOMENDACIONES

11. BIBLIOGRAFÍA

12. ANEXOS
        12.1  Lista de especies citadas
        12.2  Resolución de la OEA



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RESUMEN


                 Tomando como área de trabajo al Valle Central de Catamarca, sobre el que ya existe considerable información ambiental básica, aquí se aborda el análisis de la organización del Paisaje en su conjunto con los nuevos elementos de análisis aportados por la ecología de paisajes y empleando herramientas técnicas y  metodológicas derivadas de sensores remotos y programas de aplicación, siendo éste el primer trabajo en su tipo en la región  del NOA. El espacio temporal corresponde al período 1973 – 2007, durante el cual la fragmentación del paisaje pasó de ocupar menos del 9 % del área total analizada a más del 21 %, mientras que su estado de conservación, considerado “relativamente estable” (con tendencia a “vulnerable”) en 1973, resulta decididamente “vulnerable” (con tendencia a “en peligro”) para la última fecha analizada, aunque se mantiene el mismo grado de heterogeneidad del paisaje. Para el año 2007 se detecta un notable empequeñecimiento de algunos sectores de la matriz que, de llegar a su completo estrangulamiento, implicarían una fragmentación brusca de la misma con pérdida de conectividad entre manchas de hábitat original, lo que a su vez determinaría que el estado de conservación pase de “en peligro” a “crítico”. A modo de recomendación, se propone un diseño de corredores que, sin afectar objetivos de producción,  optimice las relaciones de conectividad.

1.      INTRODUCCION

Los cambios en la estructura del paisaje se asocian, comúnmente, a factores físicos, biológicos y antrópicos. La estructura del paisaje (o arreglo espacio temporal de sus componentes) es alterada por procesos de fragmentación resultantes de sucesos naturales independientes de actividades humanas pero, con mucha mayor frecuencia, a causa de estas últimas.

Tales procesos de fragmentación determinan que la cobertura original de la superficie terrestre desaparezca o sea sustituida, total o parcialmente, por una cobertura diferente cambiando así la estructura y, según la magnitud (forma y extensión) del cambio,  los aspectos funcionales del paisaje.

De la interacción Sociedad – Naturaleza comúnmente resulta “un mosaico de ecosistemas naturales e introducidos por el hombre, en su mayor parte fragmentados en parches de diferentes forma y extensión. (…) Dentro de esa nueva estructura espacial, el número, tamaño y proximidad de los parches de cada tipo de ecosistema pueden afectar al mantenimiento de las poblaciones locales de organismos que los habitan y a su dispersión, y la proximidad de otros tipos de hábitats y fronteras ofrecer condiciones nuevas que pueden actuar como barrera o vía de dispersión de organismos nativos o exóticos, de contaminantes, de disturbios, etc.” (Menghi y del Sueldo, 2007).

Según la velocidad del cambio y la distribución espacial de aquellos  elementos estructurales, los ecosistemas contenidos en el paisaje podrán adaptarse y mantener su funcionalidad o bien ésta resultará afectada ya sea en su equilibrio global o en el de alguno de sus componentes.
         
De acuerdo al Principio del Medio Holocenótico, se entiende que cuando un componente de un ecosistema cambia, con el tiempo cambiarán todos los demás. Este último proceso será tanto más significativo para el conjunto cuanto más significativo sea para el funcionalismo de un determinado  ecosistema el componente singular del mismo que resulte afectado (clima, geomorfología, relieve local, comunidades vegetales, suelos, poblaciones o individuos).

Para el caso del área de estudio (Valle Central de Catamarca) los cambios más súbitos en el uso y tipo de cobertura de los suelos se han dado en los últimos veinte - treinta años y resulta oportuno analizar, desde los conceptos de la ecología de paisajes, la velocidad y magnitud de la fragmentación y sus posibles consecuencias, utilizando para ello dos momentos: 1973 (fecha de obtención de las primeras imágenes satelitales Landsat) y 2007, definiendo así un espacio temporal realmente asequible y cuantificable.
         

La ecología de paisajes es una rama de la ecología que toma también conceptos y técnicas propias de la geografía – sobre todo para el análisis estructural -  e incorpora además nuevos conceptos de análisis, como el de “parche”, “matriz”, “corredor” y “redes ecológicas” así como propiedades topológicas dadas por la forma, el tamaño, el número y el arreglo espacial de los distintos parches resultantes de los diferentes usos o cubiertas de la tierra.

La caracterización de la estructura del paisaje y las tendencias evolutivas de sus patrones espaciales es un tema de la mayor importancia para el ordenamiento territorial y la gestión ambiental, especialmente por su vinculación con la biodiversidad o diversidad alfa y también la diversidad de hábitats y de ecosistemas  (diversidad beta y gamma, respectivamente).

Una consideración relevante en la delimitación espacial y caracterización estructural de los ecosistemas es la interpretación integral y sistémica de la información básica generada en el proyecto y/o  ya existente sobre geología, geomorfología, clima, suelos, vegetación, usos potenciales y actuales, entre otras. Para ello es necesario el establecimiento de las interrelaciones estructurales y espaciales de los componentes del ecosistema, la determinación de las variables de síntesis y la comprensión de los indicadores de los procesos o funciones discriminantes de los ecosistemas. Este proceso genera el primer modelo espacial de ecosistemas del área estudiada (Berroterán, s/f).


Dado que la información ambiental básica para el Valle Central ya ha sido obtenida por investigaciones previas de diversos autores, aquí se abordará el análisis de la organización del Paisaje correspondiente al valle en su conjunto, con los nuevos elementos de análisis aportados por la ecología de paisajes, siendo éste el primer trabajo en su tipo en la región  del NOA, a excepción quizás del Mapa Forestal Provincia de Catamarca - Actualización Año 2002 (Manghi, E. y otros, 2005), en que se aplica una metodología similar, aunque dirigida exclusivamente a procesos de deforestación. Para el NEA, se encontró un solo artículo (del Centro de Ecología Aplicada del Litoral) que aplica el mismo enfoque, aunque en un área geográfica mucho más pequeña.



El área de trabajo se inscribe en el Distrito Fitogeográfico del Chaco Árido de Llanura, el cual fue identificado y denominado por Morello y otros (1977) y, para la provincia de Catamarca, caracterizado por Morláns (1995) y Morláns y Guichón (1995), quienes avanzaron en el reconocimiento de “Grandes Paisajes” y “Asociaciones de Paisajes”, siguiendo la metodología de Análisis Fisiográfico propuesta por el CIAF, que delimita áreas homogéneas desde el punto de vista geogenético, climático, relieve general y principales agentes modeladores, a los que se les puede agregar un cierto tipo de suelo y/o de cobertura del mismo. Es necesario destacar que en este caso el uso del término “paisaje” es un imperativo del método y no se  corresponde con la concepción que más adelante definimos para este trabajo. Para evitar confusiones, en lo sucesivo se asignará para ambas la denominación general de Unidades Ecofisiográficas.



Tres de las Unidades reconocidas por Morláns y Guichón (op.cit.), denominadas Piedemonte Oriental,  Llanura Fluvio-aluvio-eólica y  Llanura Aluvio-eólica, están experimentando desde fines del siglo pasado intensos procesos de cambio, como consecuencia del paso de una explotación agropecuaria considerablemente descapitalizada a otra altamente tecnificada que arroja importantes excedentes productivos y genera muchos puestos de trabajo.

Esto a su vez determina una aceleración de la fragmentación del paisaje primitivo que, aunque hipotéticamente no altera demasiado  su arquitectura,  puede llegar a modificar o hasta anular las principales funciones ecosistémicas, dependiendo esto del número, forma, tamaño y naturaleza de los parches y su grado de conectividad y/o el estado de conservación de la matriz original.


Considerando que la protección del ambiente, conservación y uso racional de los recursos naturales renovables debería formar parte esencial de la política de ordenación del territorio por parte del estado, proponiendo estrategias y métodos que permitan evaluar el territorio desde aspectos físicos naturales, bióticos, sociales, culturales y económicos, con inclusión del carácter espacial y evolutivo de cada variable (Berroterán, s/f), aquí se pretende aportar a la construcción de las bases para una ordenación territorial que concilie intereses ecológicos y objetivos de protección con intereses y objetivos de producción y desarrollo económico, contribuyendo también a definir acciones encaminadas a la conservación de la diversidad y heterogeneidad del paisaje y de los procesos ecológicos y evolutivos que les sustentan.





2.  OBJETIVOS

2.1. OBJETIVO GENERAL

·  Analizar los cambios ocurridos en la estructura del paisaje correspondiente al Valle Central de Catamarca durante el espacio temporal  1973 - 2007, a través de los distintos indicadores desarrollados por la ecología del paisaje.

·   Evaluar la aplicabilidad del enfoque teórico y metodológico de la ecología de paisajes a dicho análisis.




2.2. OBJETIVOS ESPECIFICOS

·        Determinar grandes patrones de distribución espacial según usos de la tierra y cubierta del suelo (Clases o categorías).
  • Identificar matriz y parches.
  • Comparar la configuración del paisaje en dos momentos temporales.
  • Medir el tamaño de los parches y porcentaje de área ocupada en el Valle Central.
  • Evaluar el estado de conservación del elemento matriz
  • Visualizar las relaciones de conectividad, proponiendo de ser necesario, un diseño que optimice dichas relaciones.




3.  MARCO TEORICO

Etimológicamente, el término paisaje procede del latín “pagus” (territorio, campo, distrito, pueblo…). El latín “pagensis” dio en francés “pays”, que derivó luego en “paysage” (relativo al campo, al territorio usado); de ahí que se le llame “paisano” al que proviene del mismo lugar ((mismo país o, dentro de un determinado país, mismo pueblo o ciudad) que otro. En idioma italiano, “paese” significa pueblo (Corominas, 1976).

Respecto a su definición semántica, cabe aclarar que en el transcurso de nuestra carrera se nos ha impartido diversos conceptos del término “Paisaje”, según la realidad visualizada desde la posición teórica (o paradigma) de cada docente, por lo que se estima conveniente efectuar un marco teórico que, recogiendo todas aquellas, permita arribar a una conceptualización objetiva y operativa del mismo.

3.1.           El concepto vulgar.

En base a definiciones tomadas de diccionarios comunes (no especializados), se extraen las siguientes definiciones:

-                     Extensión de terreno visto de un lugar determinado (Gran Enciclopedia Larousse 1971)
-                     Extensión de terreno que se ve desde un sitio (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española 1992)
-                     Porción de terreno considerada en su aspecto artístico (Diccionario Enciclopédico Spasa 1985).
  
Estas definiciones generaron controversias ya que para algunas personas  “el paisaje existe sí y sólo sí hay un observador humano que lo perciba y explique”, o bien que “el paisaje es meramente una creación del hombre, ya que para que exista un paisaje visible es necesario fundamentalmente que haya un observador de éste“.  




Otros identifican al término paisaje con un elemento de carácter meramente estético o visual por lo que se requiere además, que el paisaje “sea bello e invite a la contemplación”. Más tarde, con un sentido similar fue incorporada por disciplinas tales como la planificación y el diseño. (Naveh et al, 2001).



            En ambos casos se trata de visiones reduccionistas del paisaje y encierran alto grado de subjetividad, ya que la interpretación sensorial de individuos con diferentes capacidades físicas, psíquicas e intelectuales así como la noción de “belleza” dependen de circunstancias culturales, socioeconómicas, oportunidades educacionales, etc. por lo que resultan difíciles de estandarizar.

            Un sesgo semejante al anteriormente expuesto se manifestaba en una recomendación de  la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, reunida en París en 1962 (ratificada posteriormente por Argentina y cuyo texto completo se incluye en Anexo 2), recomendación relativa a la  urgencia de “estudiar y adoptar las medidas necesarias para proteger la belleza y el carácter de los lugares y paisajes”, sin hacer referencia al paisaje en sí mismo sino a su  valor estético y/o “ al interés cultural y científico que ofrece la vida salvaje”, aunque más adelante reconoce que “los lugares y paisajes constituyen un factor importante de la vida económica y social de muchos países, así como un elemento importante de las condiciones de higiene de sus habitantes”.

            El paradigma que subyace en tales conceptualizaciones  es el de considerar al paisaje como mero soporte de actividades productivas, recreativas y/o fuente de inspiración artística del ser humano.


3.1.           El concepto científico.

            Haciendo una síntesis de la información recopilada por Morláns (2005) es posible seguir cronológicamente la evolución del concepto científico del paisaje desde el siglo XVIII al XXI, con énfasis en la ecología de paisajes.
            El término Ciencia del Paisaje apareció por primera vez en 1884 para desiertos absolutos o lugares de influencia glacial, de los cuales interesaban exclusivamente los procesos físicos.



Previo a ello, los viajes realizados por Alexander von Humboldt (1799 y 1808)  hacia territorios americanos (de los cuales se estudiaron características tanto de aspectos físicos como biológicos, no aisladamente sino en sus relaciones recíprocas) y por Charles Darwin (1831 – 1836) contribuyeron a producir un acercamiento o principio de integración entre las geo y biociencias, propiciando que en 1869,  Ernest Haeckel acuñara el concepto de Ecología como estudio de las relaciones entre los seres vivos y su ambiente. Sin embargo, Haeckel no llegó a definir conceptualmente un objeto propio de estudio de esta nueva ciencia que en principio quedó limitada a su significación etimológica (del griego Oykos y Logos, sería el “estudio de la casa”).



            En 1919 H. Hassinger propuso que la geografía regional tomara al paisaje como objeto propio de estudio ya que, según él  “ninguna otra ciencia distingue las múltiples relaciones que se establecen entre las manifestaciones de la naturaleza viva y la no viva, y con las personas de diferentes estratos sociales que actúan por motivos económicos”.


            En 1935 Arthur Tansley acuña el término “ecosistema” para realzar el concepto de que cada hábitat es un todo integrado, lo que de alguna manera significa el principio de la sustitución de la visión reduccionista por la holística.


            Tres años después (1938) Carls Troll acuña el término “ecología del paisaje” en razón de que   “los dos conceptos, ecología y paisaje, están relacionados con el entorno del hombre, con la particularmente variada superficie terrestre que éste tiene que usar de manera adecuada para su economía agrícola y forestal con el fin de aprovechar las materias primas, al igual que la explotación minera o la fuerza hidráulica que producen energía para impulsar sus industrias; un entorno natural que el hombre, con sus actividades, transforma siempre de un paisaje natural a un paisaje económica y culturalmente aprovechado”.

            A partír de 1960 - 70 se refuerzan los enfoques de tipo holístico y desde la realización de la Conferencia de Estocolmo (Primer Cumbre de la Tierra) se reconoce la existencia de graves problemas ecológicos y ambientales; el paisaje comienza a ser considerado y estudiado como un todo a partir de aproximadamente 1980, en que científicos de distintas disciplinas comienzan a interpretar al paisaje como el resultado de la interacción entre naturaleza y sociedad, tomando en cuenta el contexto histórico social en el modelado del paisaje.

Desde la geomorfología, comienza a denominarse paisaje al aspecto general de una región, determinado por el conjunto de geoformas (relieve tallado o construido sobre un sustrato, resultado tanto de la erosión como de la acumulación de sedimentos sobre los relieves emergidos de las áreas continentales) las cuales comprenden todos los elementos vinculados con la morfología de la superficie terrestre (clima, relieve, litología, geomorfología, suelos y cubierta vegetal con su fauna asociada). Simultáneamente, desde las ciencias directamente relacionadas con el hombre (historia, arqueología, etnografía, sociología), se asume que el paisaje, entendido como entorno natural, fue pre-existente al ser humano y cuando éste aparece en el planeta encuentra en él una fuente de recursos, pero también un lugar inclemente al que debe modificar, adecuándolo a sus necesidades. De esta manera, el paisaje  incluye también la presencia de obras antrópicas cuando ellas existen.

Uniendo ambas concepciones, el relieve (fisiografía) constituye la base sobre la que interactúan otros componentes del paisaje. Las particulares manifestaciones del clima, la presencia del agua o nieve, la cubierta vegetal y la actividad humana, diferencian un determinado paisaje frente a otros de relieves similares, a la vez que contribuyen a su transformación. Entonces el paisaje sería el aspecto general de una región, resultante de la modelación efectuada por distintos factores (abióticos, bióticos y antrópicos, si los hubiere) cuya particular historia evolutiva y adaptativa  le confiere características distintivas. De esta manera, el análisis de la dinámica del paisaje debe abarcar varios niveles disciplinares, que permitan conocer tanto el paisaje natural como sus modificaciones surgidas en la creación del paisaje socio-cultural.



Por otra parte es también en la segunda mitad del siglo XX cuando se desarrolló la tecnología de las fotografías aéreas, de la fotogrametría y de la fotointerpretación a las que luego se sumaron sensores remotos y programas de aplicación que permiten cambiar la escala sin variar la fuente, incorporando así al cuerpo teórico importantes y poderosas herramientas técnicas y metodológicas.


            Desde una perspectiva política, en el año 2000 la Convención Europea del Paisaje incorpora a éste como recurso en sí mismo, considerándoleun recurso favorable para la actividad económica…, un elemento esencial del bienestar individual y social…, un componente fundamental del patrimonio cultural y natural… contribuyendo al más completo desarrollo de los seres humanos… y a la consolidación de la identidad… ” Y  “Reconociendo que el paisaje es en todas partes un elemento importante de la calidad de vida de las poblaciones, tanto en los medios urbanos como rurales, en los territorios degradados como en los de gran calidad, en los espacios singulares como en los cotidianos” como así también “que la calidad y la diversidad de los paisajes europeos constituyen un recurso común para cuya protección, gestión y ordenación es conveniente cooperar”.

Entre las recomendaciones más importantes se destacan las siguientes:

5. La protección no se ha de limitar a los lugares y paisajes naturales, sino que se ha de extender también a los lugares y paisajes cuya formación se debe total o parcialmente a la mano del hombre. Así, convendría dictar disposiciones especiales para lograr la protección de ciertos lugares y paisajes tales como lugares y paisajes urbanos, que son en general los más amenazados, sobre todo por las obras de construcción y la especulación de terrenos. Conviene establecer una protección especial en las proximidades de los monumentos.

6. Las medidas que se adopten para la protección de los lugares y paisajes han de tener carácter preventivo y correctivo.

7. Las medidas preventivas para la protección de los lugares y paisajes han de tender a protegerles contra los peligros que les amenacen. Estas medidas han de consistir esencialmente en el control de los trabajos y actividades que puedan causar daños a los lugares y paisajes, y en particular de:

a. La construcción de toda clase de edificios, públicos o privados. Los planes se concebirán de tal modo que se respeten ciertas exigencias estéticas relativas al propio edificio, y deberán estar en armonía con el conjunto que se quiere proteger, evitando caer en una fácil imitación de ciertas formas tradicionales y pintorescas;
            O sea que considera al paisaje como un recurso en sí mismo y recoge la capacidad de los paisajes de brindar bienes y servicios ambientales, oportunidades de producción, recreación, contemplación e inspiración artística. Es decir, aúna la definición vulgar con la científica y de ello resultaron posteriormente  diversos enfoques de estudio de los paisajes:


            Según Martínez Vega y otros (2003), el estudio del paisaje se puede enfocar desde dos concepciones: el paisaje total y el paisaje visual. En la primera, el interés se centra en el estudio del paisaje como indicador o fuente de información sintética del territorio y como un sistema de relaciones en el que los procesos se encadenan. Su aprehensión se realiza como un todo. En la segunda aproximación, la atención se dirige hacia lo que el observador es capaz de percibir en ese territorio, el paisaje como expresión espacial y visual del medio.
           
            Estos dos enfoques implican aproximaciones operativas (y por tanto metodológicas)  distintas:

a) el estudio del paisaje como paisaje visual es eminentemente descriptivo; el paisaje puede considerarse definido por el entorno visual del punto de observación y caracterizado por los elementos que pueden ser percibidos visualmente por el hombre (relieve, geoformas predominantes, tipo y estructura de las formaciones vegetales, etc.) pero no explica  la evolución y transformación de los paisajes.

b) el estudio del paisaje total es eminentemente funcional. Procura interpretar las múltiples relaciones de interdependencia y supone una integración (análisis y síntesis) de procesos y factores concurrentes que permiten explicar el paisaje actual y hasta cierto punto predecir el paisaje futuro.

            Asimismo cada enfoque supone impactos diferentes: a nivel de paisaje total el impacto (positivo o negativo) implica cambios en el carácter o calidad del mismo; a nivel de paisaje visual el impacto se relaciona con los cambios que podrán sufrir las posibles vistas del paisaje y sus efectos sobre el observador.



            Actualmente se afirma que cualquier fragmento de la superficie terrestre (fondos oceánicos incluidos, aunque no así la superficie acuática)  intervenido o
no por los humanos, configura un paisaje; es decir, un conjunto de referentes físicos y funcionales, susceptible de ser considerado como un fenómeno real en sí mismo. El paisaje refleja la realidad ambiental de cada lugar (geológica, climática, edáfica), a la vez que resume y expresa la historia de procesos biológicos y antrópicos que se hayan podido desarrollar en él.



            El conjunto de referentes naturales físicos y funcionales y su proceso evolutivo aparece como condición necesaria y suficiente e incluye paisajes no terrestres, como el paisaje lunar o el paisaje marciano así como paisajes en los que el componente biótico  es tan insignificante que no satisface la definición de ecosistema.
           
            Sin embargo, los paisajes contemporáneos son mayoritariamente  paisajes transformados en distintos grados como consecuencia de la actividad milenaria de diferentes formas de organización social humana; por tal motivo y en lo que respecta al planeta Tierra, la consideración de los procesos antrópicos es insoslayable.



Por todo esto la definición  que  a nuestro criterio más se ajusta al termino paisaje es la de Burel y  Baudry (2002) para los que el paisaje es un nivel de organización de los sistemas ecológicos superior al del ecosistema, que se caracteriza esencialmente por su heterogeneidad y su dinámica, controlada en gran parte por la actividad humana. Existe independientemente de la percepción humana.






3.       APORTES MÁS SIGNIFICATIVOS DE LA ECOLOGIA DE PAISAJES A LA   CIENCIA  DEL PAISAJE.


A partir de entender  al paisaje como la unidad de máxima organización jerárquica de la naturaleza surgen nuevos paradigmas, siendo quizás el más significativo el reconocimiento de la importancia de la heterogeneidad espacial en el mantenimiento de la integridad funcional de un territorio.





 La ecología del paisaje permite analizar la composición, estructura y dinámica de los mosaicos espaciales así como de sus causas y consecuencias ecológicas.

Los términos ‘composición’ y ‘estructura’ de los paisajes se inscriben bajo el concepto de ‘heterogeneidad ambiental’ y se expresan a través de patrones espaciales en los paisajes (Fahrig, 2005) que, a su vez, determinan el surgimiento de nuevos elementos de análisis propios de este nivel de organización (matriz, parches, bordes, corredores, redes). En consecuencia, la definición, cuantificación y análisis de los patrones citados establecen las bases de estos estudios.

Turner y Gardner (2005) plantean la necesidad de aclarar conceptos y términos que son esenciales en los procesos de medición y descripción de los patrones y procesos espaciales.

El primer concepto es el de ‘escala’, que se define convencionalmente como la medida del grado de resolución espacial y temporal de un proceso; sin embargo, desde la perspectiva de la ecología del paisaje “escala” se define como un grupo de parches que interactúan de manera significativa para el proceso ecológico que se aborda, en donde el tamaño del paisaje depende de la escala a la cual la variable de respuesta efectivamente responde.

Asociados a la escala, Turner et al. (1991) plantean tres conceptos ecológicos importantes: la composición, la estructura y función de los paisajes.

La composición hace referencia a la diversidad de tipos de hábitat y de parches presentes en un paisaje y su abundancia relativa. En un agroecosistema la composición puede expresarse en los diferentes tipos de coberturas naturales y antrópicas (tipos de cultivos, pasturas, áreas urbanas, densidad de carreteras, invernaderos cubiertos, etc.), en los tipos de suelos o en los paisajes del área de estudio.

La estructura está determinada por la composición, la configuración y la proporción de los diferentes parches en el paisaje.

La función hace referencia a la forma en que cada elemento en el paisaje interactúa basado en los eventos de los ciclos de vida.

Estos conceptos se reflejan en patrones espaciales y describen el contenido y el orden interno de un paisaje, en donde hay heterogeneidad espacial o una distribución no aleatoria de objetos (hábitat, parches) cuyo estudio separa esta disciplina de otras áreas de la ecología


Por lo relativamente novedoso de tales conceptos, conviene explicitarlos con mayor detalle:

Estructura y organización del mosaico paisajístico

El mosaico paisajístico tomado como “un conjunto de manchas de diferente naturaleza” esta compuesto por una matriz que es el elemento predominante y quien le da su estructura y configuración; dentro de ésta se encuentran los parches  de naturaleza diferente a la matriz, y los corredores que son los elementos lineares. En cada uno de estos elementos se puede diferenciar un borde que interacciona fuertemente con  las manchas vecinas y un núcleo interno en el cual la interacción es prácticamente nula.

En un Ensayo realizado por Aguilera Garramuño (s/f), en el cual se hace una extensa revisión del tema,  se establece que  un paisaje está compuesto de un mosaico de parches también llamados ‘elementos’ o ‘unidades básicas’ pertenecientes a paisajes, hábitats, sitios, ecotonos, ecotopos, biotopos, componentes del paisaje o facies, los cuales ocurren a una gran variedad de escalas temporales y espaciales dependiendo de la percepción de cada organismo.

Ecológicamente los parches representan áreas discretas o períodos de tiempo con condiciones ambientales relativamente homogéneas cuyos bordes se distinguen por discontinuidades ambientales en magnitudes que son percibidas o son relevantes para el organismo o proceso bajo observación.

Los parches están inmersos en una matriz que es el elemento de trasfondo más extenso y de mayor conectividad o continuidad espacial en un paisaje; así, las especies que predominan en la matriz son las que predominan en el paisaje.

En el nivel formal, generalmente estas ‘matrices paisajísticas’ presentan bordes cóncavos que abrazan los otros elementos del paisaje (parches y corredores) y juegan un rol dominante en los flujos de materia y energía.

La zona de transición entre dos elementos distintos del paisaje (por ejemplo, un área cultivada y otra no cultivada) tiene características de ambos y, a veces, se le considera un tipo de elemento del paisaje por sí misma (un tipo de hábitat). Suelen ser zonas secas y calientes, con más especies de malezas que los parches que separa y que actúan como barreras (permeable o impermeable) en el flujo de materia y energía entre los parches, con implicaciones directas o indirectas en la dinámica espacial de las especies.

Con base en la cuantificación geométrica de la combinación de estos elementos del paisaje (parches – matriz - corredores), se generan estadísticas e índices que describen la composición y estructura de los paisajes en donde están inmersas las unidades de estudio.

Todos estos elemento son observables, cartografiables y cuantificables según atributos como la forma, el tamaño, la composición, el arreglo o grado de conexión y su distribución espacial.  

Si bien el paisaje funciona como un todo es necesario comprender el funcionamiento de cada uno de sus componentes para poder entender como


se relacionan entre sí. Es decir que hay que cuantificar la estructura del paisaje para luego poder realizar el estudio de sus funciones.

Sintetizando, los elementos del mosaico del paisaje son:

·        La matriz del paisaje es el elemento más extenso, más conectado con los otros elementos y ejerce una influencia dominante sobre la flora, la fauna y los procesos ecológicos.

En la mayoría de los paisajes la matriz es fácilmente identificable por el observador pero en algunos paisajes o en cierto momento de la trayectoria del paisaje no es perceptible llegándose a identificar erróneamente cualquier elemento como matriz.  El elemento matriz es ampliamente dependiente del fenómeno bajo consideración. Por ejemplo en un estudió geomorfológico el sustrato geológico podría servir para definir la matriz y los parches; mientras que en un estudio de vertebrados, la estructura de la vegetación  podría servir para definir la matriz y los parches.


      A efectos ilustrativos se han elaborado los esquemas siguientes:


           En este caso la matriz es fácilmente identificable, al contrario de lo que se presenta en el esquema siguiente:








La matriz es también escala dependiente. A una escala pequeña (1: 1.000.000) o mediana (1:500.000) la vegetación autóctona podría ser la matriz con parches perturbados dentro de ésta; en cambio a una escala grande (1:250.000) la tierra cultivada podría ser la matriz con parches de vegetación autóctona insertos en ella.   



·        El parche es la unidad elemental de un mosaico paisajístico. El conjunto de parches crea un mosaico, considerado un atributo descriptivo del paisaje.

El arreglo y distribución espacial de los parches, su calidad, la yuxtaposición y proporción de los diferentes tipos de parches son elementos que influencian y modifican el comportamiento de los individuos, las poblaciones y las comunidades animales. El tamaño y la forma son atributos importantes que influencian los flujos bióticos y abióticos. Los parches pueden presentar diferentes formas, tanto regulares como irregulares. Cuanto mas irregular es la forma de un parche, mayor es el área borde, lo cual tiene grandes implicaciones para la dispersión de las plantas y el movimiento de los animales (Forman y Godron, 1981; Forman, 1997).

Para MacGarigal (2006), los parches representan áreas relativamente discretas (áreas definidas) o períodos (dominio temporal) de condiciones ambientales relativamente homogéneas en los que las fronteras entre los parches se distinguen por uno o varios de los criterios siguientes: 1) presentar discontinuidades de carácter ambiental con respecto a su entorno. 2) magnitudes percibidas o relevantes para los organismos, 3) procesos ecológicos bajo consideración del investigador, por ejemplo transformaciones en los usos y cubiertas de los suelos.






  • Los ambientes edge o zonas de borde. Definidos en la ecología clásica como ecotonos, constituyen una zona de transición entre dos comunidades vegetales adyacentes. Son áreas de tensión asociadas con propiedades emergentes de alta productividad y diversidad.

También pueden representar  hábitats fronterizos caracterizados por discontinuidades abruptas en las propiedades o rasgos bióticos y abióticos distintivos de dos hábitats adyacentes.











El microclima del sector más externo (borde) de un parche es considerablemente diferente del microclima interior  (núcleo) del mismo, influyendo en la composición y abundancia de las especies y eventualmente en las características edáficas.


Por tal motivo suele tener mucho interés en la Ecología de Paisajes el análisis de la relación perímetro/superficie de los parches ya que ella incide en el “efecto borde”.





  • Corredores. Son elementos lineares o en faja del paisaje con características diferentes a las del ambiente circundante. Pueden ser naturales (p.e., ríos), resultantes de un proceso de degradación (p.e. cárcavas) o culturales (p.e., carreteras). Por la escala de este trabajo, los corredores no serán considerados en el análisis pero sí en las recomendaciones.


  • Conectividad. La conectividad (o conexión funcional) de un paisaje permite analizar los procesos mediante los cuales los individuos de una determinada población (o subpoblación) están interconectados, enlazados dentro de una unidad funcional demográfica. Es un parámetro inversamente correlacionado con la hostilidad de los hábitats en que se fragmenta el paisaje. El concepto funcional de conectividad explícitamente considera la respuesta de comportamiento de un organismo a distintos elementos del paisaje lo que implica tanto el patrón de movimiento y el riesgo de mortalidad en los distintos elementos del paisaje como su reacción a los bordes (Fahrig, 2000), lo que esta relacionado con la escala de percepción de la heterogeneidad de las diversas especies. Especies con baja capacidad de dispersión estarán más aisladas que especies altamente móviles ya que incluso pequeñas pérdidas de conectividad del paisaje pueden impedirles colonizar nuevos hábitats. Las especies con alta capacidad de dispersión pueden percibir el paisaje como funcionalmente conectado aún cuando exista un alto grado de fragmentación, siendo capaces de cruzar las zonas hostiles y colonizar áreas propicias. Debido a que el movimiento de los organismos en ambientes heterogéneos o fragmentados no se  ha estudiado en Catamarca, este aspecto sólo será considerado en términos generales y especulativos.









5.  ENFOQUE

El estudio del paisaje (Menghi, 2007) se puede enfocar:
a) en el mosaico que compone la variedad de ecosistemas o hábitats, y
b) en un tipo de organismo y su relación con el estado de fragmentación del tipo de hábitat del que depende (número, área, forma y distancia de parches).

Desde cualquier enfoque, tienen interés los efectos recíprocos entre la estructura, los procesos ecológicos y socioeconómicos relacionados.

            Las especies suelen presentar patrones de distribución discontinuos producidos por la variación espacial de las condiciones ambientales que determinan la calidad de sus hábitats y su atomización adicional por causa de la acción humana. Una imagen muy familiar, por ejemplo, es la destrucción y fragmentación de los bosques por la expansión de cultivos y pastizales o la eliminación de los terrenos agrícolas en beneficio de las áreas urbanas. En todos estos casos, las especies de los hábitats en retroceso ven mermar el territorio disponible a la vez que se enfrentan a una creciente atomización de sus poblaciones (Aguilera Garramuño, op.cit.)

Según Santos y Tellería (2006), con la fragmentación y destrucción de un hábitat se produce un cambio progresivo en la configuración del paisaje que puede definirse adecuadamente mediante las tendencias de cuatro variables paisajísticas que cambian simultáneamente y que tienen, en conjunto, una incidencia perniciosa sobre la supervivencia de las especies afectadas:
  • Una pérdida  regional en la cantidad de hábitat, con la consiguiente reducción del tamaño de las poblaciones de los organismos afectados. Como consecuencia, disminuye la densidad regional de las especies (número de individuos por unidad de superficie en toda la región considerada). 
  • Una disminución del tamaño medio y un aumento del número de los fragmentos de hábitat resultantes. Esta tendencia reduce progresivamente el tamaño de las poblaciones mantenidas por cada uno de los fragmentos, aumentando así el riesgo de que alcancen un  umbral por debajo del cual son  inviables.
  • Un aumento de la distancia entre fragmentos, con la consiguiente dificultad para el intercambio de individuos entre las poblaciones aisladas, así como para reponerse, por recolonización, de una eventual extinción.
  • Por último, se produce un aumento de la relación perímetro/superficie y, por consiguiente, una mayor exposición del hábitat fragmentado a múltiples interferencias procedentes de los hábitats periféricos o “matriz de hábitat”.  Se da así un creciente efecto de borde que origina un deterioro de la calidad del hábitat en regresión, afectando a la supervivencia de las poblaciones acantonadas en los fragmentos.
Estas tendencias serán discutidas en la sección correspondiente.

Debido a que, como quedó indicado, no existen para la provincia de Catamarca y/o la Región Fitogeográfica a la que pertenece el Valle Central, estudios relativos al comportamiento de las especies y sus necesidades de hábitat, en el marco del presente trabajo el enfoque estará puesto en el mosaico que compone la variedad de ecosistemas o hábitats, constituyendo así el punto de inicio para quienes quieran abordar el segundo enfoque.


6. METODOS Y TECNICAS

            El trabajo se realizó mediante el análisis de fuentes de Información secundarias (revisión bibliográfica, a efectos de caracterizar el área de estudio) y primarias (análisis de imágenes satelitales e interpretación visual y digitalizada, sin y con supervisión sobre el terreno), para evaluar el proceso de fragmentación en el período considerado.

Los datos brutos así obtenidos fueron caracterizados mediante diversos índices que se detallan más adelante.

Complementariamente, se aplicó el modelo desarrollado por Dinerstein y col. (1995) a fin de estimar el estado de conservación y/o la integralidad ecológica.

6.1     AREA DE ESTUDIO


            Para la caracterización del área de estudio se revisó bibliografía preexistente, destacando los siguientes trabajos:


   González Bonorino, F (1978) Descripción Geológica de la Hoja 14f (S.F.   del V. de Catamarca). Provincias de Catamarca y Tucumán. Serv. Geol. Nac. Bol. 160. Bs. As.

Ojeda, J y Col, 1999: Unidades Morfológicas del Dpto. Capital de la Provincia de Catamarca. En Rev. de Ciencia y Técnica UNCa., Vol. V N° 8, pág.49 - 59. (ISSN 0328-431X)

Oblitas, J. (1968). Estudio hidrológico del Valle de Catamarca. Subsecretaría  de Minería. In forme Inédito.

da Silva, H. y col, 1983. Cartografía de Reconocimiento de Suelos de la provincia de Catamarca. I: Valle de Catamarca. Actas de la 9a. Reunión Argentina de las Ciencias del Suelo. Mar del Plata, Argentina.

Morláns, M.C. y Guichón, B.A., 1988. Las regiones fitogeográficas de Catamarca y el estado y uso de los recursos vegetales. En “El Deterioro del Ambiente  en la Argentina”. FECIC, PROSA (:216-224). 1ª. Edición, agotada. 2ª. Edición, agotada

Morláns, M.C., Guichón, B.A, 1995: Reconocimiento ecológico de la provincia de Catamarca I: Valle de Catamarca. Vegetación y fisiografía. En Rev. de Ciencia y Técnica UNCa., Vol. I  N° 1, pág.15 - 50. (ISSN 0328-431X)


            En razón de que estas dos últimas publicaciones presentan un compendio de los aspectos más relevantes para este trabajo, se los tomó como referencia casi exclusiva.


6.1.1.  UBICACIÓN

            El Valle de Catamarca o Valle Central es una extensa depresión tectónica delimitada al oeste por la Sa. de Ambato-Manchao y al este por la Sa. de El Alto-Ancasti. Su límite norte está dado por las últimas estribaciones de las Sas. de Fariñango y Gracianas, las cuales descienden hasta hundirse en el relleno cuartario un poco al norte y este, respectivamente, de la ciudad capital. También los valles intermontanos descienden, volcando sus aguas en esta depresión (Mapa Nº 1)

            Hacia el sur, el Valle de Catamarca se continúa con los Llanos de La Rioja.

A los efectos de este estudio, el sector de análisis se delimitó en coincidencia con las cotas superiores de los piedemonte oriental de la Sa. de Ambato y piedemonte occidental de la Sa. de Ancasti  (al Este y Oeste, respectivamente) mientras que en sentido meridional  se tomó desde el norte de la ciudad Capital hasta una línea que por el sur sigue el límite interprovincial hasta la localidad de San Martin y termina uniéndose al piedemonte del cordón El Alto - Ancasti (Mapas 3 y 4, en Resultados), conformando una superficie total de 322.735,18  has.

MAPA Nº 1: Ubicación del Valle Central en la provincia de Catamarca.




6.1.2   CARACTERIZACIÓN  FISIOGRÁFICA E HIDROGRÁFICA

            En términos generales, el Valle presenta un triple juego de pendientes: de oeste a este, en el Piedemonte Occidental; de este a oeste, en el Piedemonte Oriental y una pendiente general norte – sur.              

            El Río del Valle, que lo recorre en su parte septentrional, termina insumiéndose en Punta del Río, a la latitud de Huillapima; sólo en épocas de crecientes sus aguas pueden llegar un poco más al sur. Sus principales afluentes provienen de la ladera occidental del Ambato (Ríos Huañomil, Las Juntas, El Rodeo, etc.).

            Otros ríos que drenan esta ladera son: el Arroyo del Tala (que nace en las cumbres del Ambato y en la Chacarita de Los Padres recibe al Arroyo Las Trancas, que drena la cumbre de Los Angeles);  de caudal permanente, abastece de agua potable a parte de la ciudad de San Fernando.

            Hacia el sur, el arroyo Coneta (que solamente en creciente se une al río del Valle), los Arroyos Simbolar y Pampichuela y el Río Chumbicha o San Jerónimo, son los más importantes. Las aguas de estos ríos son captadas para riego y consumo humano en los oasis de piedemonte.

            El drenaje de la ladera occidental del Ancasti es a través de cursos de agua de corto recorrido y escasa relevancia. Uno de los más importantes es el Río Grande, que desciende hacia el valle por la quebrada del Tipán.

            Contra el flanco de ambos cordones montañosos existe un piedemonte, mucho mejor desarrollado al pie del Ambato, formado por depósitos de fanglomerados y arenas gruesas, a continuación de los cuales sigue una extensa bajada que forma un plano inclinado suave y continuo hasta el centro de la depresión, la cual se encuentra más cercana a la Sa. de Ancasti.

            En la mitad norte del valle pueden observarse médanos de poca altura, asociados al cauce del río, de curso divagante. Los médanos que corresponden a meandros actuales son vivos, mientras que los que corresponden a meandros abandonados están ya fijados por la vegetación.

            En la mitad sur, el rasgo más destacado es la existencia de una extensa área de barreales o "barriales", que precede a las Salinas Grandes. En dicha área, los médanos han sido removidos en parte por los vientos y por acción de las aguas en crecientes.
     
6.1.3       CARACTERIZACIÓN CLIMÁTICA

Según Morláns (1995) el Distrito del Chaco Arido de Llanura se extiende por el Valle de Catamarca y por los piedemonte de las Sierras que lo enmarcan, abriéndose hacia el sur y sureste hasta trasponer los límites provinciales.

Como su nombre lo indica, éste es el sector más xérico dentro de la Provincia Fitogeográfica Chaqueña, con un promedio de precipitación anual que oscila entre los 300 y 360 mm; las lluvias se concentran en el verano, cayendo el 50 % de las mismas de diciembre a febrero. El resto se distribuye casi totalmente entre octubre, noviembre, marzo y abril, de modo que existe un período muy seco de mayo a septiembre que corresponde asimismo al período con probabilidad de ocurrencia de heladas.

La temperatura media anual para Catamarca (ciudad capital) es de 20,2°C promediando 27,7°C la temperatura del mes más cálido (enero) y 10,8°C la del mes más frío (julio).

6.1.4   CARACTERIZACIÓN  FITOGEOGRÁFICA

            El sector en estudio corresponde a la Provincia Chaqueña la que, en Catamarca ocupa las regiones Centro y Este, desde la vertiente oriental del
Ambato hasta el límite interprovincial con Santiago del Estero, al este, y con Córdoba y La Rioja al sur.

            De acuerdo a la división efectuada por Cabrera (1976), estarían representados en Catamarca dos distritos: el Chaqueño Occidental y el Chaqueño Serrano.

            Morello y Adámoli (1974) proponen la denominación de Chaco Árido para aquel sector de la Provincia Chaqueña que se extiende por los bolsones interserranos, al cual consideran como un amplio ecotono entre las Provincias del Chaco y Monte.

            Según Cabrera (1976), la vegetación clímax del Distrito Occidental corresponde a un bosque xerófilo caducifolio dominado por Schinopsis lorentzii (Quebracho Colorado Santiagueño) y Aspidosperma quebracho-blanco.

            Morello, Sancholuz y Blanco (1977), siguiendo criterios de Ragonese, consideran que la característica distintiva del Chaco Árido (al que en el citado trabajo asignan categoría de Región Ecológica) es la presencia de un solo quebracho: el Quebracho Blanco, el cual forma bosques abiertos.

Este mismo criterio es asumido por Morláns y Guichón (1995), que asignan a la vegetación del Valle Central la denominación de Distrito del Chaco Árido de Llanura,       reconociendo en él siete Unidades Ecofisiográficas, definidas esencialmente por la geomorfología.

            Tomando como eje el Valle de Catamarca, tales Unidades (Mapa No. 2) son:

- Piedemonte Occidental (adosado a la ladera oriental del Ambato);
- Piedemonte Oriental (adosado a la ladera occidental del Ancasti);
- Llanura Fluvio-aluvio-eólica (en el sector apical del valle);
- Llanura Aluvio-eólica (en el sector medio del valle);
- Playa con Barreales (en el sector distal);
- Area Perisalina (al sureste de la Provincia) y  Salinas Grandes (extremo sureste de Catamarca), que no serán consideradas pues quedan fuera del área de estudio definida para esta presentación.

Cada una de estas Unidades presenta diferencias más o menos marcadas en el relieve y sustrato así como en la vegetación que soportan. Una descripción sintética de las mismas se realiza a continuación.

Tabla No. 1. Sinopsis de las principales características de las Unidades de Vegetación y Ambiente del Valle Central


Fuente: elaboración propia en base a datos tomados de Morláns y Guichón, 1995




6.1.5. FLORA.

6.1.5.1. Abundancia relativa por grupo de especies y principales componentes florísticos.

a) Piedemonte Occidental

Figura N       Fig. Nº 1. Abundancia Relativa por grupo de especies en el Piedemonte Occidental. 



Añadir leyenda

Fuente: elaboración propia en base a datos tomados de Morláns y Guichón, 1995.

Especies predominantes en orden de mayor a menor contribución a la Abundancia Relativa (AR). Las Cactáceas no se detallan:


b) Piedemonte Oriental
           
Figura No 2. Abundancia Relativa por grupo de especies en el Piedemonte Oriental



Fuente: elaboración propia en base a datos tomados de Morláns y Guichón, 1995.


Especies predominantes en orden de mayor a menor contribución a la AR (las Cactáceas no se detallan):


c) Llanura Fluvio Aluvio-eólica      
             
Figura No 3.
 Abundancia Relativa por grupo de especies  en la Llanura Fluvio – aluvio – eólica.


Fuente: elaboración propia en base a datos tomados de Morláns y Guichón, 1995.

Especies predominantes en orden de mayor a menor contribución a la AR (las Cactáceas no se detallan):



d) Llanura  Aluvio-eólica

Figura No 4. Abundancia Relativa por grupo de especies en la Llanura Aluvio– eólica.



Fuente: elaboración propia en base a datos tomados de Morláns y Guichón, 1995.

Especies predominantes en orden de mayor a menor contribución a la AR (las Cactáceas no se detallan):


e) Vegetación de los Bajos (Playa) con Barriales:
            Figura No 5. Abundancia Relativa por grupo de especies en la Playa con barreales, sector norte.





Fuente: elaboración propia en base a datos tomados de Morláns y Guichón, 1995.

Especies predominantes en orden de mayor a menor contribución a la AR (las Cactáceas no se detallan):


Figura No 6. Abundancia Relativa por grupo de especies  en la Playa con barreales, sector sur.


Fuente: elaboración propia en base a datos tomados de Morláns y Guichón, 1995.

Especies predominantes en orden de mayor a menor contribución a la AR (las Cactáceas no se detallan):


6.1.5.2. COBERTURA GENERAL POR ESTRATO






            Es necesario destacar que la vegetación descripta no se corresponde con la que podría suponerse prístina o en estado clímax sino que es el resultado de un proceso de ocupación del territorio y apropiación de sus recursos realizados bajo el paradigma de que el paisaje (la tierra, sus recursos) era eterno soporte de actividades extractivas.

                        De cualquier manera, el cambio no había sido demasiado drástico
(A la fecha de realizado el trabajo, por Morláns y Guichon)  y, aunque degradada, la vegetación natural (y por tanto los hábitats) persistían.


6.1.6. FAUNA

Sobre la fauna correspondiente al Área de Estudio se encontró un listado en Cabrera y Willink (1980) y pese a que los citados autores reconocen la existencia de diferencias entre la fauna de la “región oriental húmeda y la  Occidental, más seca” (Pág. 73), las especies que se citaron se refieren al conjunto de la Provincia Chaqueña.

En una publicación de De la Orden y Quiroga (2005) hay referencias concretas pero no exhaustivas y de cualquier manera ambos textos no ofrecen indicación alguna respecto a la necesidad de hábitat y tamaño mínimo de área requerido por la fauna regional.

Por lo antes expuesto se considera inútil incluir un listado de fauna ya que carecería de significado. 


6.2. MATERIALES Y METODOS DE ANALISIS

Los materiales utilizados fueron imágenes satelitales LANDSAT, falso color estándar (RGB-432),  de 1973  (Landsat MSS) en formato papel y  2007  (Landsat TM5), en formato  “tiff”, en escala original 1:500.000.

Se seleccionó la combinación de bandas RGB-432: Banda 4: (0,76 a 0,90 micrones - infrarrojo cercano -). Banda 3: (0,63 a 0,69 micrones - rojo -) Banda 2: (0,52 a 0,60 micrones - verde -), ya que permite realizar la mejor interpretación  visual para el análisis de coberturas y usos de la tierra.
Para realizar el estudio sobre las imágenes fue necesario que ambas estuvieran en un mismo formato  y en un mismo sistema de referencia. La imagen de 1973 fue escaneada y convertida en formato tiff.

El proceso de georeferenciación de ambas imágenes se realizó  utilizando el mosaico 1:500.000 georreferenciado de la Prov. de Catamarca elaborado por el ETISIG (aprobado por CONAE el 16/03/2007) con los siguientes parámetros:

-          Tipo de proyección: Transversal Mercator
-          Datum WGS 84
-          Longitud del Meridiano Central. 66°00’00” W
-          Latitud de origen de proyección: 90°00’00” S
-          Falso Este: 3.500.000
-          Factor de Escala: 1



























Para el diseño de los corredores y las áreas naturales protegidas se usó la carta de imagen satelitaria 2966-II San Fernando del Valle de Catamarca, editada por el IGM en Julio/1998, la cual fue elaborada sobre la base de imágenes LANDSAT TM captadas mayoritariamente durante el verano.



6.2.1. Definiciones previas


Teniendo las imágenes en formato papel, se llevó a cabo una interpretación visual preliminar de éstas, con el fin de identificar, diferenciar y clasificar las principales coberturas del área de estudio, a fin de obtener una visión de la organización general del espacio (ver Resultados, Pág. 50). 




El procedimiento de interpretación visual es apropiado para la detección de cambios tales como la deforestación y fragmentación, ya que el reemplazo de bosque por tierras agrícolas representa cambios contratantes en los valores espectrales de las imágenes como así también formas características que favorecen su identificación.

El área de estudio fue subdividida en 6 Clases, en cada una de las cuales  predomina un particular uso del suelo.

En la siguiente etapa se procedió a  relevar sobre las imágenes las Clases descriptas, utilizando primeramente el software GVSIG, el que no fue totalmente satisfactorio, por lo que el primer tratamiento de imágenes se corrigió con el software Autocad Map.

Una vez identificados y clasificados los polígonos se transcribieron a tablas diseñadas para el relevamiento de los datos. El tipo de cobertura específica de cada polígono no fue discriminado ya que no es objetivo de este trabajo.



6.2.2. Índices utilizados.

Existen software de distribución gratuita por Internet, como el FRAGSTAT o el Pach Análisis, que proporcionan automáticamente diversos índices de paisaje que permiten evaluar el tamaño, la forma, la diversidad, la distribución espacial y los grados de aislamiento y de conectividad de los parches.

La mayor parte de esos índices son de utilidad cuando se pretende analizar el paisaje en función de una especie en particular, ya que en tal caso la relación perímetro/superficie y particularmente los índices de forma y dimensión fractal son de la mayor importancia pues inciden en las posibilidades de supervivencia.

Dado que dicho enfoque aquí se ha desechado explícitamente, en este trabajo sólo se calcula la métrica del área y medidas relevantes (para nuestro enfoque y objetivos) de configuración espacial.

6.2.2.1 Métricas de Área:

·                          Área de cada tipo de cobertura
Es la medida del área en hectáreas para cada tipo de cobertura en cada uno de los años considerados. Se obtiene sumando el tamaño  (área) de los parches para cierto tipo de cobertura
 
·                          Porcentaje de Paisaje
Es el porcentaje ocupado por un tipo de cobertura en el total del paisaje y es la métrica más elemental en el estudio de los patrones de paisaje. Los cambios del porcentaje en el tiempo dan información acerca del incremento y el decrecimiento de las áreas de cierto tipo de cobertura. Se calcula de esta forma:

Pi = [Área total del tipo de cobertura i x 100] / Área total del paisaje

6.2.2.2 Medidas de la Configuración Espacial:

·                          Tamaño Promedio del Parche
Es el promedio aritmético del tamaño de todos los parches en el paisaje o del total de parches de cierto tipo de cobertura y se calcula  sumando  las áreas de todos los parches del tipo de cobertura correspondiente, dividido por el número de parches del mismo tipo de cobertura (McGarigal & Marks, 1995).

Tamaño promedio del parche (MPS)= Σ Ak / M
Donde M= Es el número de parches para el tipo de cobertura que está siendo calculada, y Ak es el área de los parches del tipo de cobertura analizado.

·                          Número Total de Parches
Simplemente es el número de parches que están presentes en un mosaico. Este índice puede ser acumulativo para todo el paisaje o para cada tipo de cobertura y es particularmente sensible a lo fragmentado que se encuentre el paisaje. Otorga información directa sobre los patrones del paisaje.

·                     Relación perímetro /superficie: sólo se consideró el cociente entre ambos, sin comparar con el cuadrado o el círculo.




6.2.3. Evaluación del estado de conservación de la matriz original


Finalmente se evaluó el estado de conservación de las áreas ocupadas por el hábitat original adaptando la metodología desarrollada por Dinerstein y colaboradores (1995) según la importancia y categorías que se indican a continuación:

            El Índice del Estado de Conservación se determina por un número entre 0 (para el mejor) y 100 (para el peor conservado), habiéndose establecido la distribución siguiente:


     Importancia (%)
        Parámetro o criterio
              30
       Pérdida total de hábitat
              25
       Bloques de hábitat
              25
       Fragmentación del hábitat
              20
       Degradación del hábitat

a) Pérdida de hábitat original: se le otorga la máxima importancia pues existe una correlación general entre la pérdida de hábitat y la pérdida de especies.

b) Bloques de hábitat: le sigue en importancia al anterior, ya que todas las especies tienen requerimientos de área mínima para su natural funcionamiento y especies mayores requieren espacios mayores.  Grandes bloques de hábitat permiten la persistencia de una gama mayor de especies y dinámica ecosistémica. También es importante el número de bloques contiguos de hábitat y su distribución a lo largo del paisaje.

c) Fragmentación del hábitat. Tan importante como en anterior, ya que a medida que la fragmentación aumenta, la cantidad de área de hábitat central crítico disminuye.


d) Degradación del hábitat: producida por actividades humanas actuales (tala, quema, sobrepastoreo, etc.). Se le asigna una importancia menor, ya que se supone que tales actividades serán controladas tras la asignación de categoría de conservación. Dado que para el caso del Valle Central no está prevista una política de conservación, se modificó la escala y conceptos propuestos por los autores del método, incluyendo criterios de desertificación como proceso de simplificación ecológica.

El estado de conservación instantáneo resulta de sumar los valores numéricos asignados a aquellas cuatro variables correspondientes al paisaje.

            La determinación de puntaje para cada criterio se estableció de la manera siguiente:

1.      Pérdida del hábitat original:
        Puntos
       Hábitat original perdido (%)
        0 a 4
               0 –9        
        5 a 9
             10 – 29
      10 a 14
             30 - 59
      15 a 24
             60 - 79
      25 a 30
                  + 80








2                    Bloques de hábitat: las variables para este criterio dependen  del tipo principal de formación vegetal (Por ejemplo, selva, bosque, pastizal, matorral xerófilo) y también del tamaño del bloque y del tamaño original de la eco región que todavía mantiene su hábitat intacto (este último dato se expresa en %).
A modo de ejemplo, suponiendo una formación xerofítica cuyo tamaño es de entre 1000 y 3000 Km², la asignación de puntos según tamaño de bloques y hábitat original sería:

       Puntos
       Tamaño del bloque (Km²)
      Tamaño eco región (%)
        0 a 4
        1 ≥ de 500 o 2  ≥ 200
       80 – 100 % intacto
        5 a 9
                   ≥ 200
       40 – 79 % intacto
     10 a 14
            2 bloques ≥ 100
       10 – 39 % intacto
     15 a 24
                   ≥ 100
          1 –   9 % intacto
              25
         Ningún bloque ≥ 100
       Menos del 1 % intacto



                      


  1.      Fragmentación del hábitat:
      Puntos
                                      Grado de Fragmentación
        0  a 4
     Escasa fragmentación, alta conectividad
        5 a 9
   Fragmentos grandes, más del 50 % de ellos se agrupan o conectan
     10  a 14
     Fragmentos grandes a medianos poco conectados. Menos del 50 % presenta cierto grado de agrupamiento
     15  a 24
     Fragmentos medianos a pequeños, con escasa conectividad y muy aislados unos de otros
          25
     Fragmentos pequeños, aislados en el paisaje, con mucho      efecto de borde (poco hábitat central)
           

     

       



   
        

4. Degradación del hábitat:

        Puntos
                   Grado de degradación
         0 a 4
      Acciones antrópicas ausentes o de bajo impacto negativo
         5 a 14
    Intervención antrópica mediana a fuerte, con modificación parcial de la cubierta vegetal original,
        15 a 20
     Intervención antrópica fuerte, con modificación profunda de la cubierta vegetal original.

Estado de conservación inferido:
            Se determina sumando los puntos establecidos para cada una de aquellas variables, de acuerdo a la escala y conceptos siguientes:

         Puntos
          Estado de conservación
        0 – 9
      Relativamente intacto
      10 – 29
      Relativamente estable
      30 – 59
      Vulnerable
      60 – 89
       En peligro
      90 – 100
      Crítico

  •       Relativamente intacto: las comunidades naturales no están afectadas o sólo en grado mínimo, manteniéndose los procesos ecosistémicos naturales. La biota se mueve y dispersa sin obstáculos a lo largo del hábitat, el cual es en gran parte continuo.

  •       Relativamente estable: las especies más sensibles y/o de mayor tamaño están afectadas en ciertas áreas perturbadas que pueden ser extensas pero distribuidas en parches respecto a las áreas de hábitat intacto. Los vínculos ecológicos entre bloques de hábitats intactos se mantienen funcionales.

  •        Vulnerable: el hábitat intacto remanente se encuentra en bloques de tamaño diverso. Especies sensibles o explotadas están en peligro o han sido eliminadas. El uso de la tierra en áreas que separan bloques de hábitats remanente todavía es compatible con el mantenimiento de especies menos sensibles y/o de pequeño tamaño.

  •      En peligro: el hábitat natural remanente está restringido a fragmentos de tamaño variable, con poca conectividad entre ellos. Para las especies de mayor tamaño y/o que ocupan nichos tróficos superiores, los fragmentos no cumplen con los requisitos mínimos de tamaño de área. Los procesos ecológicos (sucesionales, de resiliencia, de persistencia, de estabilidad, de homeostasis, etc.) están alterados.

  •       Crítico: el hábitat intacto remanente se encuentra restringido a fragmentos pequeños y aislados. Escasa biota original está presente y sus probabilidades de persistencia en el mediano plazo es muy baja. Existen pocas oportunidades de restauración debido a la pérdida de hábitat viable para las comunidades naturales, habiendo riesgo de dispersión de especies exóticas.



7.  RESULTADOS
           
7.1  Clases o Categorías (organización del paisaje):


Las clases utilizadas fueron:

                                                                                                                                                                             
       Clases
                          Ubicación

AREAS

URBANAS

        Capital y Valle Viejo (como centros urbanos de más importancia) agregándose Sumalao en el 2007


CHACRAS


        Valle Viejo, Fray Mamerto  Esquiú, San Isidro, Sumalao.


OASIS DE
RIEGO

          Coneta, Miraflores, Huillapima, Capayan, San Pablo, Concepción, San Pedro, Chumbicha



COLONIAS


Colonia Nueva Coneta y Colonia del Valle.



    CULTIVOS INTENSIVOS


Nuevos emprendimientos agrícolas



    HABITATS ORIGINALES
(MATRIZ)
       Vegetación autóctona, sometida a diversos procesos de alteración causados por actividades agroganaderas y de extracción forestal tradicionales
  AREAS IMPRODUCTIVAS
       Corresponde a la Unidad Perisalinas y Salinas Grandes y no fue considerada a los efectos de este trabajo.


            Para el caso de las áreas agrícolas se toma superficie total, esté o no cultivada a la fecha de las imágenes.

7.2   Generación de Mapas de Cobertura

            Los mapas generados con los programas digitales indicados se presentan a continuación:


MAPA No. 3: Cobertura del suelo según Clases. Año 1973






7.3  Índices de Paisaje

            Los índices de paisaje aportan datos numéricos sobre la composición y la configuración de los paisajes, la proporción de cada cubierta del suelo o la superficie y la forma de los elementos del paisaje.

            Permiten realizar comparaciones entre distintas configuraciones paisajísticas, la misma área en distintos momentos temporales o la definición de escenarios futuros y se pueden aplicar tanto a nivel de Paisaje como de Clase o de Fragmento dentro de una determinada clase.

            En nuestro caso, resultan fundamentales para evaluar el estado de conservación de la matriz original.


a) Métricas de área: Son  datos básicos para la determinación de muchos índices.





 Figura Nº 7: Distribución porcentual de las clases de paisaje:
Sup. Área total 322735,18 has

a)     Año 1973              
























b) Año 2007
























b) Medidas de la Configuración Espacial: Estos índices ofrecen una primera aproximación general a las características morfológicas de un determinado paisaje. 






7.1    Evaluación del estado de conservación de la matriz original
1.      Pérdida del hábitat original:                                                                                         
          



1.      Bloques de hábitat:

       Año
       Puntos
     Tamaño del bloque (Km²)
       Tamaño ecoregión (%)

      1973      

          4

       1 ≥ de 500 o 2  ≥ 200

       Más de 80
      2007
          9                                 
       ≥ 200
       40 – 79
      2007
          14
       2 bloques ≥ 100
       10 - 39

2.      Fragmentación del hábitat


        Año
          Puntos
         Grado de Fragmentación

        1973

             4

        Escasa fragmentación, alta conectividad

        1973 

             9

      Fragmentos grandes, más del 50 % de ellos se agrupan o conectan

        2007

             9

      Fragmentos grandes, más del 50 % de ellos se agrupan o conectan

        2007

        10 a 14

      Fragmentos grandes a medianos poco conectados. Menos del 50 % presenta cierto grado de agrupamiento

        2007

        15 a 24

      Fragmentos medianos a pequeños, con escasa conectividad y muy aislados unos de otros



4. Degradación del hábitat:


           Año

          Puntos

          Grado de degradación

         1973

            14

     Intervención antrópica mediana a fuerte, con modificación parcial de la cubierta vegetal original,

         2007

            20

     Intervención antrópica fuerte, con modificación profunda de la cubierta vegetal original.


      En los casos en que se han consignado dos o más valores es en razón de que se considera que la situación actual es intermedia entre ellos, pero con tendencia a pasar al valor superior.

ESTADO DE CONSERVACIÓN INFERIDO:


         Año

         Puntos

          Estado de conservación

        1973

            26

        Relativamente estable, con tendencia a

         1973

            31

         Vulnerable

         2007

          32 -57

         Vulnerable, con tendencia a:

          2007

            67

          En peligro
  





      Si bien en 1973 había ya importantes procesos de degradación en marcha por efectos del sobrepastoreo de ganado mayor y menor y por la deforestación sin reposición, se considera que aún hubiera sido posible la recuperación de los ecosistemas involucrados en el área de estudio, asegurando la provisión de bienes y servicios ambientales y hábitats propicios para la flora y fauna nativas.


            Factores condicionantes del ámbito político, como la inexistencia del concepto de planificación  y uso del espacio así como la ausencia de planes de utilización de la tierra y escasa reglamentación (y/o ausencia de cumplimiento) para la protección de los recursos, determinaron que efectivamente la condición de vulnerabilidad se alcanzara.





8.      DISCUSIÓN

El enfoque teórico y metodológico de la ecología de paisajes aplicado al análisis de grandes a medianas extensiones resulta muy adecuado para  abordar la complejidad espacial y entender la dinámica de los paisajes y/o poblaciones contenidas en el mismo,  desde una perspectiva integral.

  Sin embargo, quienes empleen dicho enfoque deben tener especial cuidado con la interpretación de las fuentes bibliográficas que consulten.

Es necesario tener en cuenta que tanto el cuerpo teórico como el metodológico, así como su empleo para la resolución de cuestiones prácticas, tiene mucho mayor grado de avance y construcción en países y/o regiones ricas, generalmente con fuerte desarrollo económico y en lo que concierne a la transformación del paisaje, fuerte desarrollo agrícola. En estos la matriz corresponde por lo general  al área cultivada, mientras que los parches representan retazos o remanentes de la primitiva vegetación original, al revés de lo que ocurre en países o regiones menos desarrolladas y con menor transformación del paisaje.

Tomada de Romero Vargas, M (2005)

Como ejemplo, nos remitimos a las tendencias señaladas por Santos y Tellería (págs. 25 y 26 del Apartado 5. Enfoque), según las cuales “una disminución del tamaño medio y un aumento del número de los fragmentos más “un aumento de la distancia entre fragmentos” con el consiguienteaumento de la relación perímetro/superficie”  lo que implica una mayor exposición del hábitat fragmentado a múltiples interferencias procedentes de los hábitats periféricos”  … “reduce progresivamente el tamaño de las poblaciones mantenidas por cada uno de los fragmentos, dificulta el intercambio de individuos entre las poblaciones aisladas y origina un deterioro de la calidad del hábitat en regresión, afectando a la supervivencia de las poblaciones acantonadas en los fragmentos”.

       Dichas tendencias (de uso común en la mayor parte de los textos consultados sobre el tema) interpretadas literalmente, inducirían a pensar que, dentro de una política de conservación, el objeto a conservar es el fragmento y no la matriz, cuando en nuestro caso lo planteamos a la inversa. De no hacerlo así, se estaría fomentando la persistencia y expansión de poblaciones de especies propias del fragmento (en nuestro caso, cultivos) que no son nativas.



En lo que concierne al efecto borde, en la mayor parte de la literatura consultada se afirma que la disminución del tamaño de los fragmentos se asocia a un incremento inevitable de la relación perímetro/superficie aumentando así  las condiciones adversas (que proceden de la matriz de hábitat), para muchas de las especies en aquellos acantonadas.
También en este caso y habida cuenta de que la primer parte de aquella afirmación es indudablemente cierta  y proviene de reglas geométricas básicas, una interpretación sin adecuación de la segunda parte llevaría a conclusiones erróneas.
Para nuestro estudio resulta claro que convendría que los fragmentos fueran pequeños, de modo tal que no significaran una barrera infranqueable para las especies de flora y fauna nativas. Por el contrario, fragmentos demasiado grandes o con alta compacidad  (baja distancia) entre fragmentos significaría un obstáculo para el mantenimiento de los principales flujos y funciones de los ecosistemas involucrados. Caso contrario, se estaría favoreciendo la expansión de especies invasoras (p.e. la “nueva” fauna y quizás “nuevas” malezas asociadas a la olivicultura). 





Suponiendo una situación real de un determinado paisaje en la cual fragmentos y matriz repartieran por igual el territorio (o bien con una pequeña ventaja de la matriz por sobre los fragmentos o bien a la inversa), sería de la mayor importancia determinar allí cual sería el “área mínima” de ecosistemas originales que asegurara la persistencia de sus funciones. Ello permitiría diseñar la mejor combinación de formas y distribución espacial de ambos elementos, de modo tal que tanto los objetivos de conservación como los objetivos de producción pudieran expresarse. En el muy improbable caso que ambos elementos repartieran el territorio no sólo por igual (o aproximadamente igual) sino además de manera totalmente aleatoria, con tamaños y distancias entre manchas de uno y otro elemento  bastante similares, aún sería posible aplicar métodos de ordenación territorial y técnicas de diseño para asegurar la necesaria conectividad entre manchas, a condición de contar con información mínima sobre las características biológicas de las poblaciones predominantes   ( o a conservar) en el área bajo tratamiento.

Otro aspecto que merecería una amplia discusión es el de la validez, significado ecológico, aplicabilidad, redundancia y sensibilidad de los diversos índices métricos utilizados por la ecología de paisajes.

Los textos consultados para la realización de esta Tesis de Grado abundan, en general, en el uso de los mismos. Sin embargo, la racionalidad de su interpretación no siempre resulta clara y/o no es suficientemente explicitada.
Aunque el análisis de índices de paisaje o métricas de configuración espacial escapa a los límites de esta Tesis, sugerimos a los interesados la lectura del siguiente artículo:

Mateucci, S. D. y Silva, M. (2005): “Selección de métricas de configuración espacial para la regionalización de un territorio antropizado”, GeoFocus (Artículos), nº 5, p. 180-202. ISSN: 1578-5157


En cuanto al método propuesto por Dinerstein y colaboradores (op cit) es de gran sencillez y bajo costo ya que sólo requiere del estudio de la estructura del paisaje, en términos de matriz, parches y corredores (resultantes de procesos de fragmentación) y es considerado  un potente estimador del estado de conservación y/o la integralidad ecológica (Correa do Carmo  y otros,  2002; Winter y otros, 2006; Lopez Barrera, 2004).

8.      CONCLUSIONES

Como se aprecia en los mapas de usos y cubiertas de suelos de ambos años, las Clases o Categorías establecidas no han variado, lo que significa que, a la escala de análisis empleada, el territorio ha mantenido el mismo grado de heterogeneidad del paisaje.




Sin embargo  se encuentran diferencias estructurales importantes:
  
En primer lugar:
 a) Un significativo aumento del número y tamaño de parches correspondientes  a Cultivos intensivos (Fotografías1 a 4), así como de su grado de compacidad.

Crecimiento del área cultivada.

Fotog. Nº 1: Año 1979 (Morláns, MC)          


                                      Fotog. Nº 2: Año 2007 (Romero, CM)


Fotog. Nº 3: Año 1979 (Morláns, MC)          



Fotog. Nº 4: Año 2007 (Romero, CM)


b) Seguido por el menos notable pero importante incremento de las áreas urbanas (Fotografías 5 a 8).

Crecimiento de la mancha urbana.


Fotog. Nº 5: Año 1979 (Morláns, MC)          



Fotog. Nº 6: Año 2007 (Romero, CM)
     

Fotog. Nº 7: Año 1979 (Morláns, MC)



Fotog. Nº 8: Año 2007 (Romero, CM)



 c) Las clases correspondientes a Oasis de riego (sector sur de los piedemontes) y Colonias se mantienen sin cambios (aunque ha de suponerse una pérdida de superficie de cultivos y un aumento de la urbanización, no discernible a la escala de trabajo),



d)     de modo que las únicas categoría que ven disminuida su superficie total son las correspondientes a Chacras (donde es posible que más de 1000 has hayan pasado a la Clase Cultivos) y especialmente a Hábitats Originales, que resulta aquí ser la matriz.  Tanto en el caso de las Áreas Urbanas como de las Cultivos Intensivos  (y especialmente en estos últimos) hay una tendencia a formas más regulares con la consecuente disminución de la relación Perímetro/Superficie y, en Cultivos Intensivos, una marcada tendencia a la agrupación de parches, reflejada en el aumento del tamaño promedio de los mismos.




En segundo lugar y con consecuencias negativas potencialmente mayores, se observa un notable empequeñecimiento de algunos sectores de la matriz que, de llegar a su completo estrangulamiento, determinarían una fragmentación brusca de la misma con pérdida de conectividad entre manchas de hábitat original.



Un tercer cambio a destacar y que no resulta del análisis de las imágenes sino de las tareas de campo, corresponde al aumento de la superficie alambrada. Este elemento, de carácter cultural es importante no por el área o tamaño que ocupa sino por ser una red artificial que, aunque aparentemente permeable, podría constituir una barrera infranqueable para cierto tipo de fauna.


El incremento de la superficie alambrada no pudo ser cuantificado pero, en término aproximados, puede asimilarse al del perímetro de la Categoría Cultivos Intensivos.  

En esta Categoría se observa además la presencia de cortinas rompe vientos, normalmente de casuarina, laurel, álamo, etc.,  que podría albergar una fauna propia, presumiblemente de organismos de pequeño tamaño y de especies diferentes a la fauna nativa (usuaria de la matriz) y, quizás, diferente también a la que podría encontrarse en el interior de los fragmentos (zona núcleo).

En cuanto a la Categoría Hábitats Originales, puede suponerse que en gran parte el uso de la tierra con prácticas agroganaderas tradicionales ha disminuido, induciendo un proceso de regeneración de la vegetación natural hacia estadíos de mayor estabilidad. Sin embargo, la explotación forestal continúa, ya que Manghi y otros (op. cit) han determinado que la pérdida de vegetación leñosa nativa en la provincia de Catamarca entre los años 1998 y 2002 fue de 65.130 hectáreas, correspondiendo 1,254 de ellas al departamento Capayán (posiblemente a las Unidades de Llanura Fluvio aluvio eólica y Aluvio eólica), 70 has al departamento Capital y 35 a Valle Viejo.





Considerando el Valle Central en su conjunto, se observa que los fragmentos correspondientes a la Clase Cultivos intensivos se encuentran actualmente (2007) concentrados en la Llanura Fluvio aluvio eólica y porción septentrional del Piedemonte Oriental y, con menos compacidad (en relación a la superficie de la Unidad), en la Llanura Aluvio eólica, siendo escasos y dispersos en la Playa con Barreales. En el Piedemonte Occidental no hay mayores variaciones, excepto por el aumento de la mancha urbana correspondiente a la ciudad Capital.


 Como se manifiesta claramente en la descripción de las Unidades Ecofisiográficas realizada por Morláns y Guichón (op. cit.), la vegetación de la Playa con Barreales presenta una composición florística indicadora de salinidad en el sustrato, que la tornaría improductiva.


Se puede especular, en consecuencia, que la implantación de nuevos cultivos alcanzó su límite sur y, de haber futura expansión, ésta sería en el sentido de los paralelos pudiendo, eventualmente, ocupar toda el área correspondiente a las Llanuras y ascendiendo por los Piedemontes Oriental y Occidental hasta donde la pedregosidad y pendiente del terreno lo permitiera y/o fuera rentable.



       De suceder efectivamente así  habría una importante interrupción de los flujos ecosistémicos entre el norte y el sur del Valle Central, con consecuencias indudablemente negativas para la flora y fauna nativas.

               En el Mapa No. 5 se señalan seis zonas de riesgo de estrangulamiento. Las tres de la parte superior interrumpirían el flujo de especies hacia el sur mientras que las tres de la parte inferior operarían a la inversa, provocando así una segmentación de las metapoblaciones en subpoblaciones.

               Entre ambas quedaría una porción de territorio que, considerada como un todo único, representaría una situación en la cual la matriz correspondería a las áreas cultivadas mientras que el Hábitat original quedaría reducido a fragmentos medianos a pequeños con escaso grado de conectividad entre ellos, lo que a su vez determinaría que el estado de conservación pase de “en peligro” a “crítico”.

Mapa No 5: Riesgos de estrangulamientos (en rojo en la imagen) IMAGEN LANDSAT TM año 1998 Escala 1:250.000




8.       RECOMENDACIONES

                 En razón de lo anteriormente expuesto se presenta un primer diseño de corredores biológicos (Mapa No 6) que, tentativamente y sin afectar mayormente la superficie cultivada, asegurarían la conectividad integral del Valle Central. Dicho diseño podría efectivizarse aplicando la Ley 26.331,  de Presupuestos mínimos de protección ambiental de los bosques nativos.

Para el diseño de los corredores se tuvo en cuenta  que  provean de una conexión entre hábitat, que ellos mismos sean hábitat, que sirva de lugar de paso o de asentamientos temporarios de algunas especies y que por su  tamaño y extensión cumplan con funciones ecológicas mínimas.

Teniendo en cuenta lo antes dicho se procedió a hacer un diseño tentativo de corredor ecológico o biológico siguiendo:

  • Los piedemonte del cordón Ambato Manchao y  del Alto Ancasti ya que estos todavía presentan áreas  en las que la vegetación nativa puede ser recuperada por lo que se deberían proteger del avance de cultivos y así no cortar el flujo de las especies.
·        Márgenes de ríos y arroyos. Protegidos por Ley Provincial N° 1.443, que “declara Zona de Reserva la comprendida en ambos lados de los caminos públicos en una extensión de diez metros en campos cerrados y de 50 metros en campos abiertos” y Decreto 1368/53 que declara “bosques protectores a los comprendidos en la cuenca de todos los ríos, arroyos, lagos, lagunas y manantiales... hasta una distancia de 200 metros a ambas márgenes de los mismos”. Al respecto consideramos que las distancias establecidas son totalmente insuficientes, de cara a los nuevos paradigmas.

  • Conectores este-oeste: pensados para evitar el estrangulamiento de las zonas de paso de las especies hacia las zonas de los piedemontes o márgenes de ríos.

Estos corredores de faja se interconectan conformando una red que, aunque sencilla, pueda permitir el traslado de las especies por todo o casi todo el territorio libre de intervenciones antrópicas severas.

            Debe destacarse que el ancho de los corredores propuestos es meramente indicativo y que su real dimensión debería determinarse en función de los requerimientos de hábitat y Población Vital Mínima (PVM) de al menos las especies faunísticas de mayor tamaño o especies clave en la regulación de la biodiversidad ecosistémica.

            Al respecto y a modo de ejemplo, Richard y otros (2006) han establecido que para un ambiente de Chaco Semiárido, un puma adulto requiere de 15 a 25 Km², siendo su PVM mayor a 550 individuos. Para el caso del zorro, el requerimiento de espacio es de 0,72 Km², con la misma PVM. Consecuentemente, para mantener dichas poblaciones se requerirían  825.000 y 39.600 has, respectivamente.

            Complementariamente y quizás bajo el amparo de la Ley Provincial N° 2308 de Protección de la Fauna Silvestre (que declara de interés público la protección, conservación, propagación, repoblación y explotación de la fauna silvestre útil que temporaria o permanentemente habita en el territorio provincial) se debería pensar en el establecimiento de Áreas Naturales Protegidas (ANP, Ley Provincial No. 5070) en sectores representativos de la Llanura Fluvio aluvio eólica y Aluvio eólica ya que ambas Unidades Ecofisográficas (y en especial la primera) están perdiendo aceleradamente su biota característica, sin que ésta se halle adecuadamente protegida en ningún sector del Chaco Arido, el que tiene muy escasa representación en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (alrededor de un 4 %) y ninguna en el Sistema Provincial.

            A modo tentativo en el mapa Nº 6 se proponen algunas ANPs.

MAPA No.6: Diseño de corredores biológicos y ANPs. IMAGEN LANDSAT TM año 1998 Escala 1:250.000





11. BIBLIOGRAFÍA  

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12. ANEXOS

12.1  Lista de especies citadas
Especies arbóreas

Acacia praecox                      
Aspidosperma quebracho blanco
Bulnesia retamo
Cercidium australe
Chorisia insignes
Geoffroea decorticans
Prosopis spp
Ruprechtia spp
Schinopsis haenkeana
Tabebuia nodosa
Zizyphus mistol   

Especies arbustivas inermes

Atriplex argentina
Bulnesia  foliosa
Bulnesia bonariensis
Capparis atamisquea
Cassia aphylla
Cortesia cuneifolia
Grahamia bracteata
Jatropha spp.
Larrea cuneifolia
Larrea divaricata
Lycium sp.
Maytenus vitis idaea
Salvia sp.
Suaeda divaricata
Trichomaria usillo

Especies arbustivas con espinas

Acacia aroma
Acacia furcatispina
Cassia acanthoclada
Castela coccinea
Celtis chichape
Condalia microphylla
Maytenus spinosa
Mimosa farinosa

Mimozyganthus carinatus
Plectrocarpa tetracantha
Prosopidastrum globosum
Prosopis pugionata
Prosopis reptans
Prosopis sericantha
Prosopis torquata
Prosopis sericantha
Ximena americana

Especies herbáceas

Aristida
Bouteloua
Digitaria
Gomphrena
Gouinia
Justicia
Neobouteloua
Selaginella
Setaria
Trichloris

12.2  Conferencia de la OEA – 1962

Recomendación relativa a la protección de la belleza y del carácter de los lugares y paisajes
Preámbulo
La Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, reunida en París del 9 de noviembre al 12 de diciembre de 1962, en su 12a reunión:
Considerando que, en todas las épocas, la acción del hombre ha causado a veces daño a la belleza y al carácter de lugares y paisajes que constituyen el ambiente natural de su existencia, empobreciendo de esta suerte el patrimonio cultural y estético e incluso vital de regiones enteras en todas las partes del mundo,
Considerando que con el cultivo de nuevas tierras, el desenvolvimiento a veces anárquico de los centros urbanos, la ejecución de grandes obras y la realización de vastos planes de organización e instalación industrial y comercial, las civilizaciones modernas han acelerado este fenómeno que hasta el pasado siglo había sido relativamente lento,
Considerando que este fenómeno tiene repercusiones no sólo en el valor estético de los lugares y paisajes naturales o creados por el hombre sino también en el interés cultural y científico que ofrece la vida salvaje,
Considerando que, por su belleza y carácter, la protección de paisajes y lugares definidos en la presente recomendación es necesaria para la vida del hombre, para el que son un poderoso regenerador físico, moral y espiritual y contribuyen a la vida artística y cultural de los pueblos como lo muestran muchos ejemplos universalmente conocidos,
Considerando además que los lugares y paisajes constituyen un factor importante de la vida económica y social de muchos países, así como un elemento importante de las condiciones de higiene de sus habitantes,
Reconociendo, sin embargo, que conviene tener en cuenta las necesidades de la vida colectiva, su evolución y el rápido avance del progreso técnico,
Considerando, en consecuencia, que es sumamente oportuno y urgente estudiar y adoptar las medidas necesarias para proteger la belleza y el carácter de los lugares y paisajes dondequiera y siempre que sea aún posible,
Habiéndosele presentado propuestas relativas a la protección de la belleza y el carácter de lugares y paisajes, cuestión que constituye el punto 17.4.2 del Orden del Día de la reunión,
Después de haber decidido, en su 11a reunión, que las propuestas relativas a este punto serían objeto de una reglamentación internacional mediante una recomendación dirigida a los Estados Miembros,
Aprueba, hoy once de diciembre de 1962, la presente recomendación.

La Conferencia General recomienda a los Estados Miembros que apliquen las presentes disposiciones y adopten para ello, mediante leyes nacionales, o de otra manera, las medidas encaminadas a poner en práctica, en los territorios de su jurisdicción, las normas y principios formulados en la presente recomendación.
La Conferencia General recomienda a los Estados Miembros que pongan la presente recomendación en conocimiento de las autoridades y organismos encargados de la protección de los lugares y paisajes y de la ordenación del territorio, de los organismos encargados de la protección de la naturaleza, del fomento del turismo, y de las organizaciones de la juventud.
La Conferencia General recomienda a los Estados Miembros que le presenten, en las fechas y en la forma que ella determinará, informes relativos a la aplicación que hayan dado a la presente recomendación.

I. Definición
1. A los efectos de la presente recomendación, se entiende por protección de la belleza y el carácter de los lugares y paisajes, la preservación y, cuando sea posible, la restitución del aspecto de los lugares y paisajes naturales, rurales o urbanos debidos a la naturaleza o a la mano del hombre que ofrecen un interés cultural o estético o que constituyen medios naturales característicos.
2. Las disposiciones de la presente recomendación tienen además por objeto completar las medidas de protección de la naturaleza.

II. Principios generales
3. Los estudios que se han de efectuar y las medidas que se han de aplicar para la protección de los lugares y paisajes se han de extender a todo el territorio del Estado y no han de limitarse a ciertos lugares o ciertos paisajes determinados.
4. Al determinar las medidas que se han de aplicar, conviene tener en cuenta el mayor o menor interés de los lugares y paisajes de que se trate. Estas medidas pueden variar, especialmente según el carácter y las dimensiones de los lugares y paisajes, su situación y la índole de los peligros que puedan amenazarles.
5. La protección no se ha de limitar a los lugares y paisajes naturales, sino que se ha de extender también a los lugares y paisajes cuya formación se debe total o parcialmente a la mano del hombre. Así, convendría dictar disposiciones especiales para lograr la protección de ciertos lugares y paisajes tales como lugares y paisajes urbanos, que son en general los más amenazados, sobre todo por las obras de construcción y la especulación de terrenos. Conviene establecer una protección especial en las proximidades de los monumentos.
6. Las medidas que se adopten para la protección de los lugares y paisajes han de tener carácter preventivo y correctivo.
7. Las medidas preventivas para la protección de los lugares y paisajes han de tender a protegerles contra los peligros que les amenacen. Estas medidas han de consistir esencialmente en el control de los trabajos y actividades que puedan causar daños a los lugares y paisajes, y en particular de:
a. La construcción de toda clase de edificios, públicos o privados. Los planes se concebirán de tal modo que se respeten ciertas exigencias estéticas relativas al propio edificio, y deberán estar en armonía con el conjunto que se quiere proteger, evitando caer en una fácil imitación de ciertas formas tradicionales y pintorescas;
b. La construcción de carreteras;
c. Las líneas eléctricas de alta y baja tensión, las instalaciones de producción y de transporte de energía, los aeródromos, las estaciones de radio, televisión, etc.;
d. La construcción de autoservicios para la distribución de carburantes;
e. Los carteles publicitarios y los anuncios luminosos;
f. La tala de arbolado, inclusive la destrucción de árboles que contribuyen a la estética del paisaje y en particular los que bordean las vías de comunicación o las avenidas;
g. La contaminación del aire y del agua;
h. La explotación de minas y canteras y la evacuación de sus desechos;
i. El alumbramiento de aguas, los trabajos de regadío, las presas, los canales, los acueductos y la regularización del curso de los ríos y torrentes, etc.;
j. El "camping";
k.     El depósito de materiales y de materias usados así como de detritos y desechos domésticos, comerciales o industriales.
8. En la protección de la belleza y del carácter de los lugares y paisajes, conviene tener también en cuenta los peligros que resultan de ciertas actividades de trabajo o de ciertas formas de vida de la sociedad contemporánea, por el ruido que provocan.
9. Las actividades que entrañen un deterioro de los lugares o paisajes situados en zonas especialmente clasificadas o protegidas de otro modo no se han de tolerar más que cuando lo exija de modo imperioso el interés público o social.
10. Las medidas correctivas han de tender a remediar el daño causado a los lugares y paisajes y, dentro de lo posible, a restaurarlos.
11. Para facilitar la labor de los servicios públicos encargados en cada país de la protección de los lugares y paisajes, deberían crearse institutos de investigación científica destinados a colaborar con las autoridades competentes para facilitar la armonización y la codificación de las disposiciones legislativas y reglamentarias correspondientes. Estas disposiciones, y los resultados de los trabajos efectuados por los institutos de investigación, deberían reunirse en una publicación periódica única de carácter administrativo, puesta al día.

III. Medidas de protección
12. La protección de los lugares y paisajes se ha de lograr recurriendo a los métodos siguientes:
a. El control general de las autoridades competentes;
b. La imposición de servidumbres en los planes de urbanización y en los planes de ordenación en todos los ámbitos: regionales, rurales y urbanos;
c. La clasificación "por zonas" de los paisajes extensos;
d. La clasificación de lugares de interés aislados;
e. La creación y conservación de reservas naturales y parques nacionales;
f. La adquisición de lugares de interés, por las colectividades publicas.
Inspección general
13. Debe ejercerse una inspección general en todo el territorio del país sobre los trabajos y las actividades que puedan causar daño a lugares y paisajes.
Planes de urbanización y ordenación de las regiones rurales
14. Los planes de urbanización o de ordenación de las regiones rurales han de contener disposiciones relativas a las servidumbres que han de imponerse para la protección de los lugares y paisajes – incluso los que no estén clasificados especialmente – comprendidos en el territorio abarcado por esos planes.
15. Se han de trazar planes de urbanización o de ordenación de las regiones rurales, en función de su orden de urgencia, sobre todo para las ciudades o regiones en vías de rápido crecimiento, cuando la protección del carácter estético o pintoresco del lugar justifique el establecimiento de tales planes.
Clasificación "por zonas" de los paisajes extensos
16. Estos paisajes deben ser objeto de una clasificación "por zonas".
17. Cuando, en una zona clasificada, el carácter estético es de interés primordial, la clasificación "por zonas" ha de entrañar el control de la parcelación y la observancia de ciertas disposiciones generales de carácter estético referentes al empleo de los materiales y a su color, a las normas de altura, a las precauciones necesarias para disimular las excavaciones debidas a la construcción de presas o a la explotación de canteras, a la reglamentación de la tala de árboles, etc.
18. La clasificación "por zonas" debe ponerse en conocimiento del público y deben dictarse y difundirse además las normas generales relativas a la protección de los paisajes que sean objeto de tal clasificación.
19. En general, la clasificación "por zonas" no debería dar derecho a indemnización.
Clasificación de lugares de interés aislados
20. Los lugares aislados y de pequeñas dimensiones, naturales y urbanos, así como las partes de paisaje que ofrezcan un interés excepcional, han de ser especialmente clasificados. Asimismo han de clasificarse los terrenos en que se goce de una vista excepcional y los terrenos e inmuebles que circunden un monumento notable. Cada lugar, terreno o edificio especialmente clasificado ha de ser objeto de una decisión administrativa especial, notificada al propietario.
21. Esta clasificación especial ha de llevar consigo, para el propietario, la prohibición de destruir el lugar o de modificar su estado o aspecto sin previa autorización de las autoridades encargadas de la protección.
22. La autorización que se conceda deberá ir acompañada de todas las condiciones convenientes para la protección del lugar. No se necesitará, sin embargo, ninguna autorización para los trabajos de explotación normal de las fincas rústicas ni para los trabajos corrientes de conservación de las construcciones.
23. La expropiación por los poderes públicos, así como la ejecución de toda clase de obras públicas en un lugar clasificado especialmente, han de estar subordinadas al consentimiento previo de las autoridades encargadas de la protección. Nadie ha de poder adquirir, por prescripción, en un lugar clasificado especialmente, derechos que le permitan modificar el carácter o el aspecto del lugar. El propietario no podrá establecer ninguna servidumbre contractual sin el acuerdo de las autoridades encargadas de la protección.
24. La clasificación especial ha de llevar consigo la prohibición de contaminar los terrenos, el aire y las aguas de cualquier manera que sea. Además, la extracción de minerales ha de estar sujeta a una autorización especial.
25. Se ha de prohibir toda publicidad en los lugares clasificados especialmente y en sus inmediaciones o limitarla a determinados sitios fijados por las autoridades encargadas de la protección.
26. El permiso de acampar en un lugar clasificado especialmente debe excluirse en principio y concederse sólo en terrenos delimitados por las autoridades encargadas de la protección y sometidos a su inspección.
27. La clasificación especial de un lugar debería permitir el reconocimiento al propietario de un derecho a indemnización cuando la clasificación le produzca un perjuicio directo y evidente.
Reservas naturales y parques naturales
28. Los Estados Miembros han de incorporar parques nacionales destinados a la educación y distracción del público o reservas naturales parciales o completas a aquellas zonas o lugares que ofrezcan condiciones para ello y cuya protección convenga efectuar. Tales reservas naturales y parques nacionales han de constituir un conjunto de zonas experimentales destinadas también a los estudios sobre la formación y restauración del paisaje y la protección de la naturaleza.
Adquisición de lugares de interés, por las colectividades públicas
29. Los Estados Miembros han de procurar que las colectividades públicas adquieran terrenos que formen parte de un paisaje, o de un lugar que convenga proteger. Cuando sea necesario, esta adquisición ha de poder efectuarse por vía de expropiación.

IV. Aplicación de las medidas de protección
30. Las normas y principios fundamentales que regulen en cada Estado Miembro la protección de los lugares y paisajes han de tener fuerza de ley, encomendando a las autoridades responsables las medidas de aplicación, dentro de las atribuciones que les confiere la ley.
31. Los Estados Miembros deberían crear organismos especializados de carácter ejecutivo o consultivo.
32. Los organismos de carácter ejecutivo han de ser servicios especializados centrales y regionales encargados de aplicar las medidas de protección. Para ello, estos servicios han de tener la posibilidad de estudiar los problemas de la protección y de la clasificación especial, efectuar encuestas in situ, preparar las decisiones que hayan de tomarse y vigilar su ejecución. Han de estar encargados también de proponer las medidas destinadas a reducir los peligros que pueda presentar la ejecución de ciertos trabajos, o a reparar los daños causados por ellos.
33. Los organismos de carácter consultivo deberían ser comisiones, de carácter nacional, regional o local, encargadas de estudiar las cuestiones relativas a la protección y de comunicar su opinión sobre esas cuestiones a las autoridades centrales o regionales o a las autoridades locales interesadas. Debería pedirse el dictamen de esas comisiones en todos los casos y en el momento oportuno, especialmente en la fase del anteproyecto cuando se trate de obras de interés general y de gran importancia, como la construcción de autopistas, la colocación de instalaciones hidrotécnicas, la creación de nuevas instalaciones industriales, etc.
34. Los Estados Miembros deberían facilitar la creación y el funcionamiento de organismos no gubernamentales, de carácter nacional o local, cuya misión consistiría, entre otras cosas, en colaborar con los organismos mencionados en los párrafos 31, 32 y 33, especialmente informando a la opinión pública y advirtiendo a los servicios responsables de los peligros que amenacen a paisajes y lugares.
35. La infracción de las normas de protección de los lugares y paisajes ha de llevar consigo el resarcimiento de daños y perjuicios o la obligación de reponer las cosas en su estado primitivo, en la medida de lo posible.
36. Conviene establecer sanciones administrativas o penales para los casos de daños causados voluntariamente a los lugares y paisajes protegidos.

V. Educación del público
37. Debe emprenderse una acción educadora, dentro y fuera de las escuelas, para despertar y estimular el respeto del público por los lugares y paisajes, y dar a conocer las normas dictadas para lograr su protección.
38. Los maestros y profesores a quienes se encomiende esta función educadora en la escuela, deberán adquirir para ello una preparación especial, en forma de cursillos especializados de estudios en los centros de enseñanza media y superior.
39. Los Estados Miembros deberían también facilitar la tarea de los museos existentes con el fin de intensificar la acción educativa ya emprendida en tal sentido por ellos y estudiar la posibilidad de crear museos especiales o secciones especializadas en los museos existentes, para el estudio y la presentación de los aspectos naturales y culturales característicos de determinadas regiones.
40. Fuera de la escuela, la educación del público debería ser misión de la prensa, de las asociaciones privadas de protección de los lugares y paisajes o de protección de la naturaleza, de los organismos encargados del turismo y de las organizaciones de la juventud y de educación popular.
41. Los Estados Miembros han de facilitar la educación del público y estimular la acción de las asociaciones, organismos y organizaciones dedicados a esta tarea, prestándoles una ayuda material y poniendo a su disposición y a la de los educadores en general, los medios apropiados de publicidad tales como películas, emisiones radiofónicas o de televisión, material para exposiciones permanentes, temporales o ambulantes, folletos y libros capaces de lograr una gran difusión y concebidos con un espíritu didáctico. Además, por medio de la prensa, de las revistas y de las publicaciones periódicas regionales podría lograrse una gran publicidad.
42. Deberían establecerse jornadas nacionales o internacionales, concursos y otras manifestaciones análogas, para hacer resaltar el valor de los lugares y paisajes naturales o creados por el hombre, a fin de llamar la atención del público sobre la gran importancia que tiene para la colectividad la protección de su belleza y su carácter.
Lo anterior es el texto auténtico de la Recomendación aprobada en buena y debida forma por la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en su duodécima reunión, celebrada en París y terminada el doce de diciembre de 1962.
EN FE DE LO CUAL estampan sus firmas, en este día decimoctavo de diciembre de 1962,

El Presidente de la Conferencia General El Director General


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